Tamerlano incluye música de Vivaldi, Giacomelli , Broschi y Hasse.Eso sí, Bayaceto y Asteria, los príncipes turcos, tienen música solo del Prete Rosso, mientras que los demás (turcos y griegos) de los compositores de la escuela napolitana.
Al igual que ya hiciera con Serse, Maxim Emelyanychev revela un olfato dramático certero, una dirección musical contrastada, matizada y, sobre todo, teatral.Cuando Händel encuentra una batuta que secunda sus intenciones el resultado es imbatible, algo posible gracias a Il Pomo d’Oro, una orquesta brillante y homogénea, espléndida en las casi cuatro horas del registro de principio a fin.
En la ambientación en un vistoso y variado set de folletín televisivo de los años ochenta, todo nos recordaba a las archiconocidas Dallas o Dinastía, y precisamente de una dinastía habla el libreto, por lo que la asociación no se salía demasiado de raíl.
La elegancia y musicalidad de Ann Hallenberg quedó además patente en las famosas “Sposa son disprezzata”, en “Vieni o figlio” o en la propina, marca de la casa: “Lascia ch’io pianga”
Bartoli patentó un modelo de recital que no solo tuvo un éxito fulminante, sino que ha sido copiado con fruición por otros cantantes posteriormente: articular un programa en torno a un compositor, un universo musical o un cantante paradigmático, como fue el caso de la Malibran.
The Farinelli Manuscript.Arias de Carlo Broschi (“Son qual nave ch’agitata”), Gaetano Latilla (“Vuoi per sempre abbandonarmi”), Niccolò Conforto (“Ogni dì più molesto… Non sperar, non lusingarti”), Geminiano Giacomelli (“Quell’usignolo”, “Invan ti chiamo, invan ti cerco… Al dolor che vo’ sfogando”), Giovanni Battista Mele (“Io sperai del porto in seno”).
Destaca por su calidad sobresaliente el Tirinto referencial de Ann Hallenberg a quien no se le resiste ni lirismo ni coloratura, siempre en estilo, con una calidad y rotundidad vocal que la sitúan sistemáticamente como intérprete referencial para el barroco, con independencia del autor que aborde, tal es su versatilidad y sabiduría.
Cuando hablamos de cantantes históricos con una técnica tan distinta de la actual, la extensión de la voz no cuenta para nada.Lo que gustaba de los castrados era el timbre.Los había, como Farinelli, que podían descender hasta el registro de tenor conservando una voz de soprano.
Cada dos años se celebra el Festival Enescu, con sede en Bucarest aunque desde hace años se ha extendido a otras ciudades rumanas -diez en esta ocasión- y como novedad en esta edición incluirá también conciertos en otros países -Alemania, Bélgica, Italia, Canadá y Moldavia- que tendrán lugar en las mismas fechas que el festival en Bucarest y se centrarán en la música de Enescu y de Rumanía.