Entre la vorágine de fechas, centenarios y celebraciones, acicate del mercado global de la música culta occidental -intensamente activo, continuamente en crisis (¿o desaceleración?)- no se podía pasar por alto que un diez de diciembre de 1908 nació, en la otra ciudad de los papas, Aviñón, Olivier Messiaen. El coliseo operístico valenciano, atento y acertado, ha incluido esta efeméride -junto al 150 aniversario del nacimiento de Puccini- en la programación de su I Festival del Mediterrani. Ciclo de óperas, ballets, zarzuela, conciertos, cine y teatro -bajo el lema Llum (Luz), esa luz del Mediterráneo inspiradora de tantos creadores artísticos (y tópico un tanto manido por otra parte)- que se prolonga, una vez terminada la temporada, desde finales de mayo hasta el primero de julio.La obra de Messiaen suele ser programada con cierta…
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