El público comenzó vivando histéricamente el primer acto, para parecer menos entusiasta luego del segundo.Y el final sin fuego mágico fue recibido con sonoras muestras de desaprobación que los responsables de la puesta en escena no recogieron porque, sabia o temerosamente, también en esta oportunidad decidieron no salir a confrontar a su público
Wotan, Alberich, Siegfried y Mime se trasladan a casa del viejo Fafner quien, ya en las últimas y en cama ortopédica, es asistido por algunas enfermeras y por el niño cretino que ahora no se llama Oro del Rhin sino … Hagen.
La única línea coherente seguida en este 'Ocaso' y esta tetralogía es la del desquicio total y absoluto de la relación entre la palabra y la música perpetrada por una dirección de escena pueril.Este fue un 'Anillo' sin magia, emociones, sentido épico o consistencia dramática.