España - Valencia
Alterflamenco corpóreo y vivencial
Daniel Martínez Babiloni
A la música de Johann Sebastian Festival Internacional de Música de Cámara de (Valencia), la Partita para violín solo n.º 2, BWV 1004, fue la página elegida para representar la capacidad de adaptación del hombre a situaciones como las vividas durante la pandemia, puesto que su lema ha sido “ y ”. se le ha adjudicado, muchas veces, una espiritualidad con la que no sé si el Kantor de Santo Tomás de Leizpig estaría del todo de acuerdo. Incluso a la instrumental, como es el caso. En el primer concierto del decimotercer
Pero, por más que la “Allemanda” inicial se caracterice por la profunda expresividad que supo ver Leticia
De ahí, que el autor llenara la “Giga” con torrenciales cascadas de semicorcheas, en las que la solista arriesgó, y que expusiera en la “Ciaccona” todo un programa experimental, que entusiasmaría a Johannes
En la segunda parte, Mauricio presentó dos de sus obras caracterizadas por un acercamiento al flamenco desde el espectralismo, como el resto de su producción. Un lenguaje que el musicólogo Pedro denomina alterflamenco. Una forma de fundir música de arte contemporánea y dicho género popular aprendida en Viena, durante los años de estudio del compositor, y aprehendida a través del magisterio de Luigi , según relató el propio Sotelo, quien le decía que el flamenco es “el arte mágico de la memoria”.
Y de la memoria debida a Domenico
La segunda duda llegó a causa de las instrumentaciones (el compositor es escrupuloso al respetar la página original en su forma, armonía y melodía). Algunas, como la de la Sonata en fa mayor K107, destacaron por su viveza tímbrica y por el chispeante diálogo que se estableció entre el clarinete, el piano y el violín. Por el contrario, la Sonata en sol menor K455 apareció en forma de cuarteto de cuerda, de tinte boccheriniano, eso sí, pero serio y poco expresivo, y a la hermosa Sonata en si menor K87 se le añade un pathos que acaba recargando la composición en demasía.
Con todo, la garra emotiva la puso la plasticidad de los movimientos de La
Sin solución de continuidad, el conjunto, cuyo grueso estaba formado por el Escultura de roja luz interna, una página, más flamenca -o, mejor dicho, alterflamenca- que las Cinco sonatas, que hace a su autor merecedor de la categoría de referente en la composición actual. En ella transpone con gracia los patrones rítmicos y giros melódicos del cante a los instrumentos. La orquestación de números como “Tangos flamencos” es una filigrana -ejecutada, además, con virtuosismo-, y en el “Zapateado” y en el “Lento” se consiguió una atmósfera sugerente a partir de acordes espectrales, un tanto psicodélica en el último. , abordó
Es necesario destacar la creatividad sonora del percusionista Carlos Merino, que llenó el paisaje con un sinfín de imaginativos efectos tímbricos, y, de nuevo, la belleza de los movimientos de La Moneta. Muchas veces hizo que viéramos el sonido. Junto a Joan Enric , clarinetista y director artístico del festival, protagonizó uno de los momentos más brillantes de la tarde. Un duelo sonoro y corporal, en forma de cadencia escrita en la partitura, y una experiencia para el espectador, vívida y emocional.
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