Algunas cuestiones clave siguen sin respuesta por el momento, como la composición exacta y la misión de las tropas desplegadas o si Corea del Norte estará dispuesta a proporcionar tropas adicionales.Por este motivo, todavía no se pueden evaluar con mayor precisión las implicaciones militares.
El Ártico es un buen punto de partida para entablar conversaciones extraoficiales y, en última instancia, reanudar las actividades diplomáticas, ya que está situado lejos de los actuales focos geopolíticos de rivalidad de poder entre China y Estados Unidos y, sin embargo, es cada vez más importante para estos dos países.
La cooperación económica con China se ha convertido en vital para la supervivencia de Rusia a raíz de la guerra de Ucrania.En cambio, las inversiones chinas en Rusia, que ya eran escasas, no han dejado de reducirse desde entonces.
La diplomacia de guerra rusa también tiene como objetivo aislar y debilitar a Occidente en el sistema internacional.Desde 2022, se ha dirigido cada vez más a los Estados del Sur Global y se ha vinculado a las narrativas anticolonialistas, antiintervencionistas y antioccidentales de las sociedades de África, América Latina y Asia.
Mientras Rusia no cambie de postura, no hay alternativa.La próxima ofensiva no es la última, pero sí es decisiva.La ayuda militar, económica y humanitaria de Occidente decidirá si los ucranianos viven o mueren.
La conmoción, la represión, la censura, pero también el impacto económico inmediato de las sanciones occidentales hicieron que miles de rusos huyeran del país en las primeras semanas de la guerra.Este movimiento de huida no tiene parangón en la historia postsoviética del país.
La intención de Putin parece ser la de blindar la guerra de agresión convencional con armas nucleares.Los correspondientes gestos de amenaza pretenden disuadir a los actores externos de interferir y mantener el conflicto en el nivel de lo que Rusia entiende como una "guerra local".
Si no se convierte en el libro especializado del año en Alemania, le andará muy cerca: Bullshit-Resistenz (Resistencia a las gilipolleces o a las boludeces, como prefieran nuestros lectores) del filósofo Philipp Hübl, publicado por la innovadora editorial Nicolai Publishing & Intelligence de Berlín, que llega como por encargo en estos tiempos de mentiras, huevadas, sandeces y teorías conspirativas del coronavirus.
Al final, como no podía ser de otra manera, una visión de horror muestra furtivamente sus aterradoras zarpas en este mundo de tanta banalidad y artificialidad, cuando el conde Tomski interpreta una canción sexista y es destripado por dos terroríficas conejitas como las de la promoción de la anacrónica revista Playboy.
Angela Meade, triunfadora de la noche, revalidó el éxito obtenido previamente en Sevilla como Anna Bolena.Su fraseo y su dominio de los reguladores nos dejaron sin aliento al finalizar la escena de la prisión, y afortunadamente, aunque solo una sección, pudimos disfrutarle una imaginativa cabaletta posterior llena de precisa coloratura.