Entrevistas

Los 75 años de Héctor Tosar, compositor que formó a varias generaciones

Diego Barnabe
lunes, 11 de septiembre de 2000
0,0012679 Este sábado el maestro Héctor Tosar cumplió 75 años y los festejó en el Teatro Solís, donde recibió el título Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República -el primero que se entrega a un músico- y asistió a un concierto de la Orquesta Sinfónica del Sodre en el que se escuchó una selección de sus composiciones. Un concierto que fue dirigido por Fernando Condon y en el que actuaron como solistas la pianista Elida Gencarelli y el violinista Jorge Rissi.Héctor Tosar es quizás el compositor de música culta más importante del Uruguay, destacado formador de varias generaciones de compositores y también director de orquesta y pianista.Enrique Cotelo, nuestro colaborador en música, por supuesto también nos acompaña en esta entrevista.Pregunta: Creo que era una ocasión especial por muchas razones. No solamente por el festejo del cumpleaños de los 75 años del maestro, sino además por otra ocasión especial: el 18 de julio era casi siempre una fiesta tradicional de los conciertos de gala de la orquesta del Sodre. Y justamente se eligió coincidente con su nacimiento en esa fecha tan apropiada, digamos, para nacer, que a su vez se dedicara todo un concierto de la orquesta del Sodre a la música contemporánea, y a la música contemporánea uruguaya. Yo me imagino, no solamente por esa razón y por la suya propia, que usted se debió haber sentido muy bien ese sábado.Respuesta: Por supuesto. Fue algo excepcional. Yo creo que en Uruguay (y fuera del Uruguay), era la primera vez que se hacía un concierto de obras mías, un concierto sinfónico. Conciertos de cámara han habido, pero de música sinfónica es la primera vez. Esto no sucede frecuentemente. Yo creo que es la segunda vez en Uruguay. La primera vez había sido con Eduardo Fabini, mi predecesor más ilustre (puedo decirlo con mi mayor orgullo).P: Y en este concierto -si bien la literatura de música contemporánea plantea varios desafíos para los ejecutantes-, sin duda hubo actuaciones muy destacadas, y hay que reconocerlo, porque quienes estuvimos allí vamos a recordar versiones muy buenas de Elida Gencarelli en su Concierto para piano y también de Jorge Rissi, en violín en las Piezas para violín y orquesta...R: Exacto. Yo no tendría más que elogios para estos dos solistas, grandes virtuosos, grandes artistas, por la dedicación que pusieron en la ejecución de mis obras, pero también para la orquesta que se portó magníficamente y que colaboró muy bien, como usted acaba de decir (o "tú", perdón, la diferencia de edad justifica el tuteo)... Las obras contemporáneas son, por razones que no cabe analizar aquí... Es decir, por lo poco que se tocan, porque en realidad, se toca mucho más cuantitativamente música popular de todos los tipos de orden popular que la música culta, porque el público es mucho más extenso. Esa es la razón más importante. Las obras cultas, como se dice, (la palabra culta no es apropiada, pero en fin, no existe mucho para denominarla apropiadamente)...P: Sí, se lo íbamos a preguntar porque no sabíamos qué palabra utilizar, decíamos culta, contemporánea, clásica...R: En una época me daba a mí por llamarla impopular. (Risas). Y lo es, porque aquí -en Uruguay y no solamente en Uruguay-, al lado de la música popular, la música culta es impopular, no cabe duda. Aquí no está dicho en forma peyorativa para ninguna de las dos, naturalmente. Es un término que yo creo que fue acuñado por alguien más, pero yo lo saqué a luz.P: Aunque creo que quedó demostrado el sábado por la noche que algunas personas allegadas a la música contemporánea de alguna manera dudaban si iba a haber público suficiente como para darle un marco a los festejos, justamente porque la convocatoria era para música contemporánea, no era tocar la Quinta de Beethoven, si iba a haber público. Justamente, una de las lindas sorpresas fue que el marco de público fue prácticamente un lleno del Teatro Solís. Y eso es muy bueno. Pero además, se demostró que su música, si bien es contemporánea, si bien maneja un lenguaje nuevo, no era una música árida, sino al contrario. Alguna de éstas (como el Concierto para piano y orquesta) era muy emocionante, música que realmente transmitía muchísima fuerza.Pero -para redondear el recuerdo de lo que sucedió el sábado- después del concierto, en una ceremonia muy sencilla pero también muy emocionante, a usted se le concedió el título Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República, que no es la única distinción que usted ha recibido (quizás tardíamente de nuestro país), sino que en el año 1992, debemos recordar, usted recibió el Premio Nacional de Música. ¿Cómo se siente usted?R: Vuelvo a decir que me siento profundamente emocionado. Yo no esperaba un recibimiento de esa envergadura. Además, lo acaba de decir, para mí era una incógnita. ¿Cuánta gente vendría a un concierto entero dedicado a mis obras?, pensé. Caramba, ¿será aguantado? ¿Se quedarán hasta el final? ¿No habrá que cerrar las puertas de salida para que no empiece a disparar el público?. No, se escuchó todo con profunda atención. Y realmente el recibimiento fue excelente.P: Tosar, su cumpleaños el sábado tuvo este regalo, el mejor que podía tener, el regalo de su música tocada por otros uruguayos en el escenario del Solís. ¿También Héctor Tosar tuvo su cumpleaños un poco más íntimo, familiar? ¿Cómo lo celebraron sus familiares cercanos?R: Yo los invité al acto. Me dijeron que invitara a todos los que quisiera. Así que invité a mis familiares más cercanos que deseaban, por supuesto, saludarme especialmente en ese día, que era una doble conmemoración. Además de fecha patria (lo primero que debería haber dicho), porque casualmente, o no tan casualmente, en ese día pero hace la friolera de 58 años, se estrenó la primera obra que escribí en mi vida para orquesta.P: Que la escribió a los 16 años y se estrenó justamente cuando cumplía los 17.R: Sí. Veo que está muy bien informado de los acontecimientos de mi vida. Ese día se festejó, al mismo tiempo, el quincuagésimo... aniversario del estreno de esa Tocata, que había sido una emoción profundísima para mí, por cumplir 17 años ese día. Tocaban también Nybia Mariño y Hugo Balzo en un concierto, juntos. Lo tengo en la memoria mucho más que muchísimas cosas posteriores.Fueron dos etapas muy separadas una de la otra de mi vida, musicalmente importantes.P: Su familia estuvo presente entonces el sábado. Una familia que siempre vivió, acompañó con entusiasmo esta carrera, esta profesión de Héctor Tosar, porque desde el comienzo, sus padres, según lo que cuentan los libros y algunos trabajos de Coriún Aharonián sobre usted, lo alentaron desde niño y adolescente para la música, allá por los años 30. No es muy imaginable, o demasiado frecuente, para los niños o adolescentes de aquella época en Uruguay, que sus padres los alentaran en una carrera artística.R: Sí, no es muy frecuente y sigue no siéndolo. Más mi madre, diría, que mi padre. Él era abogado. Además, por desgracia falleció pocos años después del estreno de la obra mencionada, y yo, por complacerlo a él, más que nada, seguí la carrera de Derecho. No es que mi padre se opusiera a que fuera músico, pero me dejaba hacer música mientras yo tuviera otro título u otra carrera.P: Alguna condición puso, entonces...R: Sí, exactamente. El era abogado y por una razón de herencia mis hermanos en su totalidad son ingenieros o arquitectos. Y a mí siempre me gustaron mucho las matemáticas, que están muy relacionadas con la música, o viceversa. Hay mucho de matemáticas dentro de la música. A pesar de que los números no suenan, de todos modos rigen. El ritmo, ni hablar. Pero no solamente el ritmo, sino la relación de alturas de los sonidos.P: ¿Y fue el único que se dedicó a la música entre esos 'siete' hermanos?R: No, no. Fuimos en totalidad, pero no simultáneamente, nueve en total. Pero dos hermanos, que viven actualmente, se dedicaron, además de otras carreras, a la música. En realidad, a ellos se les enseñó. Mi madre era pianista. Debería recordar, había estudiado con el viejo Camilo Giucci, padre de los otros Giucci. Creo que ya murieron todos; habían sido profesores de mi madre, por supuesto. De Giuccci decían que había sido hijo natural y alumno nada menos que de Franz Liszt. Así que de cierto modo me consideraba, y me considero, bisnieto musical de Liszt, lo que no es poco decir.P: Y Héctor Tosar, que cumplió 75 años el sábado, hoy sin embargo dice cosas como ésta, por ejemplo: Siento cada vez con más fuerza que, casi con seguridad, no voy a componer más. Y se lo dice a Coriún Aharonián, su discípulo, también compositor, quien hizo varios trabajos, en particular un libro en 1991 para Ediciones Trilce, sobre la obra de Héctor Tosar. Y también agrega en esta entrevista, publicada en Brecha el viernes pasado, a propósito de su estado de ánimo: Estoy cada vez con más dudas. Y lo dice a propósito de su obra la Passacaglia, en un pasaje de esta entrevista, donde se habla de su obra.Un hombre que hoy dice que casi con seguridad no va a componer más y que al mismo tiempo está en el período de su vida, en relación con su obra, con su carrera, con su trabajo, en el que más dudas tiene...R: Yo dije, y repito, casi con seguridad; pero si hay algo que no se puede saber es si uno va a seguir o no va a seguir componiendo (como otras cosas de la vida). La composición tiene períodos de gran fecundidad -todas las artes- y otros períodos de poca producción que son también necesarios, en los cuales se está, a veces, gestando algo, pero trabajando más, sin pensar en producir; o teorizando, que también es importante para el músico, en parte hacer su teoría, que es parte del lenguaje. Todo lenguaje necesita una técnica diferente. O sea que eso forma parte del proceso creador, y el hecho de dudar, si voy a seguir o no componiendo, ya me ha sucedido más de una vez. De modo que así como ha sucedido otras veces, y a veces durante muchos años, en ésta estaré también. Estoy dudando de si voy a seguir componiendo. Pero no puedo decir nada más allá de la duda.P: A muchos compositores, sobre todo cuando han alcanzado una madurez, les llega también un momento de duda. Ha pasado, y hay casos famosos de compositores que han destruido su propia música. Creo que a ese extremo usted no ha llegado. Pero sí también usted ha tenido dudas acerca de la calidad de su opus, que a su vez es un opus bastante extenso, porque tiene más de 80 composiciones. Pero es cierto que alguna de su música se ha perdido, ¿es así?R: Es cierto, sí. Se pierden obras por múltiples razones. Una de ellas son los viajes, las mudanzas. Voy a recordar un hecho anecdótico que me sucedió en Caracas. Yo estaba viviendo en un hotel, en ese momento solo, y no estaba muy conforme con la habitación que tenía y les había pedido a los dueños del hotel que cuando tuvieran una habitación libre me avisaran. De repente estaba en mi habitación dando una clase particular a un venezolano y recibí una llamada avisando que había quedado una habitación libre, que yo podía instalarme pero tiene que ser ahora, me dijeron, porque a su vez están esperando otras personas para mudarse a su habitación. Entonces, lo que hice fue pedirle a mi alumno que me ayudara a empacar rápidamente las músicas. Y así empezamos a meter todo adentro de valijas muy rápidamente y poco a poco fueron llevándose para arriba. (Yo había pedido una habitación en el piso superior para tener mayor tranquilidad). Pero desgraciadamente quedó un cajón sin revisar lleno de partituras, no solamente mías sino de otros también. Y después yo no volví más a ese cuarto. No me di cuenta. A los pocos días volví a Montevideo. Noté poco a poco que me faltaban cosas. Entonces empecé a pensar.El hecho fue que aquella mudanza apresurada fue el motivo de la perdida que constaté desgraciadamente de algunas obras que estaba componiendo en ese momento, y otras de las cuales no tenía más que un ejemplar. Esas obras, hasta el día de hoy no espero recuperarlas, por supuesto. Es uno de los casos...P: Composiciones que además, en aquel momento, se hacían a pulmón, digamos. Uno tenía que escribir sobre un manuscrito, el copista tenía que hacer copias definitivas también, que después, si se tenían que mandar ejecutar -no existía la fotocopia- tenían que copiarla. Había que mandarlas por correo, además. Son todas posibilidades que de alguna manera incidían.R: Alguna forma de fotocopia había siempre. Bueno, siempre no. Estoy hablando de épocas bastante lejanas. En una época se fotografiaba, se microfilmaba las partituras. Yo microfilmé una obra que se perdió, la Oda a Artigas, una obra que fue ejecutada repetidas veces. Sin embargo, eso fue otra circunstancia: el incendio del Sodre, cuando se perdieron algunos materiales de obras uruguayas, entre ellas la Oda a Artigas y otros casos también...P: Y un hombre con una vida haciendo y deshaciendo valijas. Si uno repasa, por lo menos rápidamente, algunos de los países que visitó por diferentes motivos, la lista es interminable. Desde los Estados Unidos, por supuesto, cuando recibió la beca Guggenheim en 1946 pasando por supuesto por diversos festivales en muchas ciudades importantes. El año 1960 lo llevó otra vez con la misma beca a los Estados Unidos. Después, aquella gira por Formosa, India y Japón. Su trabajo en Puerto Rico; Caracas, que ya mencionó. Podríamos seguir una lista que no termina más. ¿Qué le dejó esa vida de viajero por el mundo, con idas y vueltas al Uruguay? Es una gran pregunta, por supuesto, pero ¿qué deja en un ser humano, más allá del músico, por supuesto?R: No todos tienen la suerte de poder viajar. Yo digo a veces que un año de viaje equivale a 20 años por lo menos de vida, en cuanto a lo que se aprende por el simple hecho de viajar y de tener que cambiar con gusto y aprender las costumbres y las culturas diferentes a las que uno ha vivido en su medio. Entonces me ha dejado muchísimas cosas que es imposible enumerar aquí. Pero hay algunos viajes que fueron de estudios en los cuales he tenido a profesores muy importantes, muy reconocidos, como Arthur Honegger o Darius Milhaud, por ejemplo...P: ... o Copland...R: ... o Copland en Estados Unidos...P: ... Koussevitzky...R: ... Koussevitzky en dirección de orquesta. Ya era bastante viejito en la época. Murió pocos años después. Era el principal director de la Orquesta de Boston.P: En Tanglewood, ¿no?R: ¿Estaba preguntando?P: De alguna manera eso me lleva a preguntarle, aunque de repente ya a esta altura es un lugar común: ¿el llevar la música como pasaporte por el mundo para comunicarse con gente de países tan distintos, es el mejor pasaporte que uno puede llevar para comunicarse con gente de pueblos y países tan distintos como los nuestros?R: También recibir, o tener mayor oportunidad de oír música de otros compositores. Para un compositor de nuestra época es importantísimo estar lo más familiarizado posible con lo que se hace, o lo que escribe, o lo que se compone en todas partes del mundo. Hoy día, sin necesidad de viajes, lo puede hacer por la cantidad de grabaciones que existe actualmente y por cómo se transmite y se reproduce la música contemporánea. Pero viajando, por supuesto, uno tiene muchas más oportunidades de conocer directamente a los colegas. Y hablar con los colegas es una necesidad casi primordial, esencial para un compositor. Además de comunicarse directamente por la música.P: ¿Y la música puede ser el vehículo por excelencia de más fácil comunicación con gente muy diferente? ¿Lo ha sido para usted?R: Siempre ha sido y también sigue siendo cuando nos visitan, porque últimamente he viajado menos. Por razones también de salud uno va espaciando sus viajes, porque el tiempo hace que las cosas sean así.P: Junto a Enrique Cotelo, en este encuentro, en este homenaje que también Radio El Espectador le hace, convocamos a algunas otras personas a participar, que gustosamente, por supuesto, dijeron algunas cosas. Es el caso del compositor uruguayo Ariel Martínez, desde Buenos Aires, que eligió hablar del maestro Tosar en el panorama de la música uruguaya con respecto a su generación, la de los nacidos en los años 40.Ariel Martínez: Cuando Tosar volvió a Uruguay en la década del 60 algunos jóvenes lo estábamos esperando. En realidad, estábamos esperando a algún salvador que rescatara nuestro impreciso pero fuerte propósito de insertarnos en las corrientes menos conformistas de la música del siglo XX. En el Uruguay musicalmente conservador de entonces no había posibilidad de conseguir ayuda para explorar o, mejor aún, para abrir esos caminos creativos. Digo 'Uruguay conservador' porque el pensamiento musical dominante pretendía eludir el desafío intelectual propuesto, por ejemplo, por la Escuela de Viena o por sus continuadores serialistas o por sus opositores aliatoristas. Se pretendía eludir en verdad hasta el pensamiento. La primera vuelta de Tosar no significó sólo la llegada de uno de los salvadores posibles, sino la llegada del mejor posible. En la reticencia valorativa que suelen utilizar los temerosos cuando se disfrazan de prudentes, Tosar aparece a veces como el mejor compositor uruguayo de la Generación del 45, o como el mejor compositor uruguayo del siglo XX, o como el mejor compositor uruguayo de obras para piano preparado y pífano o cualquier otra limitación que se nos ocurra para no decir la verdad. La verdad es que Tosar es el mejor compositor uruguayo de cualquier época, lo que de por sí es una valoración limitativa: ya la limitamos a su condición de uruguayo.P: Ariel Martínez, desde Buenos Aires, decía estas cosas sobre usted, una persona que usted conoce muy bien.R: Bueno, vaya sorpresa. Cuando me dijeron que tenían alguna sorpresa para mí, por supuesto despertaron inmediatamente mi curiosidad, pero lo que menos esperaba era las expresiones tan elogiosas de mi querido discípulo Ariel Martínez, que por desgracia hace muchos años está radicado en Buenos Aires. Digo por desgracia porque al no estar en Uruguay, donde no se han ejecutado casi sus obras, apenas se le conoce como compositor, y era, fue, es, (no sé qué tiempo emplear) porque es, o ha sido -creo que es el correcto- uno de mis compositores más talentosos, de mis discípulos más talentosos. Por lo tanto, fue totalmente inesperado y agradable al mismo tiempo. No le puedo agradecer personalmente porque no está aquí, fue grabado. Todos los términos expresados fueron excesivamente elogiosos.P: Pero hay más:Ariel Martínez: Como integrante de la Generación del 45 puso la música del mundo en el Uruguay, pero de paso, puso al Uruguay en el mundo. Es el mejor porque compuso mejor que los compositores que lo precedieron, no importa cuán ilustres hayan sido esos compositores, y algunos lo han sido. Y es mejor, porque, muy angustiantemente para nosotros, compuso mejor que quienes somos más jóvenes que él. Tosar ha sido y sigue siendo la medida de la música uruguaya. Y esa medida para cualquiera es muy difícil de igualar.Música: Sinfonía Para CuerdasP: Y ahora pasamos a otra persona que usted conoce muy bien, que como yo decía antes trabajó sobre su obra y publicó un libro: Coriún Aharonián, compositor, docente y musicólogo, comenzó a estudiar con Tosar a los 14 años de edad, en 1955. Considera a Tosar como uno de los docentes que ejercieron mayor influencia en su formación.De esas clases, que fueron interrumpidas por los viajes de Tosar al exterior, destaca la entrega total a su labor docente. Lo describe como un maestro que transmite vivencias, no como un pedagogo que dicta clase. Eso era un desafío para los discípulos, que tenían que tener una actitud de captación de toda esa profundidad de vivencias.Coriún Aharonian: Por ejemplo, sus clases eran sin término, lo cual era maravilloso... sobre todo cuando estaba toda la familia esperando para almorzar. Y en ese sentido creo que puede valer la pena recordar ahora lo importante que fue para que Tosar pudiera tener esa generosidad con nosotros el respaldo que esa actitud tenía en todo el núcleo familiar. Sobre todo en mamá Tosar; a papá Tosar yo no llegué a conocerlo porque ya había muerto hacía mucho. Pero la madre de Tosar y sus hermanos, especialmente la jefa de la casa, que era su hermana Beatriz, una maravillosa persona, eran de una generosidad interminable para con los discípulos de él. Nosotros estábamos interrumpiendo la vida familiar, pero eso era bienvenido porque todos participaban de ese rito de la importancia de formar futuros creadores. Eran muchachitos que quizás resultaran futuros creadores.Música: Sul ReP: Coriún Aharonian nos contó que usted fumaba mucho y tenía dos ceniceros, uno en cada punta del piano. Pero al dar clase se concentraba y se abstraía tanto, que el cigarrillo siempre estaba en su boca y la ceniza caía sobre el teclado. ¿Era así?R: Es una linda anécdota. Realmente, lo de los dos ceniceros sería cierto (no creo que sea invento de Coriún), pero no lo recuerdo. Lo que debo agregar es que fumaba pipa en esa época y como tenía bastante pereza, y no alcanzaba con limpiar la pipa -es decir, daba mucho trabajo-, alternaba y, entre pipa y pipa, fumaba también cigarrillos. Eso fue otro de los motivos de, no digo infartos, que gracias a Dios no tuve hasta el día de hoy, pero sí de los problemas circulatorios que me aquejan pero que no vale la pena mencionar en este momento.Coriún Aharonian: Nos transmitió mucha sabiduría musical y nos transmitió sobre todo mucho sentido ético, mucha ética del artista. Es decir, mucha responsabilidad del artista en la sociedad, una cosa sobre la que se habla poco en general, y que en el caso de Tosar sigue siendo un norte fundamental y creo que nos lo transmitió de manera muy fuerte.P: A propósito de esto que dice Coriún Aharonian, ¿cuál es la responsablididad del artista en la sociedad? Esto que usted les transmitió a sus discípulos, seguramente no lo haya dicho ni anunciado o proclamado públicamente como un político. ¿Cuál es esa ética que les transmitió?R: Yo nunca estaba pensando en transmitir ningún tipo de ética a mis alumnos. Es posible que lo hiciera; creo que todo maestro lo hace, o debe hacerlo, sin quererlo, sin pensarlo. Pero no me resulta fácil definirla, porque yo siempre uní la ética y la estética. Me parece que la ética del compositor es ser siempre sincero consigo mismo. Un compositor que no es sincero consigo mismo porque lo que quiere es estar al día, o mejor dicho a la moda... Aprender las cosas que los demás han escrito o están escribiendo, para que nadie diga: Ah, este compositor es muy conservador, en el mal sentido. Creo que algo de conservador está muy bien. Que si todos fuéramos, no conservadores, liberales o revolucionarios (no quería emplear la palabra)... Hay que ser revolucionarios también, las dos cosas se llevan muy bien una con la otra. Y creo que se necesitan también. No sé si esto contesta en parte la pregunta que me estabas haciendo.P: Fernando Condon, usted lo sabe muy bien, dirigió a la Orquesta Sinfónica del Sodre el sábado en el Teatro Solís, fue alumno de Héctor Tosar y también de Coriún Aharonián y lo invitamos también a participar de este encuentro.Fernardo Condon: Yo empecé a tomar clases con Tosar en el año 77, si mal no recuerdo, en el Nemos, el Núcleo de Educadores Musicales, con las clases de análisis y composición que él empezaba a dar allí. Y aprovechando sus circunstanciales venidas... En aquel momento Tosar vivía una buena parte del año fuera del país por razones ajenas a su voluntad. Y durante el año 1982, si no me equivoco, durante todo ese año que permaneció en Montevideo, armamos un equipo de trabajo en mi casa, o mejor dicho en la casa de mi madre. Ahí nos juntábamos una noche por semana en largas sesiones de análisis de composición con Carlos Da Silveira, con Fernando Cabrera, Leo Maslíah, Eduardo Fernández, yo, Bernardo Aguerre, Elbio Rodríguez. Eramos un grupo muy lindo y realmente pudimos aprovechar esa fuente inagotable de conocimientos que sin duda es el maestro Tosar.Bueno, en general discutíamos mucho. El maestro Tosar es muy fermental en sus clases porque abre generalmente el juego. No es una clase donde la relación alumno-docente sea unilateral. Por ejemplo, el análisis de una composición que alguien traía a clase no solamente lo hacía él como docente sino que también los otros opinábamos con respecto al tema y ahí se generaban polémicas bastante duras en algunos casos, pero lindas, muy interesantes.Música: Danza CriollaP: ¿Cómo era el diálogo con estos jóvenes, esas discusiones en esas casas, en esas clases particulares a manera de taller con esos nombres hoy ilustres de la música popular como Fernando Cabrera, como Leo Masliah?R: Muy fecundos. En realidad los extraño. Extraño muchísimo mis clases, mis alumnos. Cosa que en un principio no fue nada fácil para mí. Yo no me sentía atraído por la enseñanza hasta que por la necesidad de hacerlo como medio de vida, comencé a hacerlo. Y así seguí. En determinado momento tuve necesidad de jubilarme y en ese momento sentí como un descanso. Pero ahora ha pasado cierto tiempo y algo más voy a seguir haciendo, porque me invitaron a hacer un seminario en la Escuela Universitaria de Música en Octubre próximo...P: El guitarrista Eduardo Fernández es conocido por los oyentes de El Espectador,lo hemos mencionado en muchas oportunidades; estudió composición con Héctor Tosar justamente en la misma época que Fernando Condon.Eduardo Fernández: Yo tuve el privilegio de estudiar composición con él tres años y puedo decir que aprendí una enormidad increíble sobre todo lo que es música. Y lo que más me impresionó siempre fue el respeto que me comunicó él por el aspecto artesanal de la música, por el trabajo mismo de composición...y su amor por la música, por supuesto.P: Y ya al final de esta rueda de discípulos, colaboradores, gente que lo conoce y lo quiere al maestro Tosar, llega ahora el compositor Luis Jure, quien eligió destacar cómo la gente de su generación se relacionó con el maestro Tosar.Luis Jure: Yo nací en 1960, es decir que en mi adolescencia, cuando empecé a interesarme en la música y en la composición, Tosar era una figura lejana, remota. Estábamos en plena dictadura y Tosar era la gran ausencia que había en el país. Nos dejaba muy huérfanos de un maestro de composición. Y recuerdo que en el año 75 -seguramente por algún error, porque Tosar estaba completamente proscrito de las programaciones oficiales- en la radio del Sodre pasaron Aves errantes y me causó una impresión muy grande. Pero recién pude conocer a Tosar en el año 82. Recuerdo que yo estaba en la casa de Jorge Camiruaga y de pronto él me dio la noticia de que Tosar acababa de volver al país. Y recuerdo bien que como algo espontáneo, sin darme cuenta, dije: '¡Ah, quiero estudiar con él!'. Eso fue mucho antes de averiguar si había venido para quedarse, si tenía intenciones de dar clases y mucho menos de si me iba a admitir como alumno.Música: Stray BirdsP: Luis Jure menciona, Enrique, justamente Aves Errantes... Que justamente era un trocito de la música que escuchábamos anteriormente a este comentario de Luis Jure, una grabación que tenía a Carzoglio como voz cantante, digamos, en una versión que él dirigió, bueno, que se presentó en la Sala Vaz Ferreira dirigida por Nicolás Rauss hace muy poco...Su obra fue censurada en la dictadura, ¿por qué?R: No censurada. No creo que haya habido ningún decreto. Nadie dijo que yo estaba prohibido. Simplemente me excluyeron, excepto los ultimísimos años donde Piero Gamba se atrevió a dirigir una obra muy breve mía, Momento Sinfónico.P: El último invitado a participar de este homenaje al maestro Tosar, en este caso llega desde lejos, desde Stuttgart en Alemania. Es una persona que también lo quiere mucho; se llama Alvaro Carlevaro.Alvaro Carlevaro: Creo que los que tuvimos la suerte de trabajar junto al maestro Tosar, hemos podido aprender -en mayor o en menor medida- muchísimas cosas, y no sólo todo lo inherente a la composición, que ya de por sí es mucho. Ahora es un 'mucho' no muy fácil de descifrar, tanto para el maestro como para los alumnos. ¿Qué cosas son las que uno realmente aprende o enseña en una clase de composición? Yo creo que Tosar estaría de acuerdo conmigo en sostener que el acto de dar o recibir clase de composición es algo absolutamente imposible de definir. Es más, yo hasta arriesgaría decir que el maestro Tosar mismo no es consciente de todo lo que él les ha aportado a todos sus alumnos. A estos, a los alumnos, estando frente a un gran maestro como él, también se les plantea a su vez otros problemas. Tener la necesaria capacidad y sensibilidad de captar todo lo que flota en el aire, tener las antenas bien dispuestas, de palpar todo lo que no es visible, o en este caso es inescuchable.P: ¿Usted sigue tocando el piano a pesar de que no lo hace públicamente por motivos de salud, sigue disfrutando de tocar el piano?R: No podría abandonarlo. Creo que a un compositor sin instrumento, o que no toca un instrumento de alguna forma, le falta una parte esencial de su oficio. Para mí, tocar mi instrumento, el piano.P: Y volviendo al comienzo de esta historia, allá por su adolescencia, Lamberto Baldi significó para usted mucho.R: Ahí sí que yo tendría tanto que decir que el tiempo yo sé que no alcanza. Pero fue mi principal maestro, no cabe duda, a pesar de que he nombrado a Honegger, Milhaud y Copland, que son los tres conocidos como compositores en el extranjero. Baldi fue un músico de primerísimo rango en todos los sentidos y casi todo lo que sé musicalmente o he mostrado musicalmente se lo debo a él.P: Por último, se puede encontrar muchas cosas sobre Héctor Tosar en muchas entrevistas que se han publicado en prensa, especialmente ese libro editado en 1991 por Ediciones Trilce, firmado por Coriún Aharonián, que recorre la trayectoria creativa de Héctor Tosar a través de su propio punto de vista, es un libro de la colección Espejos y la obra en discos compactos.R: Hay un disco compacto que tiene un par de años de editado dentro del sello de Ayuí, que se titula Tosar y que contiene las composiciones: Sinfonía Para Cuerdas (Orquesta de Cámara de Mayo), Stray Birds (ensemble dirigido por Nicolás Rauss, solista Carzoglio) y Sul Re (versión al piano del propio Tosar).Y otro CD, de muy reciente edición, de Lyda Indart, que incluye dentro de los compositores, una obra temprana del maestro Héctor Tosar, Danza Criolla.
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