DVD - Reseñas
Anna zarina
Raúl González Arévalo
Anna Netrebko: Live from the Salzburg Festival. DVD 1. Giuseppe Verdi: La Traviata. Anna Netrebko (Violetta), Rolando Villazón (Alfredo), Thomas Hampson (Germont), Salvatore Cordella (Gastone), Luigi Roni (Grenvil); Paul Gay (Douphol); Herman Wallén (D’Aubigny); Dritan Luca (Giuseppe). Chorus of the Vienna State Opera. Vienna Philharmonic Orchestra. Carlo Rizzi, director. Willy Decker, director de escena y escenografía. Brian Large, director de vídeo. Subtítulos en inglés, alemán, francés, italiano, español y chino. 1080i HD 16/9. DTS HD Master Audio 5.0; LPCM Stereo. DTS 5.1. Grabado en vivo en el Grosses Festspielhaus de Salzburgo (Austria) en agosto de 2005. 1 blu-ray de 132+47 minutos de duración. DVD 2. Wolfgang Amadeus Mozart: Le nozze di Figaro. Anna Netrebko (Susanna), Ildebrando D’Arcangelo (Figaro), Bo Skovhus (Conte), Dorothea Röschmann (Contessa), Christine Schäfer (Cherubino), Marie McLaughlin (Marcellina), Patrick Henckens (Don Basilio), Franz-Josef Selig (Don Bartolo), Florian Boesch (Antonio), Eva Liebau (Barbarina). Chorus of the Vienna State Opera. Vienna Philharmonic Orchestra. Nicholas Harnoncourt, director. Claus Guth, director de escena. Christian Schmidt, escenografía y vestuario. Brian Large, director de vídeo. Subtítulos en italiano, inglés, alemán, francés y español. 1080i HD 16/9. LPCM Stereo, PCM 5.1. Grabado en directo en la Haus für Mozart de Salzburgo (Austria) en julio y agosto de 2006. 1 blu-ray de 202 minutos de duración. DVD 3. Giacomo Puccini: La bohème. Piotr Beczala (Rodolfo), Anna Netrebko (Mimì), Massimo Cavalletti (Marcello), Nino Machaidze (Musetta), Alessio Arduini (Schaunard), Carlo Colombara (Colline), Peter Kálmán (Alcindoro), Davide Fersini (Benoit), Steven Forster (Parpignol). Chorus of the Vienna State Opera. Salzburg Festival Children’s Chorus. Vienna Philharmonic Orchestra. Danielle Gatti, director. Damiano Michieletto, director de escena. Paolo Fantin, escenografía. Carla Teti, vestuario. Brian Large, director de vídeo. Subtítulos en inglés, alemán, francés, italiano, español, chino, coreano. 1080i HD 16/9. DTS HD Master Audio 5.1., PCM 5.0. Grabado en vivo en el Grosses Festspielhaus de Salzburgo (Austria) en julio y agosto de 2012. Un blu-ray de 124 minutos de duración. 3 blu-ray. Deutsche Grammophon 044007351628. Distribuido en España por Universal
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Nadie discute que, a día de hoy, Anna Netrebko es la estrella lírica más refulgente del firmamento lírico. Con una carrera que comenzó en la última década del siglo XX, los inicios de su reinado, como en otras ocasiones en el pasado -la Lucia de Sutherland en Covent Garden en 1959; la Lucrezia Borgia de Caballé en el Carnegie Hall en 1966- tienen título, lugar y fecha concretos: Traviata, Salzburgo, 2005. En ella se consagró como intérprete de primera línea internacional. Deutsche Grammophon lo comprendió inmediatamente y la fichó como artista exclusiva, iniciando una relación discográfica que se perpetúa hasta hoy con una fidelidad que está teniendo unos resultados artísticos envidiables y una plasmación que ni siquiera las más grandes han tenido siempre a disposición: Callas con Emi no logró grabar algunas de sus recuperaciones más emblemáticas (Anna Bolena, Il pirata, I vespri siciliani). Caballé no fue artista exclusiva de ningún sello, y a pesar de una extensísima discografía, tampoco logró inmortalizar en estudio sus reinas Tudor (Bolena, Stuarda, Devereux) o la Leonora verdiana del Trovatore. Indiscutiblemente, el apoyo discográfico y el despliegue de marketing contribuyen a su estatus, pero el sello amarillo tiene la suficiente amplitud de miras como para plasmar títulos que no forman parte del centro de su repertorio (Bolena, Lucia, Don Pasquale) junto a otros emblemáticos pero prácticamente desconocidos en Occidente (Iolanta). Esta simbiosis sólo tiene un equivalente femenino reciente: la carrera discográfica de Joan Sutherland en Decca.
El sello amarillo reúne ahora en una sola caja tres blu-rays conocidos y, cada uno a su manera, indispensables para cada título por separado, de modo que el lanzamiento no puede ser más oportuno. Dado que el nexo de unión y el sentido de la caja es la propia diva rusa, me centraré en ella.
A menudo la prensa se pregunta qué hace que un cantante se sitúe por encima de otros. Es una pregunta legítima también con Netrebko. Y la respuesta es invariablemente la misma: todos poseen instrumentos altamente personales, en el timbre y en el canto -no siempre acompañados de una técnica férrea: afortunadamente no es el caso-. Y una capacidad de comunicación excepcional. Todo ello sale a relucir en las tres interpretaciones referenciales aquí reunidas: Violetta, Susanna y Mimì.
Como siempre ocurre, en el caso de la cortesana parisina se pueden poner algunas objeciones: hay cantantes indudablemente más espectaculares en el canto de agilidad del primer acto, como también más dramáticas en el tercero. Pero normalmente las primeras pasan dificultades evidentes en el último acto, y viceversa. Netrebko no sólo sale airosa, equilibra todas las exigencias de modo magnífico. Y, sobre todo, su Violetta destaca esencialmente por una modernidad que en el siglo XXI sólo ha alcanzado Natalie Dessay, con un instrumento mucho más inadecuado para la parte, aunque con un magisterio artístico brutal.
Esa modernidad es incluso más evidente en la Mimì pucciniana, y en ambos casos se ve resaltada por la Regietheater que preside ambas producciones, a las que se adhiere sin fisuras. Se trata de una modernidad entendida en el lenguaje y en la conexión del personaje con una sensibilidad contemporánea, sin traicionar nunca el estilo del compositor, respondiendo siempre a las exigencias canoras de los papeles, a los que presta su instrumento intensamente lírico. Al mismo tiempo, Netrebko es capaz de plegarse a producciones musicales y escénicas mucho más tradicionales, como son las Bodas dirigidas por Harnoncourt. Y en todas las encarnaciones brilla el instrumento, de una belleza deslumbrante, manejado con magisterio técnico que valoriza el legato inmaculado, la seguridad de los agudos, la expresividad de los piani, nunca forzado en sus límites, siempre con un canto natural, y una manera de decir tan trabajada que resulta espontánea.
Como suele ser habitual además, Salzburgo no se limitó a rodearla de repartos de buen nivel, creó equipos que actuaron como tales, con un entendimiento no siempre alcanzado por la coincidencia de estrellas internacionales. Rolando Villazón y Piotr Beczala han sido parejas artísticas de la rusa en otras ocasiones memorables. Carlo Rizzi y Daniel Gatti pertenecen a una generación intermedia de directores italianos posterior a Chailly y anterior a Mariotti, que destacan por una buena labor, sin genialidades. Por su parte, Harnoncourt tiene una visión muy germánica de Mozart, lo que contrasta con la italianidad de la pareja protagonista y tiene mayor aceptación en el área alemana que en la mediterránea. Por último, la puesta en escena dirigida por Willy Decker fue histórica por el logro y el significado dramático que logró imprimirle; indudablemente más convencional resulta la de Claus Guth, y provocadora la de Damiano Michieletto. En todo caso, la razón de ser y de adquirir el cofre sigue siendo la zarina Anna.
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