Recensiones bibliográficas
La crítica musical, como forma de memoria
Paco Yáñez

Recorridos ya once días de este 2021, un año más procedemos a la sana costumbre de tender puentes hacia el año que se fue, con el fin de mantener la memoria (olvido al que tan dado es nuestro tiempo) y continuar algunas de las series de artículos y reseñas que en el pandémico 2020 habíamos iniciado; en este caso, incluso revirtiendo el propio tiempo: algo a lo que tan dada es la propia realidad, más allá de lo que nos dicte la razón.
De este modo, si el pasado 29 de junio reseñamos en mundoclasico.com el segundo volumen de los escritos musicales del compositor, saxofonista, productor discográfico, gestor cultural, escritor y editor Josep Lluís Galiana (Valencia, 1961), el que comprendía sus textos musicográficos desde el 7 de mayo 1992 hasta el 1 de noviembre de 2015, publicados por Emociones sonoras. De la creación electroacústica, la improvisación libre, el arte sonoro y otras músicas experimentales en su propia editorial, la exquisita (en una segunda edición —revisada y ampliada— de un libro cuyo primer lanzamiento se efectuó en noviembre de 2014), hoy nos adentramos en el que sería primer volumen de dichos escritos musicales, curiosamente, aparecidos dos años más tarde que la primera edición de aquellas Emociones sonoras de las que ya les hemos dado cumplida cuenta.
En el caso de Escritos desde la intimidad. Conversaciones, artículos de opinión, notas, reseñas y críticas musicales,* nos encontramos con una serie de textos publicados entre el 29 de junio de 1991 y el 24 de diciembre de 2012, en los que Josep Lluís Galiana, como él mismo especifica en su introducción, pretende construir una memoria que no lo es sólo de su abrumadora producción musicográfica (396 páginas tenía el segundo volumen de sus escritos musicales; 576 tiene este primero; y queda aún por publicar el tercero —hasta la actualidad, pues Galiana prosigue sus reflexiones sobre música en las páginas de la revista sulponticello.com—), sino de la vida musical de una ciudad, Valencia, cuyas actividades de música contemporánea y actual creo que han quedado reflejadas en los textos de Josep Lluís Galiana como en ninguna otra publicación que yo conozca: fruto de un incansable afán de mostrar cuantos conciertos, conferencias, mesas redondas o presentaciones diesen la oportunidad al público valenciano, y al propio Galiana, de reflexionar sobre la creación de su tiempo (aunque siempre tendiendo puentes —como señalábamos al comienzo de esta reseña— hacia un pasado que nos ofrece una perspectiva histórica y unas coordenadas para nuestra mejor comprensión —las propias citas con las que Galiana abre este volumen, de Gilles Deleuze y Felix Guattari, Vasili , Walter , Emilio y William , son un buen ejemplo: cada una de ellas una cosmogonía intelectual en sí misma—).
Como en el caso de Emociones sonoras, nos encontramos con un volumen de escritos provenientes, en su mayoría, de las páginas del diario Levante-El Mercantil Valenciano, aunque aquí se sumen diversos artículos, notas y entrevistas que Josep Lluís Galiana no ha dispuesto, esta vez, de forma estrictamente cronológica a lo largo de todo el libro, sino dividiendo sus escritos, primero, en función de su naturaleza, y, después, dentro de cada uno de estos apartados, por orden cronológico. De forma que, a lo largo del libro, y como también apuntábamos al comienzo de estas líneas, avanzaremos y retrocederemos en el texto en función no sólo de las caprichosas páginas de los calendarios, sino dependiendo de las materias abordadas en cada bloque de contenidos. Estos son, en primer lugar, un prólogo (en valenciano) a cargo del crítico musical y periodista cultural Sixto
Como el propio Galiana señala en su introducción, estamos ante casi cuatrocientas piezas periodísticas y musicológicas que abarcan desde los tristes y periódicos obituarios hasta las conferencias y demás géneros del periodismo musical, comprendiendo desde la música antigua hasta los numerosísimos estrenos de los que Josep Lluís Galiana da fe en estas páginas, en uno de los mayores valores que, en mi opinión, posee este libro: el de convertirse en verdadero cronista de su tiempo y hablar, así, al futuro de quienes hemos sido (si es que hubiere alguien allá que se interesase por la música que amamos y nos (pre)ocupa, cuestión sobre la que cada vez albergo más dudas). De hecho, otra de las realidades que Escritos desde la intimidad nos muestra de forma tan patente como sangrante es la prolija efervescencia que el periodismo cultural y musical de calidad tuvo en este país, otrora, en la prensa generalista: espacio progresivamente ocupado por la banalidad y los productos de la mercadotecnia (eso en lo que, en el fondo, se ha acabado compartiendo buena parte de la propia prensa, haciendo realidad aquello de que las noticias se incluyen en los espacios que haya dejado libre, previamente, la publicidad). Así, este volumen es un nuevo recuerdo de un tiempo mayoritariamente pasado (o traspasado a internet, donde, pese a que proliferan encomiables iniciativas, el lector ha de buscar muy específicamente éstas, perdiéndose el gran alcance más transversal que deparaba la prensa generalista, como lo era y es el diario Levante-El Mercantil Valenciano, al que accedían lectores que, quizás, no buscaran ese tipo de escritos —y no se entienda esto como un canto de pesimismo por parte de alguien que, precisamente, lleva no pocos años volcado en el periodismo musical online, sino como el reconocimiento de la labor desempeñada por tantos como con su trabajo en papel abrieron puertas musicales que, sin duda, muchos lectores no hubiesen traspasado de no haber sido dispuestas en este tipo de medios generalistas de más heterogéneo público—).
A mayores, se benefician las páginas de este libro no sólo del conocimiento y de la buena escritura (verdadero periodismo cultural de calidad) de Josep Lluís Galiana, sino de los puestos de relevancia que éste ocupó en el periodo de tiempo recogido en este volumen, ya como secretario técnico de programación, ya como director del Club Diario Levante, algo que posibilitó a Galiana la programación de numerosas conferencias y mesas redondas, parte de las cuales se encuentran en estas mismas páginas, como las entrevistas y las conversaciones abiertas al público a las que dieron lugar: debates que van desde la propia composición a la gestión cultural, pasando por la educación o la musicología. En este caso, nos encontramos con un bloque de contenidos más técnico, dirigido a un público más especializado, mientras que los de artículos de opinión, notas y reseñas, así como, muy especialmente, el de críticas musicales, busca un tono más divulgativo, al ser textos pensados para las páginas, como ya hemos señalado, de una publicación generalista: el diario Levante-El Mercantil Valenciano. Asimismo, en su introducción rescata Galiana las voces de filósofos como Emilio Lledó o José María
De forma sucinta, pues sería inviable resumir o dar espacio a los casi cuatrocientos textos reunidos en Escritos desde la intimidad, el primer bloque es el que mayor interés puede tener para un lector no valenciano, pues en él se recogen entrevistas y conversaciones con figuras de la música nacional e internacional que pasaron desde 1992 a 2012 por las actividades en las que Galiana participó, coordinó o dirigió, como el ciclo Música en el Club, del que proceden las primeras conversaciones aquí reunidas. De este modo, entre las figuras de larga trayectoria nacional, nos encontramos con Cristóbal Halffter, Luis de Pablo o Tomás Marco, junto con compositores y músicos valencianos e internacionales que presentan muy diversas problemáticas y pensamientos, profundizando Galiana, a medida que avanza este bloque, en las cuestiones de gestión y política cultural; de ahí, que diversos políticos y gestores valencianos se asomen a estas páginas, impeliéndonos Galiana siempre en sus textos a esa mirada ética y humanista a la que antes nos referíamos. Entre estos compositores e intérpretes, nos encontramos con algunos cuya proyección no ha ido a más con el paso de los años, quedando en una escena más local; mientras que otros han dado un salto internacional muy notable, como Joan Cerveró, Joan Enric Lluna, o Josep Vicent, todos ellos presentes en el bloque de conversaciones en diversos momentos. También da presencia Josep Lluís Galiana —algo recurrente en su trayectoria como crítico— a los jóvenes compositores de su tiempo (al menos, en el momento de la publicación de estos textos), como Emilio
El segundo gran bloque de Escritos desde la intimidad, el dedicado a artículos de opinión, notas y reseñas, es una miscelánea de muy diversos temas, que van desde denuncias de la urbanística a aniversarios, sentidas necrológicas y conmemoraciones. Tienen estos escritos un gran valor como ventana histórica, además de que nos dejan textos que glosarán, sin duda, las investigaciones sobre diversos compositores en el futuro; especialmente, por lo que a los estrenos se refiere, así como conforman un buen espejo de una actividad musical de amplias perspectivas, que iba desde la música antigua (Paganini, Soler, Corelli y Telemann se asoman a estas páginas) hasta los grandes nombres del siglo XX (y con una notable pluralidad estilística, que va de
Por último, el dedicado a las críticas musicales es el bloque más amplio de este libro (de la página 209 a la 560). En este apartado podemos seguir veintidós años de conciertos en Valencia, con una presencia preponderante de la música de cámara, pues, como sucedía en Emociones sonoras, la práctica totalidad de los conciertos aquí reseñados fueron programados en el Club Diario Levante. No sólo destaca la variedad de géneros musicales que entonces se programaban en el club levantino, sino la presencia de la música como un gran arco histórico, pues los escritos críticos de Galiana recogen desde canciones cortesanas del siglo XV hasta numerosos estrenos de compositores valencianos, pasando por los nombres clave del gran repertorio: una mirada omnicomprensiva que tanto se echa en falta en la mayor parte de las programaciones musicales de este Estado, y que —me temo— en el propio Club Diario Levante es cosa de un pasado reciente más culto y menos banal que el presente que padecemos. Otras de las señas de identidad de estas críticas son su apoyo a los jóvenes intérpretes y compositores, cuyas sucesivas generaciones en Valencia casi podríamos decir que han pasado en su integridad por los escritos de Galiana (siempre mostrando una calidez que es buena muestra de ese humanismo que el propio musicógrafo reclama en sus textos), o la apertura a lo internacional, de forma que, siendo publicaciones de un diario local, en ellas abundan las reflexiones sobre la música internacional de su tiempo, con diversas reseñas en las que Galiana realiza —destacadamente, a finales de los años noventa— la valoración de un siglo, el XX, que, como leemos en estas mismas páginas, entonces ya «boqueaba».
La mayor parte del libro está escrita en castellano (a excepción del prólogo y de algunas críticas, como las dos últimas), mostrando Josep Lluís Galiana un gran cuidado en la expresión y en el lenguaje, que en Emociones sonoras habrá de ganar en profundidad y matices, alcanzando en sus últimos escritos para sulponticello.com una solidez ensayística encomiable. Es una pena que la experiencia concertística del Club Diario Levante, que sin duda sirvió de aprendizaje para el propio Galiana, que a través de aquellas actividades pudo entrar en contacto con una variedad de músicas y géneros poco frecuente en la España de los años noventa, haya desaparecido como tal, lo cual nos enfrenta a nuestros propios demonios como sociedad y al rumbo que ésta ha tomado, así como al ya aludido despeñamiento cultural de la prensa generalista, entregada a las trivialidades y a la rueda de un consumismo que todo lo contamina.
Es éste un proceso que Josep Lluís Galiana ha visto abalanzarse sobre nosotros desde hace décadas, y así lo va constatando en la páginas de Escritos desde la intimidad, con la variedad de «temas de actualidad, problemáticas políticas, sociales, educativas y culturales» sobre los que profundiza y denuncia. De este modo, y citando a Joan
, recoge Galiana en su introducción quela información del crítico va dirigida al público en general y que esta labor debe ser a la vez de orden informativo y formativo, lo mínimo que se puede exigir a una persona que desempeñe esta función es que por lo menos se interese de cuanto ocurre a su alrededor para dar noticia si es necesario del origen, el proceso evolutivo y el porqué de una determinada tendencia»; algo que Josep Lluís Galiana completa afirmando que «no sólo musical, sino también del resto de tendencias y circunstancias políticas, sociales y culturales que rodean al fenómeno musical en sí.
Esta toma de distancia con la propia crítica musical y cultural es algo que, de forma muy sana y reflexiva, realiza Galiana en distintos momentos de sus escritos; destacadamente, aquí, en su introducción, preguntándose por los motivos, lógicas, procedimientos y fines de ésta: algo para lo cual rescata reflexiones de otros críticos de los siglos XX y XXI, así como, de forma más general, pensamientos provenientes de la filosofía y de la literatura que, de la mano de Friedrich Schlegel o de Jean-Paul Sartre, nos harán re-pensar qué es escribir y porqué/para qué se escribe.
Son textos, por tanto, que no sólo radiografían un tiempo, quizás, ya sido, sino que nos proponen cuestiones de permanente actualidad; algunas de ellas, de especial pertinencia para quienes nos ponemos frente a una página (en el fondo nunca) en blanco (pues en su virginal vacío resuenan con estrépito horas de vida y todo un palimpsesto de ideas y experiencias) para reflexionar sobre una música que, como bien sostiene Galiana, está profundamente imbricada con lo histórico, lo político y lo social. Música, por tanto, dentro de un contexto. Música que es creada y que crea. Música con y desde.
Como en el caso de Emociones sonoras, éste que sería primer volumen —por orden cronológico de los textos recogidos— de los escritos musicales de Josep Lluís Galiana está primorosamente editado, con una bella tinta sobre papel de Avelino Saavedra en su portada, además de un índice onomástico digno de una novela de Lev Tolstói y de una gran cantidad de fotografías en blanco y negro que se agradecen para poner cara a toda esta galería musical por la que desfilan tres décadas de música valenciana e internacional. Quedamos, por tanto, a la espera de un tercer volumen de los escritos musicales de Josep Lluís Galiana, que presumiblemente partiría de finales del 2015 (hasta dónde Emociones sonoras llegaba). Dispondremos entonces, en conjunto, de un compendio de críticas musicales editadas en formato libro que prácticamente es único en España.
Este libro ha sido enviado para su recensión por EdictOràlia.
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