Discos
... y que cumplas muchos más!
Paco Yáñez
Después de 22 años de intenso trabajo, pocas presentaciones necesita ya el Klangforum Wien para aquellos que frecuenten el repertorio contemporáneo, en el que esta agrupación se encuentra al más alto nivel; para muchos en el primer escalón con el Ensemble Modern de Frankfurt. Para el melómano poco habituado a la creación de las últimas vanguardias, decir que el Klangforum es un ensemble fundado en 1985 por el director y compositor suizo Beat Furrer. Su plantilla consta de 24 extraordinarios solistas, que se organizan de forma democrática, teniendo todos ellos poder de decisión en cuestiones artísticas; terreno éste en el que colaboran estrechamente con numerosos directores y compositores, redefiniendo las convenciones clásicas de relación entre estos tres agentes fundamentales de la producción musical. Se trata, por lo tanto, de un “trabajar juntos”, como ellos dicen, y de hacerlo en un repertorio que se extiende desde la Segunda Escuela de Viena hasta los últimos estrenos mundiales. Todas las nuevas músicas, del jazz al espectralismo, de la libre improvisación a la ‘música concreta instrumental’, están presentes en su repertorio, que han dado a conocer en numerosos países (promedian más de 80 conciertos anuales), así como en una creciente oferta en CD, producciones teatrales y audiovisuales, siempre con unos altos niveles de calidad.
Para su décimo aniversario en 1995, el Klangforum programó una serie de conciertos en la Konzerthaus vienesa con la colaboración de numerosos solistas, directores y compositores. Aquellos conciertos constituyeron todo un acontecimiento cultural, y su grabación para el sello Durian una oportunidad de constatar la madurez técnica y artística de los vieneses a los diez años de su unión. Hace unos meses, me contaba en una entrevista Johannes Kalitzke la necesidad de que un ensemble encuentre su estilo, su ‘cultura sonora’, y el Klangforum Wien era uno de los ejemplos que él ponía de verdadero sonido propio; aspecto éste en el que también incidía Peter Rundel sobre este mismo ensemble, en la reciente entrevista que con el director alemán mantuve en Porto. Como vemos, tanto directores como compositores tienen clara la personalidad propia y diferenciada del conjunto vienés.
¿Y cuál es esa personalidad? Pues el presente CD es un ejemplo en grado sumo de su estilo y ‘cultura sonora’, que podríamos caracterizar por una sobresaliente técnica y una musicalidad realmente versátil y flexible. Frente a un Ensemble Modern que posee una capacidad técnica prodigiosa, pero un sonido más monolítico, una firma más constante en cada ejecución, marcada por su absoluta precisión y su reconocible ‘ritmo interno’, el Klangforum Wien resulta más maleable, a la par que menos abrumador, pero si cabe más poético y sugerente en su interpretación.
De las obras presentes en este doble compacto algunas ya las conocía en interpretación del propio Klangforum, como las de Giacinto Scelsi (1905-88), Helmut Lachenmann (1935) y Hans Zender (1936), todas ellas grabadas en su día para Kairos y también dirigidas, como aquí, por el propio Zender. Sorprendente me ha resultado la versión de Musik mit Leonardo (1992), de Lachenmann, para mí una de las últimas obras maestras del siglo XX. Después de escuchar partitura en mano sus 22:08 minutos (esfuerzo que siempre me deja exhausto), me queda claro que no nos encontramos ante la perfección total de un Ensemble Modern (ECM 1789), pero sí ante una versión de una personalidad riquísima, y curiosamente muy diferente de la grabada por los mismos intérpretes (con el propio Lachenmann en el recitado) tres meses antes para Kairos (0012202 KAI). La versión del Konzerthaus es oscurísima, siniestra; más atenta al “miedo” que al “deseo” que suponen esas “dos cosas” a las que Leonardo da Vinci se refería en el texto tomado por el de Stuttgart. De las seis versiones que conozco de esta pieza me atrevería a decir que ésta es la más particular de todas, además de poseedora de timbres ciertamente impresionantes en las diversas técnicas de ‘música concreta instrumental’ que Lachenmann va desplegando en su desarrollo. Los diversos enunciados fonéticos diseminados por la composición también se escuchan con bastante nitidez, ayudando a percibir mejor las frases y a hacer de esta una versión digna de ser conocida, como me recomendaba el propio Lachenmann el pasado año, cuando me recordaba una vez más las virtudes del Klangforum Wien.
I Presagi (1958) y Furin no Kyo (1989) también me han sonado muy distintas en estas tomas (si bien las versiones de Kairos son, en estos casos, posteriores a las de este CD), confirmando la versatilidad de los vieneses para los más variados repertorios. Técnicamente impecables, en la pieza del italiano me ha llamado la atención la fuerza y audacia con las que Zender despliega los metales, ‘a tumba abierta’ en comparación con la versión de Kairos (0012032 KAI), quizás más equilibrada y académica, pero menos espontánea y visceral que esta versión vienesa. Para la obra de Zender recomiendo quizás más su versión en Kairos (0012262 KAI)
Junto con estas obras, nos encontramos a Friedrich Cerha dirigiendo una modernísima lectura del Lied der Waldtaube (1922), típico arreglo para grupo de cámara del Schönberg de los años veinte. Con mucho trayecto artístico recorrido, en esta instrumentación Schönberg redescubre su propia música y el Klangforum, a su vez, este arreglo. Notable presencia vocal y sabia dirección de Cerha en una muy buena versión.
Beat Furrer (1954) dirige su obra Ensemble (1983), composición de vibrante puntillismo, que deja ver la influencia de Pierre Boulez, así como la transición que en los ochenta se operó en la estética del suizo hacia un ambiente más poético y evocador, por momentos casi con ecos y presencias del pasado. Notabilísimo el viento-madera y sobresalientes al piano Marino Formenti y Florian Müller, completando una versión referencial. Dirige Furrer también Imakosowa-Brich auf! (1995), de Mayako Kubo (1947); una potente y ecléctica composición que se mueve entre ecos de oriente y una fuerte estructura de influencia centroeuropea, repleta de variados procedimientos típicos de la avantgarde. Impresionante el metal del Klangforum y la voz de Hirayama en las complejas técnicas vocales de la obra, que vio en este concierto su estreno mundial y, por lo tanto, su primera -y excelente- grabación.
Otro de los habituales en el repertorio del Klangforum es Wolfram Schurig (1967), que en este caso nos propone su obra CRWTH (1993) Esta composición supone todo un tour de force para viola solista, resuelto magistralmente por Dimitrios Polisoidis, viola principal del Klangforum y auténtico experto en este tipo de complejas piezas.
Para terminar, un grupo de obras compuestas por instrumentistas que forman parte de la plantilla del Klangforum Wien, en las cuales se percibe un enorme talento para la escritura virtuosística, así como la filiación de estos músicos con las diversas corrientes que han marcado la música centroeuropea de las últimas décadas. Tal es el caso del violonchelista Andreas Lindenbaum (1963), que dirige su composición Grodek (1983), un trabajo para voz y ensemble que deja ver las notables influencias que este músico total(intérprete / compositor / director) ha recibido después de tantos años de trabajo con las últimas vanguardias del siglo XX.
Esto se acentúa aún más, si cabe, en la espectacular Stereodesaster (1995), que veía en este concierto su estreno mundial. Obra del contrabajista Uli Fussenegger (1966) y del trompetista Michael Gross (1967), supone un collage de las técnicas más variadas. Cojan ustedes unas sirenas de guerra, una buena dosis de electrónica, el Poème Symphonique para 100 metrónomos (1962) de Ligeti, unos cuantos metales de visceralidad scelsiana, los recitados numéricos del Helikopter-streichquartett (1992-93) de Stockhausen, y un puñado de técnicas de ‘música concreta instrumental’, y quizás se aproximen a esta provocadora y mordaz obra, realmente interesante. La interpretación del Klangforum es tan impresionante como la propia composición. Por último, la clarinetista Donna Wagner Molinari (1957) nos presenta su brevísima After the rain (1995); casi un haiku en apenas un minuto y medio. Supone un estreno mundial y una magnífica ejecución de la soprano Julie Moffat, voz tan asociada al grupo vienés, en esta evocadora y poética obra, cuyos agudos registros casi parecen los rayos del sol reflejados en una superficie mojada por la lluvia.
Las tomas sonoras no son tan espectaculares como aquellas a las que nos tiene acostumbrados el Klangforum en Kairos, pero resultan correctas y suficientes para percibir la excelencia y la personalidad de las lecturas de los vieneses. Libreto y edición de lo más peculiar, simplemente con los datos -detalladísimos- y letras -en idioma original- de las obras, dispuestas de forma muy poco convencional, en un atractivo pero poco inteligible diseño.
Este disco ha sido enviado para su recensión por el Klangforum Wien
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