El concierto prenavideño de la
OSCyL, concretamente el programa n.º 6, elevó mucho el nivel respecto a los que
yo he podido escuchar esta temporada. La principal causante, claro está, fue
Elim Chan, que ya había transmitido grandes sensaciones en su anterior visita y
en esta confirmó que es capaz de controlar la orquesta de una manera muy
productiva.
De hecho, todas las familias
sonaron realmente disciplinadas en El pájaro de fuego, obra complicada
en cuanto a lograr una claridad que evite que determinados pasajes se
conviertan en un caos. El impulso rítmico y el rigor en los tempi son
esenciales en Chan, que está muy atenta a cualquier desliz en este sentido y lo
rectifica inmediatamente. Este buen hacer es la base para lo demás, ya que
prácticamente todo es audible y el trabajo con texturas, timbres y dinámicas se
percibe en todo su…
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