De la grandeza a la ridiculez, a menudo no hay más que un pequeño paso, decía Napoleón Bonaparte.Si hay una prueba viviente de este dicho, ese es el golfista Trump.
A Trump hay que clasificarlo entre los narcisistas maliciosos o malignos.Uno de sus síntomas es ese encanto manipulador que muestra.En términos del comportamiento observable hasta ahora, es un psicópata masivo o un narcisista maligno, porque prescinde de toda norma social e incita al odio.