España - Castilla y León
Y el elixir hizo efecto
Mar Sancho

La mezcla de una simple pero funcional producción del Teatro de la Ópera de Roma con un reparto nacional en las voces originó un L´elisir d´amore que causó su efecto en el Teatro Calderón de Valladolid. Y puesto que no parecía ser la principal pretensión que el elixir, además de eficaz, fuera nutritivo, el público probó y aprobó escena, orquesta y cantantes. A la mezcla aportaban un regusto amargo algunos ingredientes, casualmente los de siempre, como la acústica del Calderón que –por poner tan sólo un ejemplo- restó interés al aria de ‘Dulcamara’ “Udite, udite, o rustici” que, sin excusa para el director de escena, comenzó a cantarse en el interior del carromato del charlatán ubicado en la parte posterior de las tablas. La orquesta, de la mano de Giuseppe Mega, estuvo cumplidora pero con poco brillo, en ocasiones apoyando coherentemente, otras despuntando sus deslices sobre la cantada escena. El coro, a pesar de la carencia de número en algunas de sus voces, contribuyó con acierto a la consistencia de la obra.
En cuanto a los cantantes, Alejandro Roy aportó al rol de ‘Nemorino’ una representación ágil y una voz de timbre apto para el personaje mas sin la técnica requerida por el mismo, algo que se hizo notar en sus intervenciones más trascendentales, como “Una furtiva lacrima” o la introductoria “Quanto è bella, cuanto è cara”. Milagros Poblador como ‘Adina’ estuvo también apropiada a pesar de que, en determinados momentos, hubiera podido aportar más al personaje en general y al componente belcantista que contiene en particular. Carlos Chausson ofreció un portentoso ‘Dulcamara’ combinando un muy buen hacer vocal con una excelente interpretación bufa. También contribuyó positivamente a la representación la jocosa aportación del `Belcore’ encarnado por José Julián Frontal quien estuvo además conforme vocalmente. La interesante intervención de la joven María Espada como ‘Giannetta’ desveló una vez más lo positivo de contar con voces jóvenes.
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