Discos

100% polaco

Juan Krakenberger
jueves, 15 de marzo de 2007
Henryk Wieniawski: Polonesa brillante, op. 21; Leyenda, op 17. Józef Wieniawski: Sonata en Re menor, op. 24. Patrycja Piekutowska, violín; Edward Wolanin, piano. Marcin Domzal, editor; Marcin Targonski, ingeniero. Un disco compacto DDD de 74’08’’ minutos de duración, grabado en la sala de conciertos de la Philharmonia Pomeriana en 2005/2006. DUX 0543. Distribuidor en España: Diverdi
0,0001368 Por la primera vez tengo en mis manos un CD producido al 100% en Polonia – obras de compositores polacos, intérpretes polacos y técnicos polacos lo hicieron posible, con la ayuda de la “Sociedad Musical Henryk Wieniawski de Poznan”, fundada en 1960, y del mecenazgo de la delegación local del Ministerio de Cultura. Esto era necesario porque el CD tan sólo incluye dos obras bien conocidas, que duran 16.20 minutos, de Henryk Wieniawski – el resto lo ocupa una sonata de su hermano Józef, que dura casi una hora, 57.45 minutos para ser exacto – y que nunca se oye en las salas de conciertos, ni se oirá, por los motivos que explicaré más adelante.

La interpretación corre a cargo de dos músicos que no han estado en España, a pesar de haber viajado extensamente por el mundo. La violinista ha estado en todas partes, inclusive en Latino-América, y éste es su quinto CD; y el pianista también tiene un estimable palmarés internacional. Ambos tocan muy, muy bien -su nivel tanto técnico como interpretativo es excelente. Y se han puesto al servicio de la difusión de la música de su país natal, como es lógico. Wieniawski es, aparte de Chopin, probablemente el más conocido de los compositores polacos, junto con Lutoslawski y Penderecki. El célebre pianista Paderewski también está en la lista, como igualmente la menos conocida Grazyna Bacewicz.

Las dos obras breves de Henryk Wieniawski, compuestas entre 1860 y 1870, forman parte del repertorio de concierto de los violinistas en sus recitales como solistas. La Polonesa op. 21 es una pieza de alto virtuosismo, mientras la Leyenda op. 17 es una melodía romántica, nostálgica, muy bonita por cierto. Aquí Patrycja Piekutowska demuestra su dominio del instrumento – impecable afinación, sonido acristalado, expresión sentida, y todos los demás atributos de una violinista completa. La acompaña con gusto Edward Wolanin.

Pero la obra importante del CD es la Sonata op. 24 del hermano de Henryk, Józef, nacido dos años más tarde que aquél. Ambos son, por lo tanto, compositores de la era post-romántica, y el lenguaje de Józef tiene muchas reminiscencias de la música de Chopin, más aún porque en esta Sonata para violín y piano este último ostenta, casi siempre, el protagonismo. La Sonata consta de los cuatro movimientos clásicos, a saber 1)Allegro Moderato, 2) Andante Religioso, 3) Scherzo. Allegro molto vivace e giocoso y 4) Finale. Allegro appassionato ma non troppo presto. El primer movimiento dura casi 20 minutos, es grandilocuente, demasiado extenso para su contenido, aún cuando está correctamente construido. Termina suavemente, tras algunos episodios altamente dramáticos, un tanto exagerados. Con la melodía del segundo movimiento pasa algo de lo mismo – mucho ruido y pocas nueces. El Scherzo es divertido, en torno a un vals (A) algo simplista pero gracioso, seguido de un Trío (B) más tranquilo. La forma es A-B-A-B-A. Y en el Finale se empieza con una Fuga, para demostrar que se domina el contrapunto. Pero el propio tema de la Fuga es poco inspirado, un poco tirado por los pelos, y su desarrollo carece, por tanto, de un atractivo particular. Hacia el final, hay una recopilación de los temas de los movimientos precedentes, todo hecho con la grandilocuencia del movimiento inicial. Aguantar esto en una sala de conciertos – durante casi una hora – es poco menos que imposible. Por lo tanto, este CD servirá de documentación para los curiosos sobre la obra del hermano del famoso Henryk Wieniawski. Y también valdrá para los amantes de Chopin – en esta sonata hallarán muchos ecos de este polaco que se hizo francés.

El folleto que acompaña al CD, escrito en polaco por Agnieszka Jez, con traducción al inglés, trae comentarios sobre las obras, los intérpretes y la vida cultural de Poznan, ciudad que tiene una tradición musical centenaria, destruida por la Segunda Guerra Mundial y que ha renacido desde entonces con renovado vigor. Un CD que como documento histórico es de gran interés y valor, pese a la grandilocuencia de la sonata que hemos comentado.

Este disco ha sido enviado para su recensión por Diverdi
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