En el caso de Luigi Nono, tengo la impresión de que las instituciones italianas y sus intelectuales 'oficiales' creen tener una 'asignatura pendiente' con la memoria de Nono que les lleva a entenderlo como una incómoda figura museística, lo cual dificulta la contextualización espacio-temporal de su vida y obra, y la reinterpretación actual de su producción.
En último término poco importan ni los procedimientos técnicos ni las ambiciones estéticas de Nono a inicios de los años 1980.Lo realmente relevante es la gozosa experiencia de la escucha que disfrutamos en enero de 2024 en el Ocean Space, que es cuando y donde Prometeo ha vuelto a ser realidad gracias al ilusionado coraje del Archivio Storico delle Arti Contemporanee de la Bienal de Venecia.