Por fortuna se han aplacado ya las polémicas surgidas a principios de los ochenta a raíz de que se conocieran las tesis de Joshua Rifkin sobre la interpretación de la música coral bachiana. Unas propuestas que, defendidas más tarde por Andrew Parrott en su libro The Essential Bach Choir, con el tiempo han resultado decisivas y han marcado una nueva forma de aproximarse a la obra sacra del compositor nacido en Eisenach. Nadie parece discutir a estas alturas la validez de su teoría. Los resultados artísticos -que en el fondo son los que deberían legitimar o no cualquier propuesta-, han sido, en muchos casos, sencillamente extraordinarios, reveladores, incluso. Así, basándose en sus planteamientos, se han interpretado no sólo las Cantatas sino también la gran Misa en si menor, la Pasión según san Juan, e, incluso, como hizo Paul McCreesh…
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