Discos
Delicias escondidas
Juan Krakenberger
Este CD trae en total 21 pistas, la más breve de apenas 0.41’, la más larga de 5.56’. Excepto seis pistas con música compuesta por el violonchelista invitado Ernst Reijseger, el resto son trozos -mayormente danzas- compuestos en los siglos XVI y XVII por compositores ingleses, italianos y franceses para conjunto de violas. Las seis composiciones contemporáneas hacen lo mismo: aprovechan el sonido peculiar de las violas para acompañar al violonchelo moderno, en breves piezas características, más o menos interesantes, pero que suenan bien, y que contribuyen a la gran variedad que caracteriza este disco.
Pero concentrémonos sobre la música antigua. Llama la atención cómo, aun en aquella época, se puede distinguir claramente la música inglesa de la italiana o francesa, por el carácter de las melodías y el uso de los ritmos. La música inglesa es sencillamente más juicy (jugosa) -más libertina, si se quiere-, gozando los placeres de la vida. Las dos Almains (Allemandas) de John Jenkins, o The Pashion of Musicke (en inglés antiguo, “La pasión de la música”) de Tobias Hume lo atestiguan claramente.
A mí me gustó también mucho la Tocata I Del Secondo Tono de Giovanni María Trabaci, muy movida, y La Portugaise de Antoine Forqueray en arreglo de Fahmi Alqhai, uno de los violistas del conjunto. Esta danza, en tres por cuatro, tiene mucha marcha y es deliciosa.
La calidad instrumental es remarcable: afinación perfecta y sonoridad muy cuidada. Tanto es así que en acordes lentos esto suena como un órgano, y por ello han incluido un trozo tradicional, llamado Bagpipe (gaita), que uno puede confundir sin muchas dudas con un conjunto de gaitas.
La música de este CD sirve magníficamente como música de fondo para alguna escena teatral o un baile antiguo. Se trata de música popular muy culta, compuesta en gran parte por maestros de capilla de aquella época que deseaban apartarse de la música eclesiástica (que era la música seria de entonces), y lo lograron, sin lugar a dudas. No por ser menos conocidos dejan de ser músicos de importancia. Y hay que agradecer a Vittorio Ghielmi y todo su equipo que hayan buscado y encontrado esta caja de joyas.
El CD viene dentro de un álbum de muy artística presentación, pero aparte de los nombres y títulos, no trae comentario alguno. Tampoco hacen falta: esta música habla por sí mismo. ¡Una delicia!
Este disco ha sido enviado para su recensión por Diverdi
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