Tras dos años de abstinencia y a pesar de la pandemia, los teatros de Krefeld y Mönchengladbach se han lanzado con todo amor a la realización de este espectáculo de casi tres horas de duración, ovacionado al final por los espectadores, de pie en la sala.

También en esta oportunidad Kaufmann se enfermó para el ensayo general y en la primera función mandó a anunciar que cantaría a pesar de estar pachucho.La penúltima la canceló, ya en un teatro con cantidad de butacas vacías.

El piano es el instrumento privilegiado por Beethoven porque le permite tocar con la libertad que lo inspira.Beethoven le pide a su piano que escuche y sugiera.Barenboim pone énfasis tanto en esta arquitectura rigurosa como en el espíritu de libertad que adorna sus interpretaciones.

El pintor, reencontrado para siempre;y Sevilla, una vez más, redescubierta en un ayer cargado de futuro… Una hora, sí;una hora genial, interminable e imperecedera.

Minimalista y tremendamente eficaz la producción, procedente del Maestranza de Sevilla, firmada por José Carlos Plaza y dirigida en esta reposición por Gregor Acuña-Pohl, con escenografía e iluminación de Francisco Leal.

De todos los montajes de títulos sevillanos en los que el Maestranza se ha implicado, es este quizás el que menos ha atraído al público, quizás porque, en su afán de volverse conceptual pero haciendo concesiones más formalistas, se queda en terreno de nadie, y eso puede provocar cierto rechazo tanto por parte del público conservador como del sediento de nuevas propuestas.

Auditorio Nacional de Música.Sala de Cámara.Mie Matsumura, piano.Leonor Leal, bailaora.Falla: Cuatro piezas españolas.Granados: Suite Goyescas: Los requiebros, La maja y el ruiseñor y Serenata del espectro.