La calidad musical, el brío y la frescura de la Messa di Gloria, obra juvenil de Puccini, aseguraron su creciente popularidad, tras su redescubrimiento a principios de la década de 1950.
Geréb y Schoeck intentan infructuosamente aquí darle un giro moderno y sazonar con bailarinas y bailarines de street dance y artistas de Spoken Word a una rareza del repertorio operístico clásico de trama muy simple, convirtiendo todo en un mamarracho sin ton ni son.
El canto a la libertad de 'Guillaume Tell', que se funde con la paz de los elementos naturales, es uno de los momentos más altos de la música lírica, no sólo del teatro de Rossini.Estremecedor.
Dausgaard no se complicó la vida -bastante complicada es la 'Sexta' de Mahler en sí- y ofreció una interpretación que escapó de cualquier exceso psicoanalítico y fue directamente al grano.Tampoco incurrió en excesos sonoros, aunque aquí hay que tomar en consideración la ingrata acústica de esta sala
Las voces aterciopeladas y en tonalidades turquesa de Adriana González y Marina Viotti parecen muy adecuadas para el colorido toque de esta música, ampliamente meridional e inundada de luz, cuya picardía culmina en su amor a la vida.
Lo que más disfruté de este concierto fue la naturalidad de los niños en la sala, con la música y con las explicaciones, y su conocimiento de los rituales del concierto.La Orquesta de la Suisse Romande tiene futuro y eso es lo más importante.
“Cuando uno escucha su nombre, es necesario cerrar dos dedos de la mano derecha para evitar el mal ojo.Muy parisien.Bien elegante” [Flaubert sobre Offenbach]
Esta Cenicienta no es una damisela pasiva a la espera de un caballero salvador.Toma las riendas de su destino, hasta el punto de que no pierde el zapato de cristal, sino que se lo entrega al príncipe.