Durante muchos siglos ser de Venecia significaba ser de una de las ciudades más cultas, más alegres y más ricas de Italia y de Europa. Y dentro de la historia veneciana el Barroco, los siglos XVII y XVIII, fueron precisamente una de las etapas más brillantes. Económicamente el poder veneciano estaba terminando, la laguna se cegaba y ya no llegaban los grandes barcos cargados de tesoros, el Atlántico era ahora la principal vía de comercio mientras el Mediterráneo, poco a poco, se convertía en un 'mar muerto'. Y sin embargo, como pasa tantas veces, la crisis personal o colectiva significó un florecimiento del arte y de la cultura muy superior al de los momentos felices. Nunca hubo tantos pintores, tantos poetas, tantos teatros y palacios, tantos músicos, como en estos años.Venecia se hundía -incluso físicamente- pero se hundía…
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