Costa Rica

Desempeño deleitable

Andrés Sáenz
lunes, 31 de diciembre de 2012
San José de Costa Rica, miércoles, 12 de diciembre de 2012. Salón Dorado, Museo de Arte Costarricense. Ensamble Tarrazú: Pía Rodríguez, flauta ( Emanuel / Nagahara ); Pieter Decolvenaer, violín (Louis Dolling, Markneukirchen, Alemania, ca. 1920); y Rafael H. Howell, viola (Daniel Foster, Blacksburg, Virginia, EE. UU., 1989). Max Reger, Serenata en sol mayor, para flauta, violín y viola, opus 141ª. Ludwig van Beethoven, Serenata en re mayor, para flauta, violín y viola, opus 25. Claude Debussy, Syrinx.
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En el 201l, tres músicos jóvenes, los costarricenses Pía Rodríguez, flauta, y Rafael H. Howell, viola, junto con el belga Pieter Decolvenaer, violín, tomaron la iniciativa de integrar un trío que nombraron Ensamble Tarrazú. Ese mismo año, su debut se llevó a cabo en el Festival de Pollensa, Mallorca, en el marco de las actividades de música de cámara de The World Orchestra, de la que formaban parte, durante sus giras en España y México.

De visita en nuestro país en fecha reciente, el conjunto ofreció tres recitales con un programa de obras originales para esa inusual combinación de instrumentos, que reúne un repertorio propio muy exiguo. Asistí a la presentación del Ensamble Tarrazú que se realizó al mediodía del miércoles 12, en el hermoso Salón Dorado del Museo de Arte Costarricense, un espacio que ofrece una acústica idónea para la música de cámara.

Programa

En el programa se incluyeron dos obras de sendos compositores alemanes, escritas ex profeso para esta disposición instrumental: la Serenata en sol mayor, para flauta, violín y viola, opus 141ª, de Max Reger (1873-1916), y la Serenata en re mayor, para flauta, violín y viola, opus 25, de Ludwig van Beethoven (1770-1827). Syrinx, pieza para flauta sola del francés Claude Debussy (1862-1918), complementó la selección. No pude escuchar la Passacaglia para violín y viola, del noruego Johan Halvorsen (1864-1935).

Interpretaciones

Escrita en 1913 por Claude Debussy como música ilustrativa para una obra dramática inspirada de la mitología griega, Syrinx evoca el lamento del dios Pan por la muerte de la ninfa Siringa (Syrinx, en francés), a la que el sátiro acosaba y que escapó a su lascivia convertida en cañaveral, de cuyos tallos Pan construyó la flauta que conocemos como zampoña.

Pese a su breve duración de poco menos de tres minutos, Syrinx es parte insustituible del repertorio de cualquier flautista y, al inicio del recital, sus notas dieron oportunidad a Pía Rodríguez de agradar al público al obtener tonalidades cálidas en el registro grave, pulidas en el medio y lustrosas en el agudo, a la vez que exhibió control preciso del hálito y la dinámica como soportes técnicos de una lectura de ponderada poesía y sensibilidad en el aspecto musical.

A continuación, el trío de intérpretes forjó una versión ágil y cumplida de los tres movimientos de la Serenata de Reger, compuesta en 1915. Vivaces en los movimientos exteriores, de los que comunicaron el humor y desenvoltura, los músicos se oyeron reposados en el larghetto central, al que engalana una hermosa melodía para la flauta, aprovechada con delicadeza por Pía Rodríguez.

Serenatas, divertimentos y casaciones son formas musicales menores que se desarrollaron en la segunda mitad del siglo XVIII y constan de seis o siete movimientos con los que se amenizaban banquetes, recepciones, matrimonios y otras actividades sociales de la aristocracia. Compuestas para diferentes combinaciones instrumentales, según los músicos disponibles para la ocasión, la Serenata en re mayor de Beethoven, que data de 1801, es la primera escrita para flauta, violín y viola, y consta de siete movimientos de variados ritmos y tiempos.

Tratándose de Beethoven, hay médula musical abundante en la Serenata para trascender la circunstancia de cualquier función meramente ornamental, y el Ensamble Tarrazú forjó una interpretación deleitable que resaltó la textura diáfana, inventiva y tono festivo de la obra.

Para responder a los aplausos, el Ensamble Tarrazú ofreció, fuera de programa, un arreglo muy agraciado de la melodía tradicional costarricense Caña dulce, de Daniel Zúñiga.

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