España - Andalucía
Más OJA por favor...
José Amador Morales

Una vez más, el Festival Internacional de Música y Danza de Granada ha contado con la Orquesta Joven de Andalucía para completar su propuesta artística de esta 65ª edición. Últimamente lo ha hecho con montajes escénicos de los Carmina Burana de Orff (2014) y El amor brujo de Falla (2015), ambos de la mano de La Fura dels Baus y de Manuel Hernández-Silva, su director musical actual. Esta participación ha sido en el marco del FEX: el Festival de Extensión que trata de trasladar la idea esencial del Festival Internacional de Música y Danza a distintos espacios tanto de la ciudad como de la provincia granadina.
Ya advertimos, a raíz de su anterior y contundente actuación en Sevilla la importancia de la entrega y, particularmente, de la intensidad de las interpretaciones del conjunto andaluz. Evidentemente, mucho tiene que ver en ello la pasión y el entusiasmo con el que un músico como Manuel Hernández-Silva se ha comprometido con este proyecto. Se puede hacer un aceptable trabajo en este tipo de formaciones juveniles, pero hay aspectos que sólo desde una sinceridad y una empatía especial con los jóvenes se pueden conseguir. Los que trabajamos con ellos lo sabemos. Y la expectación que últimamente genera la OJA en sus apariciones parece hacer hincapié en que los asistentes saben que van a tener una experiencia que no es la de una orquesta convencional al uso: incluso puede que hasta más sabrosa. De ello dan cuenta los programas, construidos con enorme seriedad y valentía, y los resultados artísticos, así como esa sensación única de salir de estos conciertos siendo conscientes de que todos lo han dado todo.
Y bastante de ello hubo en el Auditorio Manuel de Falla de Granada. Una Rapsodia española de Ravel hermosa, con un color bien que no exquisito pero suficiente, abría el concierto a manera de introducción perfecta, en cuanto a mero sonido, a la segunda y sinfónica parte. Como, en términos rítmicos y de contraste, lo supuso una suite Celtiberia que tuvo el emotivo aliciente de contar con el mismísimo Manuel Moreno Buendía en la sala, visiblemente conmovido con la interpretación de la OJA y ante la ovación inmensa que el público le dirigió al ponerse en pie en su localidad.
Nada más y nada menos que la Sinfonía nº5 de Shostakovich aguardaba tras el breve descanso. No fue lo más destacable el acierto de la mayor parte de las secciones instrumentales, pues prácticamente todas adquieren protagonismo a lo largo de la obra, ni lo visionario, irónico y hasta lacerante de determinados motivos melódicos, ni el ajustado carácter danzable donde es requerido, ni el equilibrio agógico o dinámico... Lo verdaderamente arrebatador fue la intensidad expresiva que Hernández Silva supo extraer de la Orquesta Joven de Andalucía mediante un logrado juego de claroscuros y de tensión-distensión. Una sinfonía, en suma, que o resulta sobrecogedora o no resulta. Y aquí lo fue con creces a juzgar por la acogida entusiasta de un público que fue obsequiado con una deliciosa versión del Danzón nº2 del mejicano Arturo Márquez. Una vez que el director abandonó definitivamente el escenario, los músicos de la orquesta se despidieron entre sí mientras las familias de viento y percusión improvisaban el pasodoble Amparito Roca, cerrando la velada con un ambiente enormemente festivo.
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