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Los herederos del maestro Alonso donan su legado musical a la SGAE
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Los herederos del compositor Francisco Alonso López (Granada 1.887-Madrid 1948), más conocido como el maestro Alonso, han cedido su amplio y fructífero legado musical a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de España, pasando a formar parte de los servicios de archivo y documentación que auspicia bajo la tutela del Instituto Complutense de las Ciencias Musicales (ICCMU).La entrega simbólica de este importante patrimonio cultural tuvo lugar el jueves, 29 de noviembre, en la sede madrileña de la SGAE con la presencia de los hijos del insigne compositor granadino, el presidente del Consejo de Dirección de la SGAE, Eduardo Bautista, y Emilio Casares, director del ICCMU.Integran el legado musical de Francisco Alonso las partituras originales de las numerosas zarzuelas, operetas, revistas, sainetes líricos, ballets y películas que el maestro compuso a lo largo de su vida, así como los libretos de esas mismas obras, fotografías, recortes de prensa y demás documentación informativa de la época. Igualmente, la SGAE y el ICCMU contarán con una copia de las partituras de la primera etapa del maestro, la llamada "época granadina", cuyos originales se hallan en el Centro de Documentación Musical de Andalucía.Además de su abundante obra compositora, Francisco Alonso fue un pionero en la defensa de los derechos de autor y se convirtió en el tercer músico en alcanzar la presidencia de la SGAE (fundada en 1899), tras Ruperto Chapí y Amadeo Vives. Además de piezas tan populares como Los nardos o el Pichi de Las Leandras, el maestro Alonso fue autor de otras muchas obras de gran éxito en la primera mitad de siglo, como La blanca doble, El sobre verde, La calesera, La Parranda, La picarona, La zapaterita, Rosa la pantalonera, o, ya en época de la posguerra, como Doña Mariquita de mi corazón, Róbame esta noche, Luna de miel en El Cairo o Tres días para quererte.Alonso tenía el carné número 468 de la SGAE y su corpus como autor comprende 881 obras.La huella compositora que ahora queda fijada en los archivos de la SGAE y el ICCMU tiene un extraordinario valor para cuantos historiadores, profesores o investigadores deseen descifrar la realidad cultural y socio-política española de la primera mitad de siglo.Francisco Alonso LópezEl compositor Francisco Alonso López, maestro Alonso, nació en Granada el 9 de mayo de 1887. Alternó el aprendizaje de las primeras letras con el de las primeras notas, ya que pronto demostró una inclinación marcada por la composición, escribiendo la música de tres obras con texto del canónigo y rector del Sacromonte, Manuel Medina Olmos, estrenadas en el Teatro de las Escuelas. A los 18 años ingresó en el cuerpo de dirección de bandas militares.Por esta época escribió el pasodoble Pólvora y humo, y fundó y dirigió un orfeón dentro de la Sociedad Filarmónica de Granada. También estuvo al frente de la agrupación lírica creada entre los obreros polvoristas de El Fargue, cuya banda militar funcionaba bajo su batuta. Orfeón y banda colaboraron en algunos conciertos memorables en el patio del Palacio de Carlos V, y en alguno de ellos expuso obras como Barcarola y la canción La despedida, en la que intervino como solista su hermano José.Por este tiempo compuso una pieza de mayor ambición, sobre un texto de Aureliano del Castillo, El sueño del Boadbil, que obtuvo un juicio favorable en la prensa granadina. Más adelante se interesaría por el jazz y por ciertos aspectos de la música de baile para incorporarla a sus obras líricas.En 1905 compuso la zarzuela La niña de los cantares y en 1911 estrenó Almas grandes en el Teatro Cervantes, trasladando su residencia definitivamente a Madrid. En la capital contó con el apoyo del comediógrafo granadino Antonio Paso, que le ayudó a integrarse rápidamente en una ciudad dominada musicalmente por la ópera y la zarzuela. Junto al autor alicantino Tomás López Torregrosa, firmó su primer estreno madrileño, la zarzuela Armas al hombro, que tuvo lugar en el Teatro Martín, en el que, posteriormente, repitiría no pocos éxitos. La opereta Música, luz y alegría, revalidó este primer éxito.En la década de los años 20 desarrolló una mayor solidez técnica en la creación, como evocan obras como La linda tapada, La Bejarana (en colaboración con Emilio Serrano), y La calesera, esta última, zarzuela grande en tres actos, ambientada en el Madrid romántico. De esta época fue también otra importante zarzuela, Curro el de Lora, por la que sintió siempre especial predilección. Otras obras de la década fueron La Parranda, La mejor del puerto y La picarona. De La Parranda se ha hecho inmortal el Canto a Murcia.El maestro Alonso, mundialmente conocido por el pasacalle de Los nardos y el Pichi de Las Leandras, triunfó no sólo con la zarzuela sino con la revista, en la que trabajó junto al maestro Guerrero, estrenando con gran éxito La orgía dorada, La Blanca doble o El sobre verde, Mientras, Alonso triunfó con Las castigadoras, Las cariñosas y, sobre todo, Las Leandras, título unido para siempre a la vedette argentina Celia Gámez y con la que se dio a conocer en toda España. En el género lírico también tendrían éxito Me llaman la presumida, Rosa la pantalonera, Manuelita Rosas y La zapaterita.En 1947 Francisco Alonso alcanzó la presidencia de la SGAE, siendo el tercer músico en alcanzar esta responsabilidad desde la fundación de la SAE en 1899, tras Ruperto Chapí y Amadeo Vives. Sus ocupaciones al frente de la Sociedad General de Autores, y el declive de la zarzuela, sustituida en el gusto popular por el espectáculo arrevistado, no le impidieron seguir componiendo con títulos de tanto éxito como Doña Mariquita de mi corazón, Róbame esta noche, Luna de miel en el Cairo y Tres días para quererte, revistas que animaron el desolado Madrid de la posguerra. Falleció en Madrid el 12 de mayo de 1948.
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