Obituario
In memoriam Helena Arizmendi (1924-2015)
Carlos Manso

De ascendencia española, fue la primogénita que nació en Avellaneda el 15 de abril de 1924 (aunque ella afirmaba ante quien fuera que había nacido en 1927). De pequeña cantaba con su madre las canciones populares de la época, viviendo entonces en La Plata por razones de trabajo de su padre. Fue alumna becada y pupila del Colegio de la Misericordia en Buenos Aires. Allí las monjas la eligieron como solista de su coro por sus condiciones vocales. Un hermano de su padre, el tío Alvaro, la sacaba los domingos para volver a La Plata, o llevarla al Marconi, al cine, y siempre que pasaban por el Colón le decía: 'Tú vas a cantar acá'....
En 1944 fue convocada -por su belleza y presencia- para integrar en un breve papel el drama Gólgota, del músico Vadja. Allí se enteró que la gran soprano catalana María Barrientos, abría -ad honorem- un curso de canto gratuito al que inesperadamente se presentó y fue aceptada como 'oyente' por la eminente artista. Su maestra frecuentaba un círculo de gente culta y musical, que reconociendo las aptitudes de Arizmendi, la ayudaron en todo sentido, y mucho más a la muerte de Barrientos el 8 de agosto de 1946, quien la consideró su dilecta alumna. Helena siguió estudios con Luigi Ricci, Rosalina Crocco, y entró a la Escuela de Ópera del Teatro Colón. Sus protectores, Zelmira Paz Anchorena y Yarbas Barreto la llevaron junto a Beniamino Gigli, quien cantó con ella en su debut en el Colón con La Boheme de Puccini, en una Mimí que fue una revelación para el público argentino, y desde 1948 su cantante predilecta, al igual que Delia Rigal años antes. En 1949 cantó el rol de Liú en la Turandot de María Callas y Mario del Mónaco bajo la batuta de Tulio Serafín.
El maestro Luigi Ricci la llevó a Italia y la joven argentina, soprano lirica, triunfó en Florencia, Roma, Milán, Nápoles, Cagliari, Caracalla, en La bohéme, Falstaff, La vida breve, Orfeo y Eurídice, La serva padrona, Carmen (Micaela), Il matrimonio segreto, junto a G. Cámpora, G. Massini, M. Stabile, G. Lauri Volpi, B. Christoff, T. Gobbi, E. Stignani, C. Elmo, entre otros, bajo las batutas de T. Serafin, F. Fricsay, O. de Fabritiis, U. Berretoni, V. Gui, A. Questa o N. Sanzogno. En Argentina, Brasil, Uruguay y Perú junto al Teatro de la Ópera de Cámara de Buenos Aires, cantó Apollo e Dafne, Il filosofo di campagna, Il matrimonio segreto, Les malheurs d'Orphée, y en el Colón estrenó Amelia al Ballo de Menotti, Le donne curiose de Wolf Ferrari, y a su repertorio agregó Don Pasquale, La viuda alegre, El Conde de Luxemburgo, Mefistofele, Faust, El sueño de Alma, Gianni Schicchi e Il mondo della luna.
Crítica y público alentaron su carrera desde joven. No quiso hacer carrera en los Estados Unidos, pese a los reclamos de los empresarios M. Bichurin y V Lubarsky, y en 1955 formó su hogar, volviendo a la escena en contadas ocasiones. Sus grabaciones para Odeón y Columbia Argentina de los años 1951 y 1952 han sido reeditadas y constituyen un preciado tesoro de la lírica.
Falleció el pasado 8 de febrero. De su pasión por la música da fe la última etapa de su vida, transcurrida en residencias para personas mayores: si estaba de humor cantaba al visitante afortunado (el autor de esta nota, por ejemplo, que le solía llevar las partituras) obras de Guastavino -Pueblito- o Ginastera -Árbol del olvido- utilizando aún un piano de cola; cuando ya no hubo piano y la comunicación verbal se volvió difícil o imposible cantaba a capella, suavemente, las viejas canciones aprendidas con su madre: Caminito, Madreselva, El día que me quieras, sin perder una palabra…
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