España - Cataluña
Gran Teatre del LiceuEl foso como vehículo para la acción teatral
Xoán M. Carreira
En su nueva ópera, Antony and Cleopatra, vuelve a los códigos de la ópera heroica que con tanto éxito había utilizado en (1987). Han transcurrido treinta y cinco años en los cuales Adams ha creado varias óperas espléndidas y una magistral, La muerte de Klinghoffer (1991), y una vez asentado su personalísimo uso del minimalismo, ha desarrollado un lenguaje propio comunicativo y expresivo que le ha merecido el reconocimiento como uno de los grandes compositores actuales (entiendo que la etiqueta 'contemporaneidad' se extingue hacia 1992).
Adams es un creador que conoce profundamente y ama las tradiciones de la música occidental, a las cuales considera un corpus museístico y un patrimonio universal. Esto implica que como creador se considera heredero de esas tradiciones y como ciudadano puede disponer libremente de las mismas seleccionando diversos y dispares elementos para integrarlos en el conjunto de su propia obra, lo cual incluye la memoria cinematográfica del mito de Cleopatra.
Julia Bullock y Gerald Finley. © 2023 by A. Bofill.
En Antony and Cleopatra es evidente que Adams tiene presentes las perspectivas sobre esta tragedia shakesperiana desde hasta , y sin alterar los códigos del género los transporta al tiempo y lugar de los espectadores. Al igual que sus más ilustres predecesores, Haendel y Barber, el centro de atención dramática de Adams es la pasión amorosa y erótica de y , que se enmarca en un complejo conflicto político que los protagonistas parecen obstinarse en ignorar.
Al igual que en las anteriores óperas de Adams, el foso es el vehículo de la acción teatral gracias a la portentosa orquestación y el dominio adamsiano tanto de la retórica dramática como de las formas musicales. Desde esta perspectiva, la utilización de cimbalones y otros instrumentos de 'color éxotico' deben ser entendidos como simples 'señales' anecdóticas al igual que sucede en el Samson et Dalila y otras obras de , si bien en este caso no parece existir la indisimulada intención colonialista del gran compositor francés.
En la misma línea de integración de elementos simbólicos de las tradiciones musicales, me gustaría mencionar el uso de los coros, por ejemplo el del acto I con Octavio, y su relación con su utilización identitaria por parte de , y . A semejanza de estos autores, Adams nos informa a través del coro de los conflictos de intereses colectivos a los que se enfrentan Antonio y Cleopatra.
La producción escénica de , meticulosamente cuidada, sirve y potencia la enorme calidad de la música y el libreto, lo que incluye las atinadas, bellas y oportunas proyecciones cinematográficas, incluyendo la Marcha sobre Roma de Mussolini, de , que están centradas en el intemporal contexto sociopolítico de una ópera cuyo antagonista es un dictador megalómano.
La competente y sobria dirección actoral se apoya en una escenografía relativamente sobria -teniendo que cuenta la imprescindible opulencia del mobiliario de las dependencias reales-, y una iluminación planificada milimétricamente y centrada en el paisaje emocional de cada escena.
La presencia del propio compositor como director en el foso garantizó que cada cosa estuviese en su sitio y hubiera un sitio para cada cosa. Adams es un director competente de gestos claros y sobrios y, sobre todo, empático. Consiguió que, por una vez, la Orquesta del Liceu sonase cohesionada y luciese un bello sonido, una dinámica equilibrada y ofreciese ocasión de lucimiento a alguno de sus solistas.
El coro estuvo igualmente espléndido, tanto en lo actoral como en lo musical, mostrando los resultados de unos ensayos bien planificados que proporcionaron al coro instrucciones claras, confianza y seguridad.
El Gran Teatro del Liceu acertó plenamente cuando anunció que la invitación de Adams a dirigir el estreno de su ópera en el Liceu era una ocasión histórica de recuperación de antiguos hábitos de que algunos grandes compositores dirigieran sus títulos más famosos en la emblemática casa de la ópera de Las Ramblas de Barcelona.
John Adams sabe escribir para la voz y es obvio que disfruta haciéndolo, como prueban sus óperas y oratorios anteriores. Aunque su escritura vocal es canónica y su objetivo es que sus solistas actúen cantando, sus modelos principales son, de nuevo, Gershwin y Britten por más que in lontananza nunca pierda de vista las lecciones del ottocento italiano y, desde luego, Barber y . Una vez más, bebiendo de sus enriquecedoras colaboraciones con Peter , Adams compuso Antonio y Cleopatra con destino a unos cantantes concretos.
Julia Bullock y Gerald Finley. © 2023 by A. Bofill.
, ya rodado en el personaje, fue un Anthony arrebatador y de una grandeza shakesperiana, que compartió con , un majestuoso y sutil Enobarbus que mereció el favor del público.
Adriana Bignagni Lesca, Julia Bullock y Alfred Walker. © 2023 by A. Bofill.
, que retrasó su debut en el papel de Cleopatra hasta las representaciones del Liceu (estuvo enferma para el estreno absoluto en San Francisco), acertó en no resistirse a la memoria de , y aún más en crear una Cleopatra diamantina -dura y frágil- incapaz de alcanzar el equilibrio entre sus ardores juveniles y sus responsabilidades políticas. Bullock es ciertamente la Cleopatra que Adams concibió.
Paul Appleby y Julia Julia Bullock. © 2023 by A. Bofill.
A le tocó bregar con el difícil papel de un Octavio tan cegado por el autoritarismo como lo está Antonio por sus pasiones. Magistral en lo actoral y en la direccionalidad vocal, en la representación a la que asistí percibí algunas incomodidades menores pero repetidas que afectaron a la estabilidad en la emisión y el color.
El resto del elenco mantuvo igualmente un alto nivel de calidad lindante con la excelencia.
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