Elena Sancho Pereg fue una Adina irreprochable.Un canto bello y brillante, dulce y ligero, como alado.Agudos limpios y seguros, excelente emisión y sólido y elegante desempeño escénico.Muy brava.
Camarena y Nadine Sierra recrearon y transmitieron la vehemencia y rabia de un amor prohibido en el que refulge y quema la gran frase de Shakespeare: 'las entrañas de los padres son de piedra'.Brutal.
Treviño tiende a trabajar Mahler con mucha potencia de sonido.Fiel a su estilo, propuso una 'Tercera' apasionada, impactante, con unas dinámicas intensas, rebosante de fuerza y, en el último movimiento, asertiva y emocionante (y algo ensordecedora)
Es el estilo de Omer Meir Wellber: locuaz, sin batuta, gimnasia y colegueo, y con ese estilo disfruta, o eso parece, de su mucho protagonismo sobre el podio
Uchida y Biss, aunque no sean un dúo estable de piano, han ensayado -y mucho- juntos, y además tienen un entendimiento natural evidente: los fraseos y las dinámicas fueron casi perfectos
La Octava soporta desde su origen la marca de su potencial enormidad.Emil Guttman la sobrenombró “de los mil” en su estreno mundial (a pesar de Mahler).Con ocasión de este estreno, el cartel anunciador especificaba el número de componentes de los dos grandes coros mixtos (400 + 400) y del coro infantil (150), aunque evitó el uso de la expresión “de los mil” (que sí ha empleado Quincena).
El sonido de Sokolov es extremadamente limpio.Un encuentro con un sonido como llegado de otro tiempo que se impone y se hace diálogo íntimo, rostro contra rostro, incluso en un espacio tan grande como Kursaal.
Entre los muebles de un hogar acomodado y habitado por seres tan condenados, grotescos e impotentes como las almas del infierno de El Bosco, y tan enredados en su misma sinrazón, deambula un Pasolini cuya vigencia es deslumbrante
Ekaterina Semenchuk fue una enorme actriz, una actriz consumada, pero fue sobre todo una cantante con unos graves de una profundidad bellísima, portadores de una personalidad aterradora y conmovedora, de los que partía sin dificultad al encuentro de un registro agudo homogéneo, bello y de gran amplitud y facilidad.
La Sinfónica de Bilbao, BOS, se acopló y sonó tan bien como de costumbre, pero quizá hubiera estado más feliz sonando con un poco más de duende e imprevisibilidad.Por su parte el elenco presentado por ABAO no generaba grandes expectativas, pero sí garantizaba una calidad objetiva suficiente