España - Madrid
Piazzolla regresa al Café Central
Juan Krakenberger
Madrid, lunes, 11 de febrero de 2002.
Café Central. Ensamble Nuevo Tango: Fernando Egozcue, guitarra, Ara Malikian, violín, Juan Pérez de Albéniz, cello, Miguel Rodrigáñez, contrabajo, Ezequiel Lezana, oboe, Laura Pedreira, piano y Andy Aegerter, percusión. Obras de Astor Piazzolla y Fernando Egozcue
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A la misma hora en que se transmitía la final de Operación Triunfo en la televisión, el Café Central de la Plaza del Angel en el centro castizo de Madrid se hallaba repleto de jóvenes entusiasmados con una música diferente, popular, pero de gran calidad, ejecutado por un grupo de siete músicos entregados, dominadores de sus respectivos instrumentos. Eso sí, cada uno de esos músicos dedicó, sin duda alguna, tantos o más años al estudio de su especialidad como todos los concursantes de la Operación Triunfo juntos.El conjunto es formado por cuatro instrumentos de cuerda, a saber, violín, cello, contrabajo y guitarra, y tres otros instrumentos, a saber, un oboe (que toca la línea melódica normalmente a cargo del bandoneón), un piano y percusión.El alma del conjunto es, evidentemente, el guitarrista, arreglista y compositor Fernando Egozcue, que se formó en la Argentina, estudiando entre otros con un músico de primera fila, Guillermo Graetzer (alumno de Hindemith), con quien, en su juventud, Astor Piazzolla también estudió composición y contrapunto. Esto último es un hecho poco conocido: El que escribe estas líneas también estudió con Graetzer, y lo sabe de buena fuente.La primera parte del programa fue dedicado a varias obras, todas en orquestación de Egozcue, muy brillantes, y dando lucimiento, alternadamente, a todos los integrantes del conjunto. Los instrumentos melódicos - el violín y el oboe a cargo de Ara Malikian y Ezequiel Lezama, respectivamente - mostraron su excelente técnica y musicalidad. Esta música le va al temperamento de este violinista como si hubiera sido escrita para él. No en vano muchos armenios han hallado en la Argentina una segunda patria - ¿será por la afinidad de las primeras letras 'ar'? - y parece existir una comprensión mutua espontánea. Malikian, que descubrió esta música aquí en Madrid, es sin duda un importante virtuoso de su instrumento al cual arranca todas los colores que el tango exige.Después de un intermedio, el concierto se reanudó con dos solos de guitarra a cargo de Egozcue, quien demostró su dominio del instrumento y su musicalidad. A continuación, se ejecutó la obra más importante de la noche, Las 4 Estaciones de Piazzolla, obra que está por entrar en el circuito de la música clásica a través de Gidon Kremer y otros famosos violinistas que la tocan en alternancia con la obra homónima de Vivaldi. Algunos solos a cargo del cello y del violín fueron ejecutados con maestría, buen gusto, y expresividad lograda.Llama la atención que pasajes netamente contrapuntísticos son aceptados por una audiencia joven sin protestar - ¿qué dirían si fuesen escritas por Bach? - y esto nos lleva a la reflexión que Piazzolla sea tal vez un puente ideal para atraer a una audiencia que rechaza lo elitista pero que en el fondo gusta de la buena música. Porque hay que subrayar que la ejecución de estas obras es todo menos fácil. Técnicamente y rítmicamente es sumamente exigente y no todo el mundo en el amplio abanico de la música clásica es capaz de hacerle justicia. Por ello es doblemente satisfactorio que en Madrid se hayan juntado 7 buenos músicos que no solamente lo saben hacer, sino que lo hacen muy bien.Si puedo expresar algún reproche para terminar, es el excesivo volumen sonoro con que se amplificaron las voces. Para mi, el tango y su género tienen algo de entrañable, íntimo - no todo es extrovertido - y por ello se presta a ser interpretado de forma camerística. Tal vez sea por deformación profesional mía, pero a mí me hubiera gustado oír todo esto sotto voce con algún que otro arranque pasional fuerte. Creo sinceramente, que así esta música calaría aún más hondo. No diría esto en el caso de músicos que tapan sus deficiencias con aumento artificial del volumen sonoro. Este grupo no necesita esto. ¿No valdría la pena probarlo? El Café Central no es tan grande para necesitar tantos decibelios. Y el público se portó muy bien - más silencioso y menos carraspeo que en las salas de concierto - y no era necesario tapar sus ruidos, aún en un café donde se sirven bebidas.Estos conciertos se repiten hasta el 17 de Febrero, todos los días desde las 22 - 24 horas. El que no haya escuchado aún este conjunto, que no se lo pierda. Es una cosa diferente pero muy interesante y atractiva.
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