España - Andalucía

La ópera vuelve a Granada

José Amador Morales
lunes, 31 de julio de 2023
Festival de Granada 2023: Turandot © 2023 by Fermín Rodríguez Festival de Granada 2023: Turandot © 2023 by Fermín Rodríguez
Granada, miércoles, 12 de julio de 2023. Palacio de Carlos V. Turandot, ópera en tres actos de G. Puccini sobre texto de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Elenco: Anna Pirozzi (Turandot), Vicenç Esteve (Emperador Altoum), Adam Palka (Timur), Jorge de León (Calaf), Salome Jicia (Liu), Germán Olvera (Ping), Moisés Marín (Pang), Mikeldi Atxalandabaso (Pong), Gerardo Bullón (Un mandarín). Coro Infantil “Elena Peinado”. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real de Madrid. Nicola Luisotti, director musical. 72 Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
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Desde hace varias ediciones se anunciaba que la vuelta de la ópera al Festival Internacional de Música y Danza de Granada iba a ser un hecho. Y probablemente esta cita que comentamos supone el hito más importante conseguido en ese sentido y, desde luego, una de las mejores interpretaciones que se hayan visto en la ciudad, dentro y fuera del ámbito de este veterano festival, habida cuenta de la ausencia en Granada de una tradición de representaciones líricas. La dimensión de por sí espectacular de un título como la Turandot de Puccini unida a la apuesta segura que supone la visita de las huestes del Teatro Real, eran un reclamo incuestionable para la única función programada en la presente edición del festival granadino.

Se trataba de una interpretación en versión de concierto y, por lo tanto, desprovista de la producción teatral que diseñara Robert Wilson hace cinco años y con la que está siendo representada estos mismos días en el coliseo madrileño. Eso sí, a pesar de que los protagonistas no “tiraron” de atriles o partituras (algo que parece haber sido desterrado afortunadamente de este tipo de formato concertante) y hubo una implicación gestual implementada conforme avanzaba la representación si bien dejada un poco al parecer o personalidad de cada uno, no habría estado de más utilizar aquí y allá, en alguna entrada o salida por ejemplo, parte del marco único del Palacio de Carlos V para dotar a la versión de una mayor credibilidad dramática (aún recordamos, por ejemplo, la llegada de Ben Heppner corriendo desde fuera del escenario -“Isolde!!!”- o la imponente aparición de René Pape como Marke en el balcón central del primer piso para su monólogo en el segundo acto del Tristan und Isolde de Wagner, ofrecido también en versión concertante en 2006 bajo la dirección de Daniel Barenboim).

La mera disposición sobre el escenario de orquesta -y coro- permitió advertir detalles únicos de la impresionante orquestación de la partitura de Puccini. Al margen de aquel sonido orquestal como tamizado y romo proveniente del foso madrileño que recordamos en las funciones antes señaladas, la orquesta del Teatro Real aquí brilló como nunca, bien es verdad que con la mejor versión de un Nicola Luisotti -el mismo maestro de entonces- francamente motivado. La batuta del italiano organizó voces y orquesta, pero sobre todo dio rienda suelta a un contraste dinámico sin complejos que ofreció momentos tan espectaculares como conmovedores a lo largo de la velada.

En cuanto al elenco, destacó especialmente el Calaf de un Jorge León entregadísimo en un día en el que prácticamente todo le salió bien. Y es que el tenor canario lució su acostumbrado metal, especialmente en una zona sobreaguda deslumbrante por proyección y por volumen desde su primera frase. Pero también mostró una voz homogénea en todos los registros, sin resonancias nasales ni artificios en el grave como en otras ocasiones le hemos advertido. Incluso superó su -a veces- habitual fraseo lineal y desabrido, de escasa riqueza lírica, con loables intentos de plegar la voz y una emisión de cierto recogimiento en los momentos más líricos. 

A su lado Anna Pirozzi fue una Turandot cumplidora, que sorteó la tremenda “In questa reggia” y los desafíos de Calaf con aseo, a la que sin embargo le faltó demasiado peso vocal y un timbre carismático que le permitiera definir con mayores matices un personaje tan cargado de claroscuros, incógnitas y, en definitiva, posibilidades expresivas. La Liú de Salomé Jicia convenció por su sensibilidad y fraseo aquilatado, como corresponde, a despecho de un timbre un tanto mate. 

Por su parte, Adam Palka ofreció un Timur aceptable, de emisión algo entubada y suficiente proyección. Bastante pulido el extraordinario trío de consejeros (Germán Olvera, Moisés Marín, Mikeldi Atxalandabaso) al igual que el Emperador Altoum de un convincente Vicenç Esteve. Por su parte, también destacó el noble y Mandarín de Gerardo Bullón. 

El coro del Teatro Real (también la escolanía Elena Peinado) tuvo una actuación espectacular como corresponde en una partitura como esta, pero también destacó en los momentos de recogimiento que requieren mayores sutilezas. 

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