Ópera y Teatro musical

Cien años del debut en Madrid de Matilde Martín, una artista tinerfeña por redescubrir

Luis Alberto González Delgado
jueves, 9 de noviembre de 2023
Matilde Martín © 2023 by Colección González-Delgado Matilde Martín © 2023 by Colección González-Delgado
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El día 9 de noviembre de 1923, el Teatro Apolo de Madrid ofrecía una función que iba a sumergir al público en dos épocas y ambientes muy diferentes: de la Galicia rural del siglo XX se pasaría a la Roma de la Antigüedad. Se trataba de una reposición y de un estreno; la reposición sería la ópera Maruxa (Vives) y el estreno sería la ópera Nelva (Sabina). La nueva obra no deslumbró, pero fue considerada digna (el público de Barcelona también la aplaudiría más adelante). Los críticos madrileños coincidieron en que la interpretación en ambas obras sí que fue algo realmente destacado, dejando muy buena impresión los dos artistas debutantes, que provenían de Santa Cruz de Tenerife: el tenor Jorge Ponce y la soprano Matilde Martín. Matilde contaría años después que tuvo mucha suerte, pues una vez se plantó en Madrid, a las veinticuatro horas ya estaba contratada por una compañía de prestigio, dirigida musicalmente por Amadeo Vives, que es quien les hizo la prueba de rigor a los nuevos artistas.

Me centro en ella: ¿Qué va a aportar esta mujer al panorama lírico? Pongámonos en situación: la zarzuela está entrando en un renacimiento que se prolongará durante al menos diez años. Se acaba de estrenar Doña Francisquita (en el mes de octubre), todo un hito en la historia de la zarzuela. Si en las dos primeras décadas del siglo XX se necesitaron a mansalva artistas de zarzuela que ante todo dominaran la comedia (además de contar con dotes suficientes para el canto), puesto que el género chico estaba ofreciendo sus últimas obras destacadas y reinaban la opereta y el repertorio sicalíptico, la década de los años veinte pedía cosas nuevas, otra manera de hacer en la zarzuela, como sucedía en lo social y en la vida en general. Millán, Vives, Guerrero, Luna, Serrano… fueron compositores conscientes de esta necesidad y afortunadamente acertaron con muchas de sus propuestas, y se afianzará un tipo de zarzuela que va a requerir, para los papeles protagonistas, de artistas solventes como cantantes líricos y avezados como actores; en tales requerimientos va a encajar a la perfección, como tiple dramática, “la tinerfeña de la voz de oro”.

Excelencia y constancia

¿Cómo se fue afianzando la carrera de Matilde Martín en la zarzuela? Cuando esta cantante de voz extensa se presenta en Madrid, junto a su equipaje trae una concienzuda preparación iniciada hace más de una década en Tenerife con el barítono Néstor de la Torre y perfeccionada después en Madrid con el también barítono Ignacio Tabuyo. Matilde se había quedado viuda tempranamente, su marido falleció, probablemente de gripe española, en 1919, y aunque (o porque) cuando estuvo casada se alejó de la actividad musical (ya había estudiado canto en Madrid), esta joven de origen humilde, que pudo realizar sus estudios superiores gracias a una beca, nunca volvería a permitir que algo la alejara de su dedicación al teatro.

Cuando el maestro Vives organiza su gira de 1924-1925 para dar a conocer Doña Francisquita en Hispanoamérica, contará con la artista canaria para encarnar el papel de la Beltrana, alternando con Carmen Caussade. Resulta significativo que muchos artistas se fueron descolgando de la tournée: El tenor Casenave fue de los primeros en marcharse porque no se sintió bien tratado, después se dio una ruptura con el empresario que sostenía económicamente el plan y un grupo nutrido de artistas regresó a España, Mary Isaura no quiso sumarse al estreno en México…, pero Matilde Martín permaneció hasta el final.

Matilde Martín protagoniza 'La Dolores' de Bretón en 1938. © 2023 by Colección González Delgado.Matilde Martín protagoniza 'La Dolores' de Bretón en 1938. © 2023 by Colección González Delgado.

En plena ebullición de la zarzuela por renovación del repertorio, popularidad, cantidad y calidad de artistas, grabaciones discográficas… Matilde Martín tendrá la oportunidad de estrenar obras de los maestros Luna, Daniel, Sorozábal, Codina, Alonso, Penella… Como otros grandes artistas de la época, elegirá Barcelona como lugar de residencia, ciudad enamorada de la zarzuela, a la que volverá una y otra vez tras sus giras por España, Portugal y América. Entre sus compañeros de escenario encontramos a Emilio Vendrell, Eduardo Brito, Marcos Redondo, Vicente Simón, Ricardo Mayral, Hipólito Lázaro, Felisa Herrero, María Espinalt, Conchita Panadés, Rogelio Baldrich, Antonio Palacios, Trini Avellí, Pablo Gorgé, Luis Fabregat… ¡hasta Antonio Cortis, en una representación memorable de una ópera Carmen cantada en castellano! A sus estrenos absolutos y un repertorio de unas ciento treinta obras, hay que unir acontecimientos como los estrenos de La Dolorosa en Argentina, Luisa Fernanda en Portugal, y Doña Francisquita en Perú, Chile, Cuba y México.

Si hablamos de los roles más ovacionados hemos de volver a Doña Francisquita, con esa Beltrana que fue madurando hasta el punto de que en Valencia en 1933, ¡la tierra de Cora Raga, la creadora del papel! en medio de una representación se generó un murmullo entre el público debido al asombro que producía su encarnación de Aurora.

Otro gran triunfo está relacionado con el compositor Manuel Penella, que creó la partitura de zarzuela La Malquerida pensando en la voz de Matilde Martín. Penella se preocupó cuando surgió un problema de contrato que impedía la presencia de la tinerfeña en su proyecto, e incrementaba el desasosiego del compositor el hecho de que tampoco podía contar en aquel momento con las dos únicas artistas que veía con medios semejantes a los de Matilde Martín: María Badía y Matilde Vázquez. Afortunadamente, las dificultades se solventaron, y aunque en prensa se había dado por hecho que en la primavera de 1935 Matilde Martín estaría de gira con la compañía del tenor Miguel Fleta, la artista canaria encabezó el reparto de La Malquerida en el Teatro Victoria de Barcelona; quien primero la felicitó por su trabajo fue, en el palco escénico, el autor del drama original, el premio Nobel de literatura Jacinto Benavente.

La antidiva

Llegados a este punto, más de un lector puede preguntarse: ¿Por qué no permaneció en el recuerdo esta artista? ¿Cómo es que resulta desconocida hasta en su propia tierra? No es difícil de entender… Por una parte tenemos el declive de la zarzuela; cuando Matilde Martín fallece, con cincuenta y cuatro años de edad, en 1951, aquel público de la zarzuela, exigente y acostumbrado a estrenos, había desaparecido y sólo queda un tipo de aficionado que acepta la repetición de unos pocos títulos una y otra vez, capaz de convivir con montajes descuidados y con artistas mediocres (a los buenos artistas les quedaba Hispanoamérica como tierra de promisión en esos años). En este contexto, la mayor parte de artistas de zarzuela de la primera mitad del siglo serán olvidados rápidamente, ¿para qué recordar a quien se dedicó a una modalidad de teatro que ha pasado a entenderse como decadente?

Grabación de la 'Canción' de la zarzuela 'Los claveles' de Serrano realizada por Matilde Martín en Discos Odeón. © 2023 by Colección González Delgado.Grabación de la 'Canción' de la zarzuela 'Los claveles' de Serrano realizada por Matilde Martín en Discos Odeón. © 2023 by Colección González Delgado.

Por otra parte, influyó el propio talante de la artista, que jamás hizo concesiones de cara a la galería y que llevaba una vida discreta fuera del teatro; en este aspecto resultan esclarecedoras las siguientes palabras del director de la compañía del Teatro de la Zarzuela, Ángel de León, dirigidas contra un periodista que delante de él, en 1928, cuestionó la valía de Matilde Martín (en realidad era una treta para sacarle declaraciones):

“Matilde, señor incordio, es la mejor artista que en su género pisa los escenarios españoles. Así: la mejor de todas. Si no se populariza más su nombre es debido a su retraimiento para conseguirlo con demasía en la publicidad, que a más de ser costosísima, es un tanto inmoral. Ella sólo vive para su arte y por su arte, sin hacer caso de la vida exterior que tanto encumbra a quienes de ello necesitan para hacerse un valor artificial, valor que se derrumba al menor contratiempo. Matilde de teatro afuera, no halaga los oídos, pero con telón alto, los aturde.”

Más allá de su brillante carrera artística, la vida de Matilde Martín resulta enormemente rica en vivencias y matices. Fue una mujer que supo mantenerse en su profesión contra viento y marea. Un par de pinceladas y termino… Vivió de jovencita el aislamiento de Canarias durante la Primera Guerra Mundial (la economía isleña dependía de la exportación de frutas a países europeos y el comercio se paralizó durante años); de Néstor de la Torre aprendió Matilde no sólo música y canto, descubrió en aquella etapa la importancia de ejercer la solidaridad a través de conciertos y diversas iniciativas culturales con fines benéficos. Años después, durante la Guerra Civil Española, Matilde Martín volvería a cantar en infinidad de iniciativas que buscaban paliar las necesidades de colectivos especialmente afectados por la contienda. Formó parte de compañías líricas lideradas por mujeres, como las de Rafaela Haro, Amparo Saus o Pepita Rollán, en plena época de “divos”, cuando los carteles los encabezaban, con letras enormes, tenores y barítonos aunque las zarzuelas fueran Luisa Fernanda o La Calesera.

Sobre Matilde Martín escribió Elena Fortún:

“Poco después de nuestra conversación la he visto triunfar plenamente en el primer escenario de España, y he pensado que Tenerife, que es su patria chica, debe recibir en el corazón los aplausos que se ofrendan a una hija suya y enorgullecerse, como se enorgullecen las madres, de haber dado la existencia a una gran artista.” 
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