Entrevistas
Entrevista a Enrique Rojas, gerente de la Orquesta Sinfónica de Galicia
Fernando Peregrín Gutiérrez (1948-2023)
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Tiene fama, y él lo sabe, de buen gerente de orquestas, de buen administrador de instituciones musicales. Tinerfeño afincado en La Coruña, está al frente de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) y acaba de saborear las mieles del éxito del recientemente concluido Festival Mozart, que por segundo año consecutivo, se ha celebrado en su nueva sede gallega, tras su ciclo inicial madrileño, de una década de duración. Me explica mientras comemos, la pequeña historia del traslado de sede del principal festival mozartiano de nuestro país. Nada más conocer la noticia de que dicho festival no podía seguir organizándose en Madrid, se puso en contacto con su director, Antonio Moral, quien tenía varias propuestas para organizarlo en otras ciudades. Rojas es muy explícito al recalcar que, sin el apoyo del alcalde de A Coruña y sin la gran orquesta que es la Sinfónica de Galicia, no cree que el Festival Mozart hubiese iniciado su segunda etapa en esta ciudad.Respuesta: Es posible que también influyese en la decisión de Moral la buena relación personal que existe entre él y Víctor Pablo Pérez, director titular de nuestra orquesta, y yo mismo. La Sinfónica de Galicia había participado ya en dos ediciones del Festival Mozart, y todos salimos muy contentos. No dudo que Antonio Moral mantenga también magníficas relaciones personales con otros organizadores que pugnaban por llevarse el Festival Mozart a sus respectivas ciudades, pero nuestros competidores no contaban con nuestra magnífica orquesta ni, tal vez, con el apoyo decidido de una sola administración. Tampoco me cabe duda de que uno de los problemas más graves que hicieron que el Festival Mozart tuviese que dejar de celebrarse en Madrid es la compleja red de patrocinios institucionales que hay en la capital de España, con varias administraciones apoyando descordinadamente la abundante oferta musical de dicha ciudad. Por ello creo que fue importante el que nosotros dependiéramos de una sola administración.Pregunta: Reconoce que la primera edición no alcanzó el éxito deseado de público, entre otras cosas por la premura de tiempo con que tuvo que organizarse. No obstante, se consideró que era posible la consolidación del festival en A Coruña y se procedió a organizar su segunda edición, la cual acaba de tener lugar.R: Una de las más importantes lecciones que sacamos de la primera edición fue el problema que constituía el no poder incluir en la programación representaciones de ópera, lo que había constituido la columna vertebral de la primera etapa del festival. Este hecho quitaba atractivo para que el público se desplazase de otras ciudades para asistir a nuestro festival. Y ya se sabe: el público de ópera es mucho más viajero que el de conciertos. Por eso, una de mis mayores satisfacciones es el haber llenado dos veces la sala, que tiene un aforo de 1800 espectadores, con el mismo título, y, además, en dos ocasiones: con El barbero de Sevilla y con Così fan tutte.P: Al hilo de esto, le comento la sorpresa que ha causado en los medios musicales la rapidez y diligencia con que se solucionó este problema, dotando al Auditorio de un escenario que lo ha convertido en un efectivo y funcional teatro de ópera.R: Las cosas no son exactamente así, ya que esta transformación forma parte de un proyecto que ya había sido definido y estudiado en sus grandes líneas. Nuestro alcalde Francisco Vázquez ha sido consciente siempre de la falta de un lugar adecuado para que se puedan ofrecer representaciones de ópera de cierto nivel en A Coruña; es un gran aficionado y conocedor de la lírica, abonado del Teatro Real de Madrid, frecuentador del Liceu de Barcelona, y que viaja y sigue con atención los grandes acontecimientos operísticos internacionales. Si no hubiese creído en, y vivido con intensidad, el proyecto de dotar a su ciudad de un teatro de ópera, ya le podíamos haber contado lo que hubiésemos querido y todo lo que se nos hubiese ocurrido, que esta ciudad no tendría su teatro de ópera. No se olvide que todo el proyecto de la orquesta y todo lo que de ello se deriva, nace de la voluntad personal del alcalde. Pero no solamente es el alcalde, sino todo el Ayuntamiento el que está apoyando el proyecto que gira en torno a la orquesta. Por el contrario, ni la Diputación ni el Gobierno Autónomo nos hacen puñetero caso. No pedimos los más de 700 millones de pesetas que va a costar el Festival Internacional de Galicia, pero sí un trato equitativo con otros centros musicales gallegos.El Festival Internacional de GaliciaP: La conversación se anima al abordar la posible competencia entre el Festival Mozart de A Coruña y el recientemente creado Festival Internacional de Galicia, que cuenta con todo el apoyo político y económico de la Xunta. Le comento que se ha puesto en boca de algún político que el Festival Mozart de A Coruña era un festival minoritario, elitista, mientras que el Internacional de Galicia nacía con la voluntad de atraer a un público mucho más numeroso y más profano, musicalmente hablando.R: Eso es una tontería. Musicalmente hablando, el Festival Internacional de Galicia no es defendible. Está hecho a base de retales. Se trae una Flauta Mágica de Lindsay Kemp que fue un auténtico desastre en Peralada. Sin embargo, la programan. ¿Por qué? Sencillamente porque el director del Festival es el representante de esa compañía. Para mí que confunden la alta calidad de nuestro Festival con el elitismo. Lo de popular tampoco será por los precios, que para algunos conciertos son carísimos. Lo que no entiendo es cómo se puede inaugurar ese Festival con Jordi Savall, que resulta que acaba de clausurar cinco días antes otro festival en la misma región, a sesenta kilómetros. No se puede poner como estrella a Rostropovich porque ya está muy visto y todos sabemos de qué va ese señor por la vida; ni tampoco a Plácido Domingo, que lo único que hace es cobrar y que además ya actuó en el mismo sitio y en el anterior Xacobeo. Todo esto me recuerda mucho a los Festivales de España del franquismo, a la derecha más recalcitrante, a la gente que es incapaz de crear nada y entonces le da a una agencia de conciertos la programación artística del Festival, que lo único que hace es colocar a toda su gente, a todos sus representados en ese Festival. Es todo un tinglado del que no quiero seguir hablando y que prefiero no calificar.P: Le interrumpo para preguntarle hasta qué punto su muy negativa opinión sobre el Festival Internacional de Galicia no sea debida a los problemas surgidos a raíz de no programarse su orquesta.R: No, a mí me tiene sin cuidado lo que se pueda pensar o decir al respecto. Un concierto con Rostropovich, si me lo ofrecen, pues voy y lo hago, sin más. Pero ya de entrada perdí el interés cuando me dijeron que Rostropovich no venía a ensayar, y que solo haría una pequeña prueba acústica. A mí todo esto de la cancelación de nuestro concierto en ese Festival me parece secundario frente al hecho de que el gobierno regional no apoye un proyecto como el nuestro que está respaldado por la ciudad y por el prestigio nacional e internacional que se está consiguiendo a base de seriedad y compromiso inexcusable con la calidad. Además, bien pensado, nos ha favorecido este incidente, ya que nos ha dado buena publicidad, pues el quitarnos de la programación porque costamos ocho millones de pesetas, ocho vergonzosos millones -- subraya con énfasis -- ,cuando todos sabemos o nos imaginamos cuánto le pagan a Plácido Domingo o a Rostropovich o a Lorin Maazel, es un grave error. La gente se preguntará por qué habiendo dos grandes orquestas en esta Comunidad solo se ha contado con una; en fin, dejo las explicaciones para los organizadores y programadores del Festival.La guerra de las orquestasYo no tengo rivalidad alguna con Santiago. Cada ciudad, las instituciones musicales de cada ciudad tienen sus propios objetivos que cumplir, que son diferentes en cada caso. Hay que definir esos objetivos teniendo en cuenta muchos factores, como son la distribución de la población por edades, por clases sociales, etcétera, e incluso, el tipo de población flotante, de visitantes que recibe; si se trata de una ciudad residencial o de negocios; turística o estudiantil, comercial o burocrática. Hay que tener muy en cuenta, a la hora de programar o de llevar a cabo un proyecto musical, como pueden ser una orquesta o un teatro de ópera, la realidad social, económica e histórica de cada ciudad. No se puede programar igual en A Coruña que en Teruel; o en A Coruña que en Tenerife. Los objetivos que se quieren conseguir en Santiago pueden ser distintos de los que nos hemos propuesto nosotros en A Coruña, o lo que se puedan poner los responsables de la vida musical de Vigo. Allí puede estar justificada la presencia de una gran orquesta sinfónica que aquí no lo está; dadas las características de las orquestas de Santiago y A Coruña, me parece que está más justificada la presencia en Santiago de las llamadas grandes orquestas sinfónicas -- y lo de grande se refiere principalmente a su tamaño -- que aquí, a en A Coruña. La política musical de Santiago es la que es, y yo la respeto.P: Enrique Rojas se toma aquí una pausa, lo que puede interpretarse que, en lo que viene a continuación, quiere medir muy bien sus palabras.R: Esto no quita para que haya aspectos concretos en los que no puedo estar de acuerdo, como por ejemplo en la política de precios. Creo que los precios de Santiago son más políticos que los nuestros, que yo considero que están más acordes con la realidad del mercado y de los costes. Y eso crea algún que otro problema, ya que estamos, una ciudad y la otra, a menos de una hora de viaje. No debería haber mucha diferencia de precios entre dos conciertos muy similares por programa y caché de los intérpretes que se celebren casi seguido en A Coruña y en Santiago. Por lo demás, las relaciones entre nosotros, los gerentes, como entre los dos directores musicales y entre los propios músicos son cordiales y estrechas, magníficas, en una palabra. La Real Filharmonía de Galicia, la orquesta con sede en Santiago, vendrá tres veces a tocar aquí en nuestra próxima temporada y dos veces en el próximo Festival Mozart, una con su titular, Rilling, y la otra con López Cobos; y por nuestra parte, la OSG está actuando con regularidad cada temporada en Santiago. Así que lo de la rivalidad es algo inventado, incluyendo la desafortunada expresión de la llamada "guerra de las orquestas" que no se a qué viene ni quién la puso en circulación. Lo que sí hay es un gobierno autonómico que les da a ellos mucho dinero, de lo cual me alegro, y ni un céntimo a nosotros, lo que es una verdadera vergüenza.P: Le hago notar que hace apenas unos minutos ha citado como una posible ventaja para que el Festival Mozart se afincase en A Coruña el hecho de que la organización local solamente dependiese de una administración, la municipal.R: No hay contradicción: una cosa es subvencionar con justicia distributiva a todas las instituciones musicales gallegas y otra muy distinta es intentar gestionar centralizadamente dichas instituciones y la vida musical de cada ciudad gallega. Una dependencia orgánica municipal no debería impedir la subvención del gobierno autonómico; al contrario: si se cuenta con el apoyo incondicional de las autoridades locales, más razón para que la Xunta subvencione a esas instituciones culturales que han demostrado que están arraigadas en su ciudad, en su entorno social natural y que no son ni creaciones políticas ni meros inventos más o menos especulativos.Asientos subvencionados vacíosP: El arraigo de una institución musical, su importancia en la vida social y cultural de la ciudad que la cobija, se debería reflejar en su capacidad de convocatoria y en la demanda de entradas, que no de invitaciones, para los actos organizados por dichas entidades musicales. Nuestra coincidencia en la tristeza que da ver una sala a medio llenar, como ocurrió en Santiago, cuando se ofrece algo tan magnífico como la Ifigenia en Tauride de Gluck que dirigió esta primavera Marc Minkowski, uno de los acontecimientos más espectaculares de la pasada temporada musical española, y con el agravante de unos precios verdaderamente bajos para la calidad del concierto, nos lleva a hablar de la obligación de los responsables de la actividad musical subvencionada de llenar las salas de conciertos y teatros líricos, pues el destino de toda localidad subvencionada es ocuparla con público a la vez fiel y en continua renovación, que pague su parte correspondiente al costo del espectáculo, para que así se pueda empezar a justificar socialmente el dinero público invertido en el sostenimiento de nuestro tejido musical.R: Me preocupan mucho los asientos subvencionados vacíos, y los medio llenos y los llenos...Yo me he preguntado siempre lo que hay que hacer en un país como este que no tiene tradición cívica musical como la de la Europa central. El problema viene de lejos pero no me cabe duda de que se agravó durante la terrible y brutal última dictadura que padecimos y que nos usurpó una vida musical rica, normal, entroncada en la cultura cotidiana. Por eso me hacen gracia esos políticos que esperan que un público sin tradición musical vaya a pagar unos precios que cubran totalmente o en su gran mayoría los costes de un concierto, de una representación de ópera, cuando ni siquiera en los países y ciudades europeas con mayor tradición y demanda pública de entradas sueñan con ello; sin una política seria de subvenciones públicas y privadas, la música clásica es totalmente inviable. Aquí, por ahora, el apoyo empresarial es corto, sea por cortedad de miras de algunos empresarios bien por que no haya una política fiscal que favorezca, que propicie ese mecenazgo. Queda básicamente la subvención pública. Yo creo que es un deber de las instituciones públicas el poner al día musicalmente a este país.P: Le insisto en mi pregunta, explicándole mi extrañeza ante la falta de ideas, de acciones imaginativas por parte de los gestores de las orquestas, auditorios y teatros de ópera para captar nuevo público, para que haya cada vez menos asientos subvencionados vacíos. Le expongo mi creencia de que al contar con el presupuesto cubierto, algunos ni se preocupan por la ocupación, aunque sería mejor decir, desocupación, de la sala.R: Es cierto. Para ello existe el abono, que te quita toda preocupación de buscar público, ya sea nuevo o habitual. Ahora bien: yo no quisiera programar pensando solamente en el público de abono; no es que no me preocupe el público de abono, al que respeto y valoro su contribución a la posibilidad de contar con una vida musical estable. Pero una orquesta, un auditorio, un teatro de ópera debe ser algo vivo y parte de un proyecto que intente enriquecer la vida musical de una ciudad y no dedicarse simplemente a cubrir una temporada de abono para un público limitado y determinado. Existe mucha rutina a la hora de hacer publicidad de las actividades de una organización a fin de conseguir incrementar la asistencia a sus actividades musicales. Muchos anuncios en prensa y en revistas especializadas no sirven para nada, ya que apenas aportan nuevos espectadores, y los habituales se suelen enterar por otros medios, entre ellos, el boca a boca. A ver si en Internet encontramos un nuevo medio de captación de espectadores, pero de eso los de Mundo Clásico saben más que yo.El proyecto musical de A CoruñaP: A lo largo de la conversación Enrique Rojas se ha referido en varias ocasiones al proyecto musical del que forman parte la Orquesta Sinfónica de Galicia y el Festival Mozart.R: El proyecto se tenía más o menos definido en tiempos del otro equipo, el que nos precedió, el de Juan Bosco y Sabas Calvillo. Cuando me llamaron, el Concejal de Cultura, José Luis Méndez, tenía ya definido hacia donde se quería ir: el proyecto del coro, la escuela de práctica orquestal, etc.; nosotros lo que estamos haciendo es poner en práctica cosas que ya estaban más o menos pensadas en el proyecto inicial de los años 1991 y 1992. Por supuesto que hemos ido añadiendo cosas como el Festival Mozart, que por motivos obvios no estaba en el plan inicial, ya que nadie se imaginaba entonces que iba tener que dejar su sede madrileña. Había, eso sí, la idea de hacer un festival, es decir, un período del año donde la música se vistiese de fiesta, se pusiese de gala.La idea principal del proyecto -- prosigue Enrique Rojas, tras una breve pausa para mojarse los labios con un refresco -- es hacer de nuestro Teatro de la Ópera un centro vivo que genere actividad musical diaria. Es decir, completar la temporada de conciertos de la OSG y los conciertos extraordinarios que ya se vienen ofreciendo con ciclos de música de cámara, de música contemporánea, con ópera, zarzuela, ballet...Se ha creado aquí, en A Coruña, una sección de Amigos de la Danza, que organiza ahora, a principios de julio, un concurso de danza; ya hay una cierta actividad de ballet en A Coruña, pero lo que hay que hacer es una temporada, que puede empezar con dos o tres programas y que vaya creando un público adicto a la danza, pero siempre integrado en la programación del Teatro de la Ópera. Yo creo en ese espacio ciudadano, llámese centro musical, teatro de la ciudad o como se quiera, donde se centra la actividad musical de una ciudad: un edificio vivo, lleno de actividad, donde vayas el día que vayas, siempre hay un espectáculo, un concierto, un ballet, una ópera...P: Hablamos de un hecho poco considerado cuando se aborda el análisis del público musical: la fidelidad a una sala, a un teatro, a un espacio más que a la programación que se desarrolla en dicho lugar. Sale a colación el Palau de la Música Catalana, el Monumental de Madrid...R: Es cierto, hay una vinculación del público con un cierto local, que muchas veces no se tiene en cuenta a la hora de gestionarlo. Por eso mi lucha por lograr que nuestro Teatro de la Ópera tenga una actividad viva, diaria, dicho esto con todas las comillas que se quieran poner. No creo que sea conveniente para esta ciudad que se haga la actividad camerística en un cierto lugar, la danza en otro, los conciertos aquí, en el Teatro de la Ópera. Solamente así se justificarían tanto la inversión como los gastos de mantenimiento de nuestro centro musical en que queremos convertir este nuevo teatro.P: Manifiesto mi curiosidad por saber hasta qué punto, sin el Festival Mozart, se hubiese acometido la transformación de la sala de conciertos en teatro de ópera.R: El Festival Mozart fue el detonante, el que aceleró la necesidad de contar con un escenario para representar ópera. En realidad todo nace de una respuesta del alcalde a unas declaraciones mías en la prensa local, unas declaraciones muy generales, de tipo social; pero fue a raíz del Festival Mozart del pasado año cuando quedó claramente en evidencia la falta de escenario, la falta de un teatro de ópera. Lo decía Jesús López Cobos en unas recientes declaraciones: la versión de concierto está bien, cuando no queda más remedio, pero la ópera hay que representarla.Proyectos para un futuro inmediato del FestivalYa tenemos diseñadas -- dice Rojas -- la tercera y la cuarta edición; y cuando digo diseñado quiero decir que tenemos ya fijadas las líneas maestras del Festival. Hay cosas que se repiten en lo pequeño y cosas que se concretan mucho en lo grande. Hace ya unos seis meses firmamos unos acuerdos para vincular la ópera del Festival con cuatro directores concretos: Víctor Pablo, Rojdestvensky, López Cobos y Alberto Zedda. Rojdestvensky hará el próximo año Fidelio, en versión de concierto, y en el 2001, El cazador furtivo, con el montaje de la Ópera de Zurich, de Ruth Berghauss, la que en su día estrenó con gran éxito Harnoncourt, y de la que hemos coincidido usted y yo que nos había causado una gran impresión, que es un montaje novedoso, moderno, impactante. También nos gustaría montar con Alberto Zedda, para un Monteverdi, pero tenemos ciertos problemas de fechas y en estos momentos estamos hablando de hacer una versión de concierto del Viaggio a Reims de Rossini.López Cobos -- prosigue contándonos Rojas -- dirigirá Las bodas de Fígaro el próximo año y al siguiente, el Orfeo de Haydn. Y Víctor Pablo hará Don Giovanni en la próxima edición y, en el 2001, La flauta mágica, esta última en coproducción con el Liceu de Barcelona, la de Els Comediants, no la versión pequeña que se ha hecho este año para el Teatro Victoria de Barcelona, sino la que van a hacer Els Comediants para el Liceu, cuando se reabra.R: Le comento que ha habido división de opiniones respecto de esta producción.R: Musicalmente no fue buena, lamento decirlo. Pero ya la he visto y escénicamente hay cosas que me gustan mucho, que están muy logradas, y otras que no tanto.El Don Giovanni -- continúa contándonos Enrique Rojas -- será el de Strehler para La Scala, sobre el que también hemos coincidimos usted y yo que se trata de un montaje espectacular y magnífico. Tenemos un problema con este montaje, ya que estamos muy cogidos de fechas pues se estará haciendo casi simultáneamente en Italia y aquí, por lo que habrá que ajustar muy bien las fechas de los ensayos. No tenemos aun determinado el montaje de Las bodas de Fígaro, pero habrá que tomar la decisión en breve. También hay apalabrada con Víctor Pablo para el 2002 una Clemenza di Tito, con el último montaje de la Ópera de París.Respecto de los cantantes, -- continúa nuestro interlocutor -- queremos ir vinculando al Festival una serie de prestigiosos intérpretes que se sienta a gusto trabajando con nosotros y que, de alguna forma, nos ayuden a dar un cierto sello, un cierto carácter propio a este Festival. Esto es, crear una especie de compañía de canto, de "ensamble", más o menos ligada al Festival y huir en lo posible de formar los elencos con una agenda y un fax. Tal es el caso de Ann Murray, que será nuestra "Doña Elvira" del próximo año; de Isabel Rey, quien ha mostrado interés en este proyecto de colaboración a medio y largo plazo; y de Liliana Nikiteanu, en la que tenemos mucho interés. Raúl Giménez es otro intérprete al que queremos ligar anualmente con el Festival. Este año se ha pasado un mes entero con nosotros y volverá para la próxima edición.En el terreno de lo camerístico -- prosigue Rojas -- tenemos intención de contar con un gran cuarteto de cuerdas residente, que trabaje con el cuarteto de nuestra orquesta y que tenga una proyección artística que pueda beneficiar a nuestra orquesta, y ya estamos en conversaciones para llevar este proyecto a buen fin.Hay muchos más nombres y actividades en cartera: Marc Minkowsky y sus Musiciens du Louvre; Emmanuel Krivine y Maria Joao Pires; Christian Zaccharias, en su doble condición de director y pianista; la continuación de la programación de Las siete palabras de Cristo en la Cruz, que tras las interpretaciones de los cuartetos Lindsay y Melos en ediciones anteriores, podrá escucharse el año que viene en la versión del Cuarteto Borodin, para ir creando así una especie de corpus interpretativo de esta obra emblemática del Festival, que queremos que se interprete siempre en el mismo sitio, en la Colegiata de Santa María del Campo -- concluye el gerente de la OSG.Vincular el Festival a la ciudadEs algo verdaderamente importante y que no se logra de la noche a la mañana -- me responde Enrique Rojas cuando le pregunto por sus planes para integrar el Festival Mozart en la vida social y cultural de A Coruña --. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo para ello y también la ciudad tiene que ponerse al día. La estructura del Festival, centrado en fines de semana a fin de facilitar la presencia de aficionados de fuera de nuestra ciudad, choca con serios problemas. Las comunicaciones en fines de semana son menores que durante el resto de la semana, lo que por otra parte es normal. La capacidad hotelera está desbordada...Son cuestiones que distintos sectores de la ciudad tienen que analizar y ver el impacto que puede tener en ellos el Festival Mozart. En el caso de los restaurantes, me encuentro que de los diez restaurantes que recomendamos a nuestros visitantes, nueve cierran el domingo, cuando esta ciudad no cierra nada en agosto ni en la segunda mitad de julio, porque hay tradición de fiestas y de vida nocturna. Tengo confianza en que la ciudad irá encontrándose poco a poco con el Festival y que responderá adecuadamente.P: Le pregunto por la posibilidad de involucrar a otras instituciones culturales municipales de gran prestigio, como son la Casa de las Ciencias, la Domus o la nueva Casa de los Peces en el Festival.R: Es un tema interesante a estudiar. De momento tenemos pensado una sección que se titulará "Mozart y los niños" y que aún está sin acabar de definir. Para la próxima edición tenemos pensada una exposición filatélica sobre la música, que tendrá lugar en el Museo Municipal.P: De lo que no cabe duda es de que la OSG forma parte ya del patrimonio cultural de la ciudad.R: Hay un sentimiento muy favorable hacia la orquesta. Todos vieron los aplausos de este público a su orquesta al finalizar las representaciones de ópera; parecía la protagonista absoluta de las funciones, la estrella del Festival. El ciudadano medio de esta ciudad aficionado a la música es muy consciente del nivel artístico alcanzado por esta orquesta y el prestigio del que goza fuera de A Coruña. Ninguno se imaginó que iba a tener a las puertas de su casa una agrupación sinfónica de ese nivel y demuestran a diario su gratitud por lo que se ha conseguido hasta ahora. Hay un cierto orgullo por lo que dice no solo la prensa de aquí, sino la nacional. Se sabe, entre los aficionados, que cuentan con una de las mejores orquestas de nuestro país.Una prueba clara del compromiso de la ciudad y de su entorno con la OSG -- nos dice, con cierto aire de orgullo y satisfacción -- es el patrocinio privado que tenemos: más de doscientos millones de pesetas que aportan conjuntamente más de veinte empresas y entidades comerciales y financieras. Es importante resaltar este hecho, ya que se trata de un caso único en nuestro país, tanto por la importancia de la subvención como del número de entidades no gubernamentales que la propician.Las ciudades y sus orquestasP: Parece lógico preguntarle por el sentido que tiene una orquesta nacional, no vinculada a una determinada ciudad, a una comunidad de melómanos y ciudadanos interesados en la vida artística de su entorno.R: La Orquesta Nacional nació en la época de la dictadura y esa denominación se prodigaba por entonces. Es posible que hoy día ese nombre no tenga ningún sentido. Puede aceptarse que haya una orquesta que represente a un país entero, pero este hecho es muy, muy raro en los países que tienen una vida musical rica, autónoma, verdaderamente enraizada en la ciudadanía. No lo hay por ahí, por mucho que intente recordar. Son cosas que son de otro tiempo y que hoy constituyen un anacronismo. Las orquestas tienen que estar vinculadas a una comunidad de aficionados a la música, a la vida artística de una ciudad, lo que no parece ser el caso de la ONE, cuya función es otro disparate. Debería llamarse Orquesta del Ministerio de Cultura ya que está al servicio de los intereses de los responsables de ese Ministerio. Hoy por hoy es una orquesta sin rumbo, que no acaba por encontrar su sitio, su función, en la sociedad que la mantiene.No entiendo una orquesta sin director titular, salvo muy escasas y famosas excepciones. La historia de una orquesta, sus días de gloria y sus horas bajas suelen estar ligadas a un director titular concreto, con nombre y apellidos -- apostilla Enrique Rojas.P: Le comento que ahora parece ser que cuentan con un director emérito, Frühbeck de Burgos, que es prácticamente un titular.R: Otro disparate. Es una cosa muy extraña. Es un personaje que públicamente ha dicho en San Sebastián que la orquesta no vale un pimiento. No se cómo ha aceptado lo de ser director emérito, que parece que es una especie de titular disfrazado. La verdad es que no se mucho de esa orquesta, no se quién programa ni con que criterios se hace; no conozco bien su vida...bueno, la poca vida que tiene, pues en el fondo se limita a hacer una temporada de fines de semana sin mayor interés ni atractivo para el aficionado madrileño, excepción hecha de un abono muy particular que tiene. Fuera de Madrid, es una orquesta muy cara que no interesa a los programadores independientes del Ministerio de Cultura.El futuro de la ópera en A CoruñaP: ¿Y sobre los proyectos para una temporada estable de ópera?R: Ahora la situación es la siguiente: contamos con una Asociación de Amigos de la Ópera que desde hace muchos años organizan un pequeño festival de tres o cuatro títulos y que, por un acuerdo con nosotros, vamos a fijar esa actividad en los meses de septiembre y octubre de cada año. Por ahora nuestra colaboración se limita a prestarles la orquesta para sus actividades. Nosotros les cedemos la orquesta, el Teatro de la Ópera, el Teatro Rosalía de Castro, y hacemos una aportación que este año es de 25 millones de pesetas, y ellos organizan, artística y financieramente, las funciones. En el futuro esto va a cambiar, porque no es lo mismo una ciudad con una orquesta como la nuestra que sin ella. El modelo, todo lo digno que se quiera, de las Sociedades de Amigos de la Ópera del tipo de la que existen en Oviedo o en Bilbao no tienen sentido en esta ciudad, por las razones ya expuestas sobre el proyecto municipal respecto de las actividades musicales coruñesas. Para mí, las recientes representaciones de El barbero de Sevilla y de Così fan tutte del Festival Mozart deben marcar, y seguro que marcarán, un antes y un después en la vida operística de esta ciudad. Hagamos lo que hagamos, nos equivoquemos una o veinte veces en el futuro, lo que no podemos es cambiar la filosofía del proyecto, la manera o estilo de hacer las cosas, lo que ha quedado definido en estas recientes producciones.Ahora bien, -- prosigue Enrique Rojas-- no queremos ni debemos hacer eso del borrón y cuenta nueva. Valoramos en mucho a la Asociación de Amigos de la Ópera de esta ciudad, y las relaciones entre el Consorcio municipal para la gestión de la orquesta y demás actividades musicales, y dicha asociación operística son estrechas y muy cordiales, por lo que, a partir del año que viene trataremos de caminar juntos, de encontrar un punto de encuentro. Tenemos que partir, repito, de la nueva realidad operística de la ciudad, de los medios escénicos de que disponemos, de los proyectos operísticos para el futuro del Festival Mozart, de todo eso sobre lo que hemos venido hablando. Habrá que revisar muchas cosas, muchos planteamientos, pero el listón hay que colocarlo alto. Ya han empezado las conversaciones y parece que no habrá ningún problema en que se produzca esa revisión de la vida operística de esta ciudad y que podamos ponerla en marcha lo más rápido posible.A propósito de lo que hablábamos hace un rato sobre la nueva red de teatros de ópera en nuestro país, no cabe duda de que se impone una colaboración entre todos -- dice muy convencido Rojas. Estamos condenados a entendernos respecto de la política de programaciones y montajes. Nosotros, lo digo desde ahora, no vamos a producir independientemente; no tenemos capacidad para ello, y, además, es carísimo. Nuestra primera experiencia va a ser la coproducción con el Liceu de Barcelona de La flauta mágica de la que hemos hablado antes; estamos estudiando la posibilidad de unas Bodas de Fígaro con el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Hay que olvidarse de las posibles rivalidades, de los simples pruritos de originalidad; nadie va a robar público a nadie ni restar protagonismo al vecino por el hecho de compartir producciones dignas y de precio razonable, que, además, al ponerse en escena en más ocasiones, se amortizan artísticamente en mayor medida, porque económicamente eso de amortizar un montaje operístico no tiene mucho significado, o al menos yo no se lo encuentro. Pero debemos administrar a nuestro mejor saber y entender los fondos públicos y las subvenciones que recibimos y ello implica una política imaginativa, seria profesional y artísticamente, y sobre todo, orientada al público al que debemos seguir, entender y complacer.
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