Por lo que respecta a ejecuciones pianísticas soberbias, este disco se recomienda desde el principio. Más aún, la musicalidad de Jon Nakamatsu invariablemente es de buena ley: incluso en las secciones más virtuosísticas del primer Vals Mephisto no hay ni trucos ni exageraciones. Y encima, este disco -de presentación atractiva y excelentemente grabado- contiene un recital que claramente pretende contentar a todos los gustos, desde la flamante Rapsodia húngara nº 2 a los más filosóficos Sonetos del Petrarca y el menos conocido Impromptu (Nocturne) à la Princesse Gortschkoff.
Por lo tanto, ¿una edición perfecta? Lamentablemente, no. Aquí hay algunas de las músicas más apasionadas de Liszt, mientras que Nakamatsu casi siempre se muestra frío y distante. Ya en la primera pista, la llamada Sonata ‘Dante’, el oyente se queda deseando que el…
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