España - Valencia

Manon y compañía

Rafael Díaz Gómez
viernes, 18 de octubre de 2024
Huguet, Manon © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce Huguet, Manon © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce
Valencia, sábado, 12 de octubre de 2024. Palau de les Arts. J. Massenet: Manon, ópera en cinco actos y seis escenas. Libreto de Henri Meilhac y Philippe Gille, basado en la novela de l’Abbé Prévost ‘Histoire du chevalier des Grieux et de Manon Lescaut’. Estreno: Opéra-Comique de París, el 19 de enero de 1884. Dirección escénica: Vincent Huguet. Escenografía: Aurélie Maestre. Vestuario: Clémence Pernoud. Iluminación: Christophe Forey. Coreografía: Jean-François Kessler. Producción: Opéra National de Paris. Lisette Oropesa (Manon Lescaut), Charles Castronovo (le Chevalier des Grieux), Carles Pachon (Lescaut), James Creswell (le Comte Des Grieux), Jorge Rodríguez-Norton (Guillot de Morfortaine), Daniel Gallegos (Monsieur de Brétigny), Antonella Zanetti (Poussette), Laura Fleur (Javotte), Ester Ferraro (Rosette), Holly Brown (Sirvienta), Max Hochmuth (Hostelero). Cor de la Generalitat Valenciana. Director: Francesc Perales. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Dirección musical: James Gaffigan.
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Cuando, en la presentación ante la prensa de esta Manon de Massenet con la que ha arrancado la temporada regular en Les Arts, el tenor Charles Castronovo expresó que esta es "una de las pocas óperas de su época en las que el hombre es la víctima", quizás estaba pidiendo a gritos que su compañera de reparto, Lisette Oropesa, le dejara para siempre con su Des Grieux en la cripta más profunda de Saint Sulpice rumiando sus oraciones y su desdicha. Gran profesional, la estadounidense no lo hizo (todo lo contrario: lo arrancó de las manos de Dios de una forma irresistible).

Claro que también se me puede alegar que la soprano soltó en la misma comparecencia que el personaje de Manon es "una moderna Kim Kardashian que quiere llegar al top". Quiero suponer que tal cosa la diría respecto a esta producción en concreto. Pero, por si acaso, y sin más dilación, tendré que exclamar ¡pero qué bien canta usted, señora Oropesa!

Una representación operística, como tantos trabajos colectivos, es un delicado juego de equilibrios que de forma siempre admirable se sostiene hasta el acorde final. Tal engranaje se volvió a ajustar en la función a la que asistí (la cuarta de una serie de cinco). Pero, entre todas, la pieza de Oropesa fue la más determinante. Que sí, que Massenet se lo brindó, pero tampoco es que lo pusiera precisamente fácil. Sin embargo, ella lo materializó con pasmosa naturalidad.

‘Manon’ de Massenet. Dirección musical: James Gaffigan. Dirección escénica: Vincent Huguet. Valencia, Palau de les Arts, octubre de 2024. © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce.‘Manon’ de Massenet. Dirección musical: James Gaffigan. Dirección escénica: Vincent Huguet. Valencia, Palau de les Arts, octubre de 2024. © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce.

Oropesa se encuentra en plena forma. Se adaptó a todos los registros emocionales que demanda el personaje (inocencia, frescura, picardía, deseo, duda, melancolía, derroche, miedo, arrebato, orgullo, resignación, consunción...) con unos poderosos medios vocales y notable presencia escénica. Segurísima en todos los registros, homogénea, sutil y carnosa, determinante, matizada con exquisitez, siempre oxigenada, su voz fue un lujo que cubrió todos los rincones de la sala principal de Les Arts. En algún momento pensé que un bis estaba a punto de caer. Estas cosas no se sabe bien por qué, a veces pasan y otras no (bueno, en ocasiones sí que se sabe).

Sin ese nivel de brillantez, el resto del elenco se desempeñó con resuelta dignidad. Charles Castronovo comenzó con un canto velado, opacado, sin demasiada convicción. Auguraba una sumisión retraída que no parecía hacerle muy merecedor de las atenciones de Manon. No obstante, su implicación fue creciendo y, sin ser un tenor de los de arrojo embriagador, cumplió con su parte, cosa que el público le premió con abundancia de aplausos.

‘Manon’ de Massenet. Dirección musical: James Gaffigan. Dirección escénica: Vincent Huguet. Valencia, Palau de les Arts, octubre de 2024. © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce.‘Manon’ de Massenet. Dirección musical: James Gaffigan. Dirección escénica: Vincent Huguet. Valencia, Palau de les Arts, octubre de 2024. © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce.

Mientras, Carles Pachon fue un Lescaut bien resuelto técnicamente, pero algo frío en lo expresivo. Con empaque solventó su parte de figura paterna James Creswell y con sobrados recursos lo hizo Jorge Rodríguez-Norton encargándose del más que desagradable Guillot de Morfortaine. Entre los roles comprimarios, muchas voces del Centre de Perfeccionament, que cumplieron a un gran nivel.

El coro y la orquesta nos tienen acostumbrados a la excelencia y no defraudaron (por ejemplo, sólo un detalle, esos violonchelos, ¡cómo acariciaban!). James Gaffigan al frente moldeó e insufló de carácter, de chispa y de color al tejido orquestal, aunque también es cierto que, de haber podido, y para tratar de darle al conjunto un aire más camerístico, yo habría accionado los mandos de ese ecualizador imaginario que el mundo discográfico nos ha instalado más o menos inconscientemente en el cerebro. Y es que Gaffigan, en su confesada intención de "quitarle grasa" a la partitura, quizás hipertrofiara un puntito su musculatura.

Por fin, la puesta en escena estrenada en París, no sin problemas, en el año del confinamiento, oscila entre lo impostado (y forzado) y lo funcional (y atractivo). Es decir, Vincent Huguet sale más airoso que triunfante de esa necesidad, al parecer difícil de evitar, del "a ver qué me invento yo ahora".

‘Manon’ de Massenet. Dirección musical: James Gaffigan. Dirección escénica: Vincent Huguet. Valencia, Palau de les Arts, octubre de 2024. © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce.‘Manon’ de Massenet. Dirección musical: James Gaffigan. Dirección escénica: Vincent Huguet. Valencia, Palau de les Arts, octubre de 2024. © 2024 by Miguel Lorenzo y Mikel Ponce.

Recurre al tópico de la supuesta felicidad de los años 20 para situar la acción y hace de Josephine Baker el modelo en el que se basará Manon para lograr sus aspiraciones de goce vital. Vamos, como si la protagonista de la novela del Abad Prévost, que esta sí que tocó tierra americana en su exilio, hubiera vuelto a París casi dos siglos después encarnada en una mujer afroamericana epítome de la libertad (libertad que al menos sí se toma el regista para incluir un par de numeritos musicales de la Baker entre actos).

Pero la idea no parece que tenga una continuidad bien resuelta. O al menos yo no sé dónde queda el deseo de liberación de Manon a través del mundo del espectáculo (de hecho, creo que la puesta funciona mejor cuanto más se aleja de esa pretensión).

Me queda, sí, el ambiente algo mohoso, pese a lo imponente, de Saint Sulpice (posiblemente el mejor cuadro de la producción), el colorido (un poco a lo Moulin Rouge de Luhrmann) en el Hotel Transilvania o la atmósfera parisina de la buhardilla del segundo acto. En fin, sea como fuere, más por la forma que por el contenido, la versión se deja ver sin sobresaltos.

Total, que las casi cuatro horas en el teatro bien merecieron la pena y hasta se hicieron cortas. Punto para Les Arts. Gracias a Manon... y a los otros.

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