El día que entendamos que la gestión cultural no consiste en elegir de forma arbitraria títulos, sino que la gestión cultural tiene la capacidad de crear narraciones, proponer tesis e ilustrarlas, haremos de nuestros teatros una herramienta crítica y reflexiva.
Es de aplaudir públicamente la actitud de la soprano Tamara Wilson, protagonista de la ópera Aida de Verdi en el Arena de Verona junto a Plácido Domingo.A través de sus redes sociales nos hizo a todos partícipes del "racismo institucionalizado" que supone obligarla a pintarse de negra para cantar.
Con toda la ilusión del mundo, he decidido acercarme al concierto “Un universo propio”, la carta blanca que la OCNE ha ofrecido en honor del músico estonio Arvo Pärt, ideólogo del minimalismo sacro y la técnica del Tintinnabulum.