Para su segundo y último concierto en el Festival de este año, los del Concertgebouw han escogido un programa “de los que hacen afición”, y que, a la vez, contiene una de las obras que, por mil y una razones, no podía faltar en esta edición dedicada a la temática nocturna. No obstante su popularidad, el cartel encierra un dato curioso, pues nunca antes en el Festival de Lucerna se había tocado la obertura de Die Ruinen von Athen. Nelsons y su orquesta dieron una versión con nervio, desde luego históricamente informada pero sin radicalismos.El mismo criterio inspiró su interpretación del Concierto Emperador, puesto al día en acentos y en tiempos, pero a la vez disfrutando del vibrato suficiente como para exhibir la espléndida cuerda de la orquesta. Aunque aquí el protagonista fue el pianista uzbeco Yefim Bronfman (Tashkent, 1958): le…
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