Estrenada en
1845, Giovanna d’Arco supuso un
desafío para Verdi, quien continuaba su profundización en la innovación del
formato operístico en la plenitud de aquellos “años de galeras” como él mismo
calificó a la etapa comprendida entre Nabucco y la trilogía popular (Rigoletto,
Il trovatore y La traviata). La obra se estrenó en el Teatro La
Scala de Milán y, aunque las críticas oficiales no fueron del todo positivas,
tuvo un éxito considerable de público, permaneciendo en cartelera bastantes
años y siendo representada en numerosos escenarios durante el siglo XIX.
Después de cierto olvido, en 1951 fue recuperada en Italia de la mano de
Gabrielle Santini y Renata Tebaldi y en los sesenta se presentó en Estados
Unidos.
En las
últimas décadas, bien que no masivamente, ha ido reapareciendo aquí y allá casi
siempre de la mano de algún cantante…
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