Costa Rica
De culo y cuesta abajo. El infausto Fausto costaricense de Stefano Poda no logró llenar la platea
Andrés Sáenz

Los asistentes a las anteriores puestas en escena de Poda en el TN tampoco vieron las óperas Madama Butterfly, de Puccini; ni Macbeth, ni Falstaff, de Verdi.
Lo que los espectadores de estos montajes presenciaron son, según el léxico de la cuestionable estética cultivada por Poda y su calaña, “apropiaciones” de las óperas en aras de una escenificación ajena al concepto artístico del género dramático-musical que guió a los compositores y a los libretistas.
Rasgos
Los montajes de Poda presentados aquí comparten varias características. Quizá la más evidente sea la ruptura entre el discurrir escénico planteado por Poda y la acción dramática inherente a la obra original. Asimismo, en las puestas, una pretenciosa simbología cinética, plástica y cromática, a veces comprensible, más a menudo inescrutable, suplanta por entero la estructura narrativa.
Otros rasgos son la disonancia histriónica entre los intérpretes y los personajes; la atmósfera densa y la lentitud de los desplazamientos, de vagas alusiones ceremoniales, y el uso y abuso de clichés teatrales de moda, como el humo y los desnudos.
No obstante lo mucho de pomposo y recargado, en los montajes de Poda los aspectos escenográficos despliegan imágenes atractivas, vestuario hermoso y efectos lumínicos llamativos.

La puesta
En el Fausto de Poda predominó un cuadro único, de tonos grisáceos, con leves cambios de decorado de un acto a otro. Los cinco actos originales se redujeron a cuatro, se abreviaron escenas y se eliminaron varios números; aún así, el espectáculo se prolongó durante tres horas y media.
A veces nublada por efecto del humo, una luz difusa y mortecina, de brillo cambiante, inundaba el escenario, cubierto por un piso de acrílico reluciente; a los costados, se alzaban altos muros de contrastada apariencia; al centro, una escalera de inclinación pronunciada se perdía a la vista; a la derecha del espectador, sobre pedestales escalonados de alrededor de dos metros de alto, se apiñaban efigies de la cabeza de la estatua de Euterpe, musa de la música, reconocibles como réplicas de la escultura de Froli que forma parte del tríptico alegórico que corona la fachada del TN; a la izquierda, se levantaba un haz de palos desordenados del que pendía un globo; detrás del haz se abría un boquete en el muro y se asomaba una esfera más grande. En su momento, de ahí surgió Mefistófeles (el bajo búlgaro Vesselin Stoykov).
Diversos grupos de figurantes masculinos, unos con solo taparrabos y el cuerpo blanqueado, otros de torso desnudo y faldas enteras, deambulaban cual sonámbulos por el escenario. Hombres y mujeres del coro salían con los ojos vendados, las mujeres con el índice sobre los labios en señal de chitón. Como íncubo tentador, una figura con suspensorio y cuerpo blanquecido merodeaba contorsionándose alrededor de 'Fausto' (el tenor español José Luis Sola). En su primera entrada, 'Margarita' (la soprano alemana Birgit Beer) bajó de culo por la escalera.
La música
A causa de su voz templada y poderosa y aspecto grato e imponente, el estreno de Fausto fue un triunfo personal para el barítono costarricense Fitzgerald Ramos, en el papel de 'Valentín'. También las voces de Beer y Sola se oyeron despejadas y emitidas con firmeza y su presencia escénica lució lozana. Stoykov produjo tonos robustos y la emisión se mantuvo estable, a pesar de que, según se avisó antes de la función, padecía de una dolencia de la garganta. Como el personaje de 'Marta', la mezzosoprano Ilse Apéstegui obtuvo timbres cálidos y proyección resuelta.
El Coro Sinfónico Nacional (CSN) y la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), bajo la dirección de Ramiro A. Ramírez, alcanzaron un desempeño meritorio, aunque algunas entradas del Coro se oyeron imprecisas, tal vez debido a los ojos vendados de sus integrantes.
Pese a que se repartieron muchas entradas de cortesía, la asistencia fue menos nutrida que en estrenos anteriores de Poda, con numerosos campos vacíos en la platea. Al final, los aplausos más efusivos premiaron a Ramos, Beer, Sola y la OSN.
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