España - Cantabria

Una conmovedora Matthäus Passion

Roberto Blanco
lunes, 21 de abril de 2025
Justin Doyle con el Rias Kammerchor Berlin y la Akamus  © 2025 by SRECD | Miguel de Arriba Justin Doyle con el Rias Kammerchor Berlin y la Akamus © 2025 by SRECD | Miguel de Arriba
Santander, sábado, 12 de abril de 2025. Palacio de Festivales de Cantabria. Johann Sebastian Bach. Matthäus-Passion BWV 244. Elisabeth Breuer, soprano. Anna Lucia Richter, mezzosoprano. Patrick Grahl, Evangelista, tenor. Thomas Hobbs, tenor. Matthew Brook, Jesús, bajo. Stephan Loges, bajo. Rias Kammerchor Berlin. Akademie für Alte Musik Berlin (Akamus). Justin Doyle, director.
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Ocho meses después de escuchar en el Palacio de Festivales de Cantabria la Johannes Passion interpretada por el Bach Collegium Japan dirigido por Masaaki Suzuki, este 12 de abril fue el turno de Justin Doyle de proponer otra Pasión de J. S. Bach, la Matthäus Passion, interpretada por el Rias Kammerchor y la Akademia für Alte Musik de Berlín (Akamus), una obra absolutamente imprescindible cuya sutileza musical sobrepasa el marco de la fe.

Repartidos en dos coros y dos orquestas como lo exige la partitura, ambas formaciones ofrecieron una notable homogeneidad durante toda la ejecución por su precisión y riqueza en cuanto al color de los timbres y al brillo de las armonías así como en intenciones. El discurso musical no perdió nunca fluidez ni coherencia, con una dinámica barroca impregnada de profundidad religiosa. Las entradas sucesivas de las voces destacaron por su perfecta precisión para fundirse después en una masa poderosa, consiguiendo un sonido magníficamente pleno.

Desde el primer coro y coral, el juego de respuestas entre ambos coros fue perfectamente conducido, con el coral de las sopranos planeando por encima del diálogo como una plegaria. En general los corales son vivos, unas veces animados y otras suplicantes, o ambos a la vez, como en el Herliebster Jesu. También mostraron momentos de apaciguamiento y de unión en un contexto atormentado (Wer hat dich so geschlagen).

Y a los coros debemos dos de los momentos más emotivos de la ejecución. Cuando Jesús es prendido, los elementos se desencadenan, y el Sind Blitze -de gran dificultad- fue perfecto; inquieto pero no pesado, todo matices, apresurado pero sin precipitación. El segundo momento fue el Wir setzen uns mit Tränen nieder, todo un éxtasis musical: Cristo está ya en la tumba, ya no sufre, solo queda el recogimiento y la esperanza.

Y si el coro es siempre un elemento indispensable en toda tragedia, la narración de la Pasión tuvo en Patrick Grahl un Evangelista idóneo. Lejos de ser un narrador neutro de una antigua historia, Grahl vivió la acción con una proyección perfecta; su timbre claro y la vivacidad de su buena dicción animaron incesantemente sus recitativos. El Jesús de Matthew Brook, por contraste, fue calmado, resignado, desplegando una línea flexible con graves amplios y matizados.

Elisabeth Breuer fue una soprano de voz ligera y algo delgada, y aunque convincente, estuvo un punto por debajo del excelente nivel del resto de solistas. Anna Lucia Richter, mezzosoprano, ofreció una voz penetrante, redonda, con graves generosos y sonoros. Su Buss und Ren resultó sombrío y particularmente dramático, mientras que el diálogo con el coro que abre la segunda parte lo abordó con perfecta línea vocal y elegantes ondulaciones. Su aria Erbarme dich resultó sublime, con el acompañamiento del primer violín derramando maravillas.

Thomas Hobbs, tenor, ofreció un Ich will bei meinem Jesu wachen muy convincente, resaltado por el suntuoso fraseo de los oboes, y en su segunda aria (Geduld) mostró su clara y bellamente articulada voz. El bajo Stephan Loges fue -junto con la soprano- el segundo punto débil del reparto, pero su voz de corta presencia fue mejorando gradualmente y terminó con un Mache dich bien equilibrado.

El director, Justin Doyle, concertando a coros, orquesta y solistas ofreció una legibilidad perfecta de la arquitectura de la obra. Siempre flexible y sobrio, acompañó sin ostentación y propuso una interpretación equilibrada y retenida donde ningún protagonista quedó desprotegido. 

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