Es una gran fortuna que aún se pueda ver en Múnich la hermosa puesta en escena de 'La cenicienta' realizada hace cuarenta y cuatro años por Jean-Pierre Ponelle.Desgracidamente la dirección de actores ha sido algo adulterada y ha perdido parte de su encanto y su elegancia
Sin duda el más completo e interesante de este reparto era el Dandini de Pachón, que se mostró muy dueño del escenario, con un bello instrumento, mucho estilo, y una personalidad y comicidad más espontáneas que las exhibida por su colega en el primer reparto.
En esta 'Cenerentola' se utilizó una producción de Dante ya vista en Roma y que -como casi todas los de ella- tuvo rasgos reiterativos y a veces discutibles dentro de un enfoque interesante
Ligorio evita hábilmente el final un tanto simplón de cuento de hadas con el matrimonio y el perdón.Al final, Angelina no se dirige a su aristocrático amante, sino al guionista Alidoro.En última instancia, el final feliz queda abierto, el de Rossini aparece como una de las muchas posibilidades.
Sin estar ante una obra maestra, ‘L’aio nell’imbarazzo’ es una obra hoy poco frecuentada que merece claramente una reposición más frecuente a condición de encontrar intérpretes adecuados
La puesta en escena de Gallienne oscila entre el respeto al libreto y a las situaciones, con buena dirección de actores, y alguna que otra idea peregrina de las que parecen "necesarias" para que pueda decirse que el director de escena no ha hecho un trabajo banal.
El regista Stefan Herheim se inclina por cierto componente fantástico inherente a la narración, optando por guiños aislados mientras suena la obertura en un ejercicio coreográfico que hace desfilar a todos los personajes de la obra, en lo que desarrolla una mini historia dentro de la trama general, que gira en torno a una limpiadora de hoy en día con anhelos de prosperar en la vida.
Pelly describe dos mundos, el real, situado en una época cercana, con vestuario y objetos contemporáneos, y el onírico proyectado por Cenerentola, que vaga entre distintas tonalidades de rosas y morados por el siglo XVIII, con sus trajes, pelucas y atrezo fantástico.
Para Van Nevel, la cuestión tímbrica es de primera necesidad: alimenta el sonido del coro con una paleta de colores que solo un grupo como Huelgas Ensemble puede hacer.Le apasionan los cambios en las texturas, y elige adecuadamente a los cantantes para cada una de las obras que interpreta.
Matteo Olivieri tiene ‘ángel’, pero con Rossini eso no basta.O más bien, visto el papel, debería decir ‘duende’.Y este Dandini esbelto, desenvuelto, capaz de bailar o saltar cantando sus frases, con una articulación clarísima, merecía la pena.