¿No sería mejor que pidiéramos a cada intérprete que sea un buen (y si posible excelente) artesano?Que respete las reglas de su arte, que cumpla con la partitura dando todas las notas en buen estado, que cumpla con el libreto respetando el sentido, y que cumpla con una y otro dando emoción.
La doncella de Orleans de Chaikovski se percibe inevitablemente en estos convulsionados tiempos como una metáfora sobre la pérfida agresión de la Rusia de Vladimir Putin, contra la Ucrania del presidente Volodímir Zelenski.
'La Périchole' representa tal vez el último título popular de Offenbach que el existoso tándem Pelly-Minkowski todavía no había presentado en París.Y es que Laurent Pelly y Marc Minkowski desde hace más de veinte años han conseguido redorar la reputación de Offenbach con espectáculos excelentes tanto desde el punto de vista escénico como musical.
Lleno completo: en el teatro Alighieri y los hoteles circundantes, con un público internacional atraído no solo por la primera edición post-COVID de este festival otoñal, sino por una experiencia desafortunadamente inusual.
Grigolo se presentaba en el Liceu y lo hizo en la mejor actuación que yo le recuerde y en un rol difícil.Desde luego es el mejor Manrico de los que he oído aquí.Frizza tuvo una buena actuación frente a una competente orquesta: en particular, concertó bien.
Versión suficiente como para mantener el interés, disfrutar mucho en algunos momentos y reconocer el trabajo, pero falta de ardor, arrobamiento, rapto o como quiera decirse
Frente a este Goliat, lo más que puede esperarse de un director de orquesta es un David capaz de controlar las dinámicas para que el ejército de instrumentistas de exprese como pueda, pero claro está que los directores de orquesta talentosos pueden hacer algo más.
Robert Gleadow sobreactuó llenando la representación de bailecitos, tics y muecas repetidos.Estas tonterías intoxicaron no sólo la acción sino también los concertantes y alcanzaron su clímax en los saludos finales.
La batuta de Juanjo Mena planifica el abigarrado orgánico de 'Juana de Arco en la hoguera' con atención al más mínimo detalle, tanto de los elementos serios como los más prosaicos.Su entendimiento de estas obras ha permitido experimentar, hasta el éxtasis y la sublimación final de una tragedia que concluye plácida y armónicamente en un suspiro, esa sensación de auténtica poesía sonora de unos cánticos corales que envuelven a la mundanidad más vulgar y a la más devota espiritualidad del texto de Paul Claudel.