España - Andalucía

En el 125 aniversario de Lorca y La Argentinita

José Amador Morales
lunes, 11 de diciembre de 2023
Pablo García-López, Rosa Torres Pardo y Marco Flores © 2023 by Teatro Góngora Pablo García-López, Rosa Torres Pardo y Marco Flores © 2023 by Teatro Góngora
Córdoba, viernes, 24 de noviembre de 2023. Teatro Góngora. La tarara/125. Espectáculo en torno a las “Canciones populares españolas” grabadas por Federico García Lorca y La Argentinita en 1932. Pablo García-López, tenor. Rosa Torres Pardo, piano. Marco Flores, bailaor. Francisco López, dramaturgia y dirección.
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Una idea atractiva de partida, una propuesta escénica de una sobriedad caustica y una materialización refinada y de extrema precisión. Esto es, en resumidas cuentas, la sensación básica con la que salimos tras asistir a una más que exitosa representación de La tarara/125 en el Teatro Góngora de Córdoba, donde ha recalado desde que esta producción de Francisco López fuese estrenada en el jerezano Teatro Villamarta el pasado mes de febrero. Y lo hizo como homenaje a Federico García Lorca y La Argentinita en el 125 aniversario de su nacimiento pues, no en vano, este espectáculo, que no es ni recital lírico, ni pianístico, ni audiovisual, ni coreográfico, sino todo ello a un tiempo y mucho más, toma como referencia la celebérrima grabación de las Canciones populares españolas que registraran Federico García Lorca y Encarnación López Júlvez “La Argentinita” en 1932, junto a otros fragmentos musicales que ilustran toda la época que vivieron estos artistas.

Así pues, sobre un escenario de corte cabaretero asistimos a una narración tan sutil como poética de la historia de nuestro país, incidiendo particularmente en sus aspectos sociales y culturales. De esta forma, a través de proyecciones audiovisuales de imágenes de la época asistimos al nacimiento del cine, la guerras de Cuba o Marruecos, a los cafés cantantes, a la creación de la Barraca, la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la Segunda República y al trágico final de Lorca.

Musicalmente, Pablo García-López ofreció una gran creación interpretativa, resultado de un trabajo muy sólido y profundo. Y es que el tenor cordobés volvía a demostrar una vez más cómo este repertorio de canciones de concierto (y este formato) se ajusta como un guante a sus cualidades vocales y artísticas. Con un registro central un punto más ancho que en el inicio de su carrera (véase la versión de El café de chinitas de Fernando Obradors o la Canción del jinete de Miquel Ortega), la voz de García-López se proyectaba siempre natural sin forzar, con una emisión grata y directa. Ello le permitió dar rienda suelta a su gran baza, la musicalidad, dotando a las canciones de un acertado y sutil sabor popular (aje diríamos por aquí) siempre alejado del efectismo; muy al contrario, poniendo siempre el énfasis en la expresión sincera de los textos subyacentes.

Fue evidente la gran complicidad del cantante con Rosa Torres Pardo. La pianista madrileña se sentía cómoda al frente de un repertorio como el español en el que siempre ha despuntado. Al margen de su cálido acompañamiento a la voz solista, interpretó piezas en solitario basculando entre aquellas seleccionadas con un enfoque más incidental, al estilo de los pianistas acompañantes en los primeros años del cinematógrafo (como Redención, la marcha de Manuel Tavárez o el extraordinario arranque de la Chacona de Bach como interesante preludio a El café de chinitas), a lo que contribuía el escenario de un teatro como este Góngora inaugurado precisamente en 1932, y las que presentan un protagonismo per se dentro de esta propuesta. Entre ellas una Soirée dans Grenade de Debussy de seductor sentido cromático y, sin duda el clímax pianístico de la velada, con las lecturas completas de El Corpus Christi en Sevilla de Isaac Albéniz, El fandango del candil y la Danza española nº 5 de Enrique Granados, en donde Torres Pardo desplegó un diáfano contrapunto, incisiva pulsación y hábil resolución rítmica.

Por su parte, el bailaor Marco Flores ofreció movimientos y cadencias coreográficas de gran calado expresivo, siempre exento de frívolas ostentaciones y alejado de los estereotipos que tanto daño han hecho a este repertorio, en clara sintonía con sus compañeros y, a buen seguro, con la idea original de Francisco López. Curiosamente los tres artistas acaban compartiendo disciplinas pues en algún momento Pablo García-López comparte el teclado con la pianista, Rosa Torres Pardo protagoniza una versión un tanto canalla del Anda jaleo y Marco Flores entona parcialmente La tarara”. 

Como apunte final, desde aquí siempre pedimos la inclusión de subtítulos en este tipo de espectáculos y conciertos, aunque sean en castellano, para un mayor disfrute de los textos y, además, esta ocasión merecía la edición de un programa en condiciones, pues el ofrecido digitalmente mediante código qr no ofrecía siquiera el detalle de las piezas interpretadas.

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