Hace algunos años La Monnaie encargó a Bartholomée una ópera ‘a gran escala’ sobre otra obra de Bachau, también sobre la saga tebana, Oedipe sur la route. Esta última temporada -en la que alguna parte tuvo aún Bernard Foccroulle- vuelve a insistir en lo mismo, pero en forma ‘de cámara’: quince instrumentistas y dos personajes, una hora y cuarto de duración. Que se hace larga. Pese a que también se ofrece en el marco del Festival Ars Musica, donde la novedad musical es tal y tanta que suele espantar a buena parte del público, aquí no hay problema con la escritura o la factura. Es buena y se sigue bien. El problema es la monotonía, particularmente en la utilización de la voz humana, y sobre todo, el libreto. No sólo porque hay poco de teatral: un monólogo inicial de la protagonista ‘antigua’, un diálogo -encuentro intemporal con la artista…
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