España - Galicia

Zodiaco sonoro

Paco Yáñez
martes, 21 de octubre de 2014
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A Coruña, sábado, 11 de octubre de 2014. Casa das Ciencias. Lluís Nacenta, relator. Vertixe Sonora Ensemble. Karlheinz Stockhausen: Tierkreis. Ocupación: 100%
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‘Do Audible’ fue, en 2013, uno de los ciclos anuales más exitosos de los realizados por Vertixe Sonora Ensemble, con conciertos a los que asistieron un importante número de personas en distintas ciudades de la geografía gallega, propiciando un acercamiento a museos, facultades e instituciones culturales que favoreció el objetivo principal de estos eventos: poner en contacto a la ciudadanía con el arte, la ciencia y el pensamiento contemporáneo a través de la música de creación actual; música que concita buena parte de los puntos de reflexión más trascendentes de nuestro tiempo, posibilitando la hibridación, el diálogo y el enriquecimiento mutuo entre los diversos ámbitos del saber.

Damos cuenta hoy de la tercera entrega de ‘Do Audible’ en 2014, tras los conciertos ofrecidos por Vertixe el pasado mes de junio en Ourense y Vigo, con programas que pusieron sobre sus atriles obras de John Cage, Hugo Morales, Daniel Zea, Fernando Garnero y Charles-Antoine Fréchette, y en los que la poetisa Ana Romaní y el crítico Francisco Ramos ejercieron de relatores. En A Coruña fue el profesor, ensayista y comisario Lluís Nacenta quien se encargó de una charla en la que nos introdujo de forma tan amena como rigurosa a la música de Karlheinz Stockhausen (Mödrath, 1928 - Kürten-Kettenberg, 2007), en general, y en particular a la pieza que esta noche escucharíamos: Tierkreis (1974-75), esas doce melodías del zodiaco que pocos lugares podrían encontrar mejores en Galicia para su materialización musical que el planetario de la Casa das Ciencias herculina; planetario que contó con el control de Marcos Pérez y en el cual se dirigió Nacenta a un público que llenaba las butacas, agotando las entradas desde minutos antes de la celebración del evento.

Partió Lluís Nacenta en su charla de la concepción cósmica de la música de Stockhausen y su intento de vincular lo más lejano y macroscópico con lo más cercano e inmediato, siempre a través del ser humano, de lo cual Tierkreis es un perfecto ejemplo en su catálogo (además de una de sus piezas más populares y grabadas), al aunar lo estelar, la proyección que el hombre ha volcado sobre las estrellas desde la antigüedad por medio de las constelaciones, y la caracterización de los amigos retratados por Stockhausen en Tierkreis a través de cada uno de sus signos zodiacales. Nacenta especificó el origen de la pieza y su nacimiento como parte de la propuesta escénica Musik im Bauch (1974-75), relatando la dramaturgia de la misma y cómo desde esta obra se fue independizando Tierkreis.

Incidió también Nacenta en el carácter de Tierkreis como puerta abierta a lo que se ha venido denominando ‘nueva simplicidad’, de la que sería paradigma en cierto sentido la depuración del Stockhausen tardío (proceso que los lectores de Mundoclasico.com han podido seguir a través de la serie de reseñas discográficas que desde el año 2008 venimos realizando en nuestro diario del catálogo de la Stockhausen Verlag). El furibundo e inconformista experimentador que fue Stockhausen se repliega en Tierkreis a un universo melódico esencializado, incluso naïf por momentos, que demanda de sus intérpretes una verdadera recomposición de la obra a partir de las líneas melódicas establecidas por Stockhausen (líneas melódicas que, como señaló Nacenta, son muy rigurosas en su determinación a pesar de las muy restringidas posibilidades en cuanto a alturas que permitían las pequeñas cajas de música para las que Stockhausen escribió estas doce melodías del zodíaco, enraizándose aquí en un serialismo que el compositor alemán bien conocía). Digamos que, 'diekunstderfugeanamente', el color, la instrumentación, las dinámicas, la expansión de los materiales en sus valores y demás parámetros han de ser determinados en cada versión: invitación que ha tomado a bien el músico, improvisador y compositor gallego Ángel Faraldo (Ferrol, 1980) en la realización que hoy nos ofrecía, interpretada por guitarra eléctrica, saxofón soprano y electrónica en vivo.

Concluyó la charla de Lluís Nacenta con un repaso a la importancia de la música de Stockhausen (en concreto, su creación electrónica) en diversos géneros musicales de la segunda mitad del siglo XX: desde los Beatles a Brian Enno; destacando la electrónica como un instrumento más en nuestros días, así como la importancia de que en versiones como la de Ángel Faraldo se prestigien ambos universos: acústico y electrónico, con todas sus posibilidades, sin caer en dogmatismos que en no pocas ocasiones relegan uno u otro ámbito, cuando son, como la música de Stockhausen es buen ejemplo, perfectamente sintetizables. Por último, recordó Nacenta al público coruñés algunas de las reglas de juego que Stockhausen especifica en Tierkreis: el comenzar el ciclo zodiacal por el signo del día en que se interpreta (hoy, Libra), la repetición de las melodías al menos en tres ocasiones, realizando sobre ellas variaciones y improvisaciones (aunque en esto Vertixe se ha mostrado muy flexible: desde una sola repetición hasta cinco; con todo un abanico intermedio en función de cuánto se quisiera enfatizar y expandir la materia melódica), además de llenar de formas y colores los puntos que las melodías proponen para este dibujo musical de inspiración estelar.

Tierkreis ya visitó las páginas de Mundoclasico.com, al menos, cuando en junio de 2009 reseñamos el CD 100 de la Stockhausen Verlag [leer reseña], disco que incluía estas melodías zodiacales en la orquestación realizada por Stockhausen entre 2004 y 2007: los denominados Fünf Sternzeichen y Fünf Weitere Sternzeichen, versiones de los signos Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario, Piscis, Aries, Tauro y Géminis, siendo ésta su última composición, finalizada el 4 de diciembre de 2007, tan sólo tres días antes de su muerte. En aquel mismo compacto se incluía la realización para carillón a cargo de Bert Augustus, todas ellas con un corte más canónico que, por tomar otro ejemplo representativo a nivel discográfico, las versiones que Mike Svoboda conduce en Wergo (WER 6659 2), de planteamientos más libres y notables influencias del jazz.

Ángel Faraldo une en su realización, en este que denomina Tierkreis revisitado, el primer Stockhausen, en cuanto a sonoridad de la electrónica (aunque, por supuesto, más libre y escultórico, con procesamiento en vivo), y el último, en cuanto a depuración y esencialidad instrumental. Se agradece que Vertixe Sonora aborde de vez en cuando (en una programación, la suya, prácticamente conformada por obras de estreno) a los clásicos de la avantgarde: a esos creadores que sentaron las bases estilísticas de los que son compositores más habituales en los atriles del ensemble gallego (programación, además, que llena el vergonzoso hueco -auténtico agujero negro- que silencia en nuestra comunidad las grandes obras de la segunda mitad del siglo XX).

Este Tierkreis revisitado arrancó con un ‘Libra’ un tanto frío en lo instrumental, hasta desangelado en cuanto a articulación, un tanto desacompasado, además de contar con la dificultad de exigirnos abrir los oídos a una nueva sonoridad para este clásico stockhauseniano; a pesar de que, claramente, la melodía de rigor estaba ahí; pero, como digo, en mi opinión un tanto desarticulada en el arranque. Afortunadamente, la interpretación de Vertixe no dejó de crecer, de ganar perfiles, optando Faraldo por dar mayor o menor protagonismo a la electrónica en función de cada signo del zodiaco. Así, ‘Leo’ -que afirmaba Lluís Nacenta es un signo especialmente inspirado, por ser el del compositor (nacido el 22 de agosto)- mostró todo un despliegue electrónico de gran trazo, con sus festivas campanas sintéticas y un acento destacado en la movilidad espacial del sonido, para lo cual Faraldo utilizó el sistema multicanal del planetario coruñés. Especialmente inspirados estuvieron, en cuanto a diálogo imagen-sonido, signos como el citado ‘Leo’ o ‘Capricornio’, en los que Marcos Pérez nos invitó a un viaje a través del universo, retrotrayéndonos desde la Tierra hasta el sistema solar, y de éste a la Vía Láctea y a un abismarse en el infinito que haría de nuestra mirada un campo de minúsculas galaxias observadas en lontananza. En estos pasajes que iban más allá de la ubicación en el atlas celeste de las constelaciones de rigor, la música pareció ganar cuerpo, volumen, expansión (especialmente electrónica), reforzando los vínculos audiovisuales, marcando el cenit de la propuesta artística planteada por Faraldo.

En otros signos destacó el proceso de espacialización multifocal de los instrumentos acústicos, su tratamiento electrónico en vivo proyectándolos a través de los diferentes altavoces de la sala, como un ‘Piscis’ de abigarrada polifonía que sonó simplemente excepcional, complejo, desdoblado y convertido en todo un parlamento instrumental (no tengo duda de que Stockhausen estaría especialmente conforme con este número). En el otro extremo nos encontraríamos a ‘Cáncer’, en la versión de Faraldo muy meditativo y sereno, expandiendo la melodía y los colores con los que se conformaba esta versión instrumental. Aquí, claramente escuchamos a ese Stockhausen depurado (¿nueva simplicidad, antesala del new age?); y la lectura de Pablo Coello, protagonista de este signo con su saxofón, lo enfatiza, con una pulsación muy meditada y una (ahora sí) matizada afinación (señalar que con sólo una repetición en ‘Cáncer’, este restringir el número de vueltas sobre la partitura aumentó la sensación de depuración sonora, la ausencia de lo retórico). Otros signos agudizaron ese carácter, como un conclusivo ‘Libra’ que cerraba este viaje circular, que nos devolvía al origen, en esta revisitación más entonado, pero sin dejar de mostrar cierto carácter naïf, como en la apertura, con especial peso para el dúo guitarra eléctrica-saxofón, en el que Pablo Coello puso (como a lo largo de todo Tierkreis) el desarrollo más puramente melódico, mientras que Rubén Barros en la guitarra tuvo un papel más rítmico, punteando las melodías, además de trabajar la resonancia y expansión tímbrica de las mismas; conformando ambos un binomio poco habitual en esta partitura tan abierta: un binomio, como la magnífica realización de Ángel Faraldo -tanto en la creación electrónica como en la transformación de los acústicos (especialmente brillante en cuanto a espacialización)-, a tener en cuenta a partir de ahora para penetrar en lo más inmenso y en lo más nimio de este zodiaco musical.

Como al principio señalaba, las butacas del planetario de la Casa das Ciencias estaban al completo, algo de lo que se congratulaba Lluís Nacenta al final del concierto, habida cuenta lo particular de la propuesta. Escuchando al público tras el evento, se deducía que la propuesta incluso se le había hecho corta, tanto la informativa charla de Nacenta como la travesía audiovisual de Vertixe Sonora y Marcos Pérez (en una versión de Tierkreis que duró 32 minutos). Una invitación, por tanto, para retomar actividades de esta naturaleza: diálogos entre disciplinas artísticas, especialmente con la música actual, algo de lo que tan necesitados seguimos en nuestro tiempo.

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