Entrevistas
Entrevista con el pianista Javier Perianes
José del Rincón
Javier Perianes (Nerva, Huelva, 1978) es un músico todavía joven que se ha ido labrando poco a poco una solidísima carrera pianística de forma paciente y huyendo de posibles golpes de efecto. Aunque pudiera contradecirse con lo anterior, también da la impresión de que ha tardado relativamente poco en pasar de ser una promesa del piano español a tocar en los mejores auditorios y en las más prestigiosas temporadas y ciclos de conciertos del mundo.
Además de su intensa carrera como concertista, Javier Perianes está grabando una no menos interesante discografía con el prestigioso sello francés Harmonia Mundi, una casa lo suficientemente grande como para garantizarle la difusión internacional que merece, pero también lo suficientemente distanciada de las multinacionales del disco como para saber apoyar una trayectoria discográfica cercana a las inquietudes musicales del propio Perianes y alejada de esa moderna política de imagen que a buen seguro que el pianista onubense rechazaría. Casi tan buen conversador como pianista, Javier Perianes ha tenido la gentileza de responder a nuestras preguntas aprovechando su reciente actuación en el Otoño Musical Soriano.
José del Rincón: ¿Cómo lleva eso de haber pasado en muy pocos años de ser una joven promesa del piano español a ser una figura de reconocido prestigio internacional?
Javier Perianes: No me considero ninguna figura de reconocido prestigio internacional. Tengo conciencia de que todo está sucediendo de manera natural y paulatina en mi carrera. Estoy muy feliz de poder desarrollar proyectos con grandes orquestas, en prestigiosos ciclos de recitales y con extraordinarios compañeros de música de cámara, y a eso dedico todos mis esfuerzos. Pensar en otras consideraciones sería un error, al menos eso creo.
P.: Consejos y clases magistrales y aparte, será usted de los pocos músicos de su generación que ha completado su formación reglada en España, sin tener que estudiar uno o varios años completos en el extranjero.
R.: He tenido la enorme fortuna de contar con profesores maravillosos, profesores con los que mantengo hoy en día una extraordinaria relación humana y musical. No sentí la necesidad de salir fundamentalmente por encontrar en ellos lo que en aquellos años de formación necesité. Desde Julia Hierro, mi primera profesora en mi pueblo natal Nerva, pasando por Lucio Muñoz y María Ramblado, hasta Ana Guijarro y Josep Colom. Todos y cada uno de ellos han aportado muchísimo a mi formación como músico y como ser humano.
P.: ¿Que ha significado para usted el magisterio de Ana Guijarro en el Conservatorio Superior de Sevilla?
R.: Fueron años que recuerdo con un cariño enorme. Los viajes y el sacrificio de mis padres viajando dos o tres veces en semana a Huelva y los viernes a Sevilla para recibir clases de Ana Guijarro. Imagínese, tenía 12 o 13 años. Ya han pasado algunos años y mi relación con Ana sigue siendo de enorme gratitud y complicidad.
P.: Usted ha reivindicado en público la importancia de una generación “intermedia” española de pianistas a la que pertenecen precisamente sus profesores Josep Colom o Ana Guijarro, tal vez injustamente menospreciada por situarse entre la de Achúcarro y Orozco y la suya.
R.: Más que reivindicado, me ha parecido de justicia mencionar a una generación que quizás no contó con la visibilidad mediática de la actual, pero cuyo nivel y talento está fuera de toda cuestión. Son músicos con una preparación excepcional a quienes debemos muchísimo. No querría nombrar a toda esa generación e incluso a compañeros de generaciones posteriores por temor a olvidar nombres capitales, pero son pianistas a los que admiro y respeto profundamente, sin duda.
P.: Y hablando de clases magistrales, ¿cómo fue la experiencia con Barenboim, cuando usted ya era un pianista más que conocido?
R.: Fue un verdadero regalo poder disfrutar de las indicaciones y de los consejos de un músico tan excepcional como Daniel Barenboim. Además en un repertorio en el que el maestro ha sentado cátedra desde siempre, Beethoven. Recuerdo un ambiente excepcional entre todos los jóvenes pianistas (Lang Lang, Kadouch, Bax, Biss, etc… ).
P.: ¿Toca usted música contemporánea? ¿Siente alguna afinidad, pongo por caso, con la obra pianística de Olivier Messiaen?
R.: Hace algunos años ya recuerdo haber participado en un ciclo de música del siglo xx (qué lejos parece que queda, ¿no?) y tuve la suerte de adentrarme en obras de Gubaidulina, Morton Feldman, Kurtag, Tippett, Fortner… Dentro de unos días estrenaré una obra de Jesús Torres y he podido hacer obras de otros compositores españoles como Manuel Castillo, Sánchez Verdú, Guillermo Iriarte, Zárate, entre otros. La obra pianística de Messiaen me interesa y mucho. Lo incluyo en las asignaturas pendientes para el futuro.
P.: Hace muchos años años leí a un crítico español que decía que, con la casi única excepción de Claudio Arrau, los grandes pianistas terminaban decantándose por Chopin, por un lado, o por Liszt y el repertorio romántico alemán, por otro. ¿Está de acuerdo con esa afirmación? ¿A usted le sucede algo parecido?
R.: Interesante afirmación. Desde muy joven tuve mucho contacto con la música de Chopin, y el gran repertorio alemán desde luego forma parte de la formación básica de un pianista. Creo que desde Blasco de Nebra hasta Chopin/Debussy, pasando por Schubert, Falla, Mendelssohn... En este momento no me atrevería a decir que me he decantado por nada específico, sigo buceando en el repertorio y descubriendo nuevas obras.
P.: Casella, en su edición de los Estudios de Chopin, señala cuánto Debussy hay en unos acordes muy concretos del Estudio op. 10 nº 3 del compositor polaco (y Donald Jay Grout señala que “la música de Chopin fue una importante fuente de desarrollos armónicos ulteriores”). ¿Es en esta influencia en la que se basó para grabar “… les sons et les parfums”, el más reciente de sus discos publicados?
R.: Entre ambos compositores podemos encontrar muchos puntos en común, aunque la identidad de ambos es inequívoca y el lenguaje tanto de Chopin como de Debussy es total y absolutamente individual y único, pero no es óbice para encontrar nexos que ponen de manifiesto los paralelismos entre ambos. La influencia que la música de Chopin ejerció en Debussy es innegable y en esas conexiones se basa mi último trabajo para Harmonia Mundi dedicado a estos dos gigantes.
P.: Casualmente, Josep Colom dio en 2011 un recital memorable en el que iba alternando preludios de Bach, de Chopin y de Debussy, además de otros de Scriabin, Rachmaninov o Shostakovich, aunque usted ya había incluído obras de Chopin y Debussy, junto a otros autores, en un disco anterior grabado en vivo en el Festival de Granada.
R.: El maestro Colom diseña sus programas con una elocuencia y una inteligencia extraordinarias. Es uno de los músicos más cultos y refinados que he conocido, todo un referente.
P.: Partiendo de Debussy es factible llegar a Falla y a Mompou, autores que usted también ha grabado y que ha defendido en concierto o en recital. ¿La influencia directa de Chopin sobre Falla va más allá de ciertas obras pianísticas de juventud, de la ópera cómica Fuego fatuo o de la Balada de Mallorca?
R.: Sería muy extenso disertar sobre las conexiones e influencias entre Chopin y Falla. Un libro editado por el Archivo Manuel de Falla pone de relieve estos vínculos, que sin duda van más allá que un simple paralelismo estilístico en ese PreManuel de AnteFalla (como decía Gerardo Diego sobre esas obras de juventud) donde Falla homenajea claramente a Chopin escribiendo obras como Nocturno o Mazurca en clara referencia al género desarrollado por Chopin. El estilo de Falla toma otra deriva, lógicamente acorde con los tiempos que le tocó vivir, pero incluso dentro de otras obras menos “chopinianas” (por decirlo de alguna manera) la influencia del compositor polaco es notoria.
P.: Su próximo disco incluirá obras de Grieg, autor que creemos que le irá como anillo al dedo. Sin pararme a analizar las obras de ambos autores, siempre me pareció que había cierta influencia de Grieg en Granados, autor de quien usted todavía no ha grabado ningún disco monográfico, si exceptuamos parte de aquel temprano disco editado por Banco de Sonido en 1999. ¿Tiene intención de hacerlo?
R.: Mi próximo disco estará dedicado a obras para piano de Mendelssohn. Grieg saldrá al mercado en 2015. Mendelssohn lo hará en noviembre de este año 2014. Granados está planeado para unos años más adelante, la compañía ha mostrado mucho interés. Desde luego que entre Granados y Grieg hay mucho más en común de lo que en principio puede parecer, estoy de acuerdo.
P.: Hablando de Granados y de Falla, supongo que más de uno estará esperando que grabe Iberia de Albéniz.
R.: Honestamente, creo que en el mercado hay grabaciones estupendas de Iberia (Alicia de Larrocha, Esteban Sánchez, Rafael Orozco entre otras). Creo que aún me quedan algunos años para poder respirar bien Iberia, tocarla con más frecuencia en las salas de concierto, y ya veremos qué nos depara el futuro.
P.: Mozart, Beethoven, Schubert, Mendelssohn, Schumann, Chopin y Grieg también eran autores importantes en el repertorio de Murray Perahia, pianista que más tarde sorprendió a quienes lo encasillaron como “pianista sensible” grabando el Liszt y el Brahms que aparentemente se le habían resistido cuando era más joven.
R.: Murray Perahia es un músico y pianista absolutamente referencial y de primer nivel internacional. Le diría que es uno de mis pianistas favoritos, con una capacidad realmente proverbial de abordar una enorme cantidad de repertorio a un nivel altísimo.
P.: Beethoven, Chopin, el repertorio impresionista francés, más Falla que Albéniz, pero también exitosas incursiones en obras que requieren más densidad como los dos conciertos de Brahms o algunos de los de Rachmaninov… ¿existen coincidencias entre su repertorio y el de Joaquín Achúcarro?
R.: Sinceramente no me había fijado en el repertorio del maestro Achúcarro, pero le aseguro que si es coincidente se debe a razones totalmente casuales. Habla usted de todos modos de compositores troncales por los que la casi todos los pianistas acaban pasando, por lo que no es difícil coincidir con muchos intérpretes en ese tipo de repertorio.
P.: Creo que usted ha llegado a hablar de su búsqueda de lo que tradicionalmente se ha llamado un “sonido francés”, lo cual casa con parte de su repertorio (Debussy, Ravel, Falla, Mompou). ¿Pianistas francófonos o franceses como Cortot, Casadesus o François son para usted referentes en la misma medida en que puedan serlo Arrau, Horowitz, Rubinstein, Richter o Gilels o sólo es cuestión de buscar un sonido determinado? ¿Es una coincidencia con su búsqueda de ese sonido “francés” y su afinidad con el repertorio francoespañol el hecho de que una de las virtudes más elogiadas de Josep Colom sea el toque 'perlé' y de que tanto él como Ana Guijarro hayan estudiado en París?
R.: No creo que un “sonido francés” sea lo más interesante para abordar a Brahms, Beethoven u otros compositores. Creo entender a lo que se refiere pero asumo que ese sonido es más conveniente en según que repertorio, como usted comenta. Al final, uno tiene que conjugar su personalidad con el tipo de sonido adecuado para cada repertorio. Le aseguro que en esa nómina de pianistas que usted menciona, todos y cada uno de ellos tenían y/o tienen un sonido tremendamente personal y único, pero a la vez afín al estilo que interpretaban en cada momento.
P.: ¿Hacer música de cámara amplía el repertorio de un pianista? A mí no me encajaba que Maria João Pires pudiera tocar Shostakovich, pero la escuché en vivo tocando la Sonata para viola, op. 147 del autor ruso con Gérard Caussé. Usted mismo también ha tocado Shostakovich con el cuarteto Borodin o con el Casals…
R.: En la música de cámara se encuentran gran parte de los tesoros de la música clásica. Desde luego, amplía el repertorio, pero sobre todo considero que la música de cámara es una disciplina fundamental para cualquier músico. En estos últimos años he podido colaborar con el Cuarteto Borodin, el Brentano, el Quiroga (con quien me une una relación muy especial que nos llevará a sacar el próximo año un proyecto con Harmonia Mundi) y el Tokyo, y he trabajado con artistas como Ning Feng y Adolfo Gutiérrez. El próximo año continúo mi colaboración con el Cuarteto Quiroga y tendré el privilegio de trabajar con Tabea Zimmermann.
P.: Usted ha mostrado predilección como oyente por las tres últimas sinfonías de Chaikovsky dirigidas por Mravinsky. ¿A uno le puede gustar como oyente la música de un autor con quien no se le relaciona como intérprete? Que yo sepa, usted no ha tocado el Primer concierto de Chaikovsky aunque sí ha tocado, y muy bien, el Segundo de Rachmáninov.
R.: Claro que puedo disfrutar de música que no interpreto, incluso de un compositor que no he frecuentado en su vertiente pianística. Esa grabación de Mravinsky es una verdadera joya, cómo no voy a disfrutar y recomendar algo tan maravilloso.
P.: Tiene en su casa un Yamaha C7. Supongo que no será, a diferencia de Sokolov y otros pianistas, uno de esos intérpretes que se niegan a tocar en público un piano que no sea un Steinway.
R.: He tocado pianos Yamaha y Steinway maravillosos. No me fijo en la marca del instrumento. Lo pruebo y si tiene lo que necesito en términos de calidades de sonido, mecanismo... adelante.
P.: ¿Llega a pedir expresamente un Yamaha, como Maria João Pires? ¿No le resulta más agradable la pulsación de la marca japonesa, con esa bajada más larga del recorrido de la tecla?
R.: Depende del Yamaha que esté tocando. Es cierto que en España suelo tocar con un Yamaha que habitualmente utiliza también Maria João. Hace unos meses coincidí con ella en Hamburgo y pasamos un rato realmente agradable comentando las bondades del instrumento que solemos utilizar en España.
P.: ¿Cree que Franck Ribéry es otro exponente de la escuela francesa? Casi mejor le pregunto qué expectativas tiene en el papel que pueda hacer este año el Madrid sin Xabi Alonso ni Di María.
R.: No encuentro símiles buenos para definir la situación en la que ha quedado el Real Madrid tras la marcha del cerebro (Xabi) y del agitador de partidos (Di María). Una pena, desde luego. No soy demasiado optimista, la verdad. A Ribéry no le veo ya ni siquiera en la escuela francesa (especialmente tras su renuncia a la selección gala, jajaja).
P.: Como la última pregunta, según los estereotipos al uso, debe versar sobre sus próximos proyectos, le voy a pedir que nos desvele si el crossover que está preparando para Harmonia Mundi va en la línea del flamenco y la copla de su Andalucía natal, si va más bien en el de la música popular de origen afroamericano (me estoy acordando de los experimentos de otro pianista de su generación como Francesco Tristano Schlimé) o si no van por ahí los tiros.
R.: De momento no creo que pueda o deba avanzar nada de un proyecto que no está totalmente concretado en términos de repertorio, pero sí le puedo comentar que está en el ámbito de la música que habitualmente abordo, aunque entiendo que la presencia de Estrella Morente pueda hacer pensar en el crossover.
P.: Muchísimas gracias. Ha sido un auténtico placer conversar con usted.
R.: Gracias a ustedes, igualmente.
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