Discos
La lección de un maestro
Raúl González Arévalo
Piotr Beczala: The French Collection. Opera Arias by Bizet, Berlioz, Massenet, Gounod, Verdi. Arias de Berlioz (La Damnation de Faust, Béatrice et Bénedicte), Bizet (Carmen), Boieldieu (La dame blanche), Donizetti (La favorite, Dom Sébastien, roi de Portugal), Gounod (Roméo et Juliette, Faust), Massenet (Werther, Le Cid, Manon), Verdi (Don Carlos). Piotr Beczala, tenor. Orchestre de l’Opéra National de Lyon. Alain Altinoglu, director. Un CD (DDD) de 62 minutos de duración. Grabado en el Auditorium Maurice Ravel de Lyon en agosto de 2014. Deutsche Grammophon 479 4101. Distribuidor en España: Universal
0,0003015
Se podría decir que la temporada 2014/2015 ha sido la de la consagración de Piotr Beczala como máximo exponente actual de la escuela francesa. Así parecen indicarlo dos circunstacias: su aclamado Faust en la Bastilla [leer crítica de Jorge Binaghi] y el lanzamiento de este álbum dedicado al repertorio francés. Con los títulos franceses hay una paradoja: la existencia de una generación de tenores capaces de afrontar muy bien títulos concretos -como sería el caso de Werther, del que Alagna (Emi), Álvarez (ArtHaus), Kaufmann (Decca), Vargas (RCA) y Villazón (DG) han dejado grabaciones referenciales en los últimos años- no significa que se dediquen al repertorio francés en general, salvo en el caso de Alagna por razones obvias. Como mucho, hay acercamientos puntuales a obras instaladas en el circuito internacional, como Manon (Álvarez, Villazón) o Carmen (donde Kaufmann parece ser el único Don José posible en nuestros días). En este sentido, resulta indiscutible que el tenor francés de origen siciliano ha sido el último exponente de la escuela gala, tanto por nacionalidad como por frecuentación y grabación de obras puntales y rarezas del repertorio, si bien ya ha pasado su mejor momento vocal, aunque aún tenga recorrido que ofrecer.
Piotr Beczala pertenece a esa estirpe de insignes tenores extranjeros cuya asimilación de las particularidades del repertorio es total, en una línea que desde Jean de Reszke continúa con Jussi Björling, Nicola Gedda y Alfredo Kraus. No en vano, todos son citados como modelos para preparar el acercamiento a cada uno de los títulos que integran el programa, algunos de los cuales ya ha encarnado íntegros en escena. La articulación ejemplar del idioma galo, la naturalidad del canto y del estilo, la luminosidad de la voz, el dominio técnico absoluto y la acertada planificación de la carrera le han llevado a una madurez artística rondando la cincuentena cuando otros ya han quemado todos sus cartuchos.
Resulta difícil destacar números individuales de la grabación, pero por perfección absoluta comenzaría con los dos Gounods, “Ah, lève-toi soleil!” de Roméo et Juliette y “Salut! Demeure chaste et pure” de Faust, donde la identificación con los personajes demanda una grabación completa de las dos óperas sin excusas y sin dilación. Y a ser posible, también de Mireille. Los otros vértices del registro son los Massenet: “Pourquoi me réveiller” de Werther, “Ô souverain, ô juge, ô père” de Le Cid y el dúo “Toi! Vous! – Oui, c’est moi” de Manon junto con la soprano Diana Damrau, en lo que prometería ser una pareja protagonista ideal para la obra.
Berlioz, presente con dos arias de La damnation de Faust y Béatrice et Bénédicte, confirma esa identificación y magisterio en el repertorio, le pongan lo que le pongan por delante (sabiamente no se compromete con el Enée de Les Troyens, en el que tanto Alagna como Kaufmann cancelaron después de ser anunciados a bombo y platillo).
No podían faltar tampoco los italianos afrancesados: Donizetti con “Ange si pur” de La favorite -título que le iría como anillo al dedo- y “Seul sur la terre... Ange céleste” de Dom Sébastien; Verdi: “Fontainebleau! Forêt immense... Je l’ai vue” de Don Carlos. No en vano, algunas de sus grabaciones en este repertorio son asimismo referenciales, constituyendo por lo tanto un puente ideal entre ambos estilos.
El último apunte es para dos obras que Beczala no tiene en repertorio y no creo que llegue a abordar. En el aria de la flor de Don José confirma su capacidad técnica y su conocimiento del estilo francés al rematar el si bemol prescrito en pianissimo con una voz mixta que, a diferencia del agudo en forte -recurso más fácil y espectacular al que con frecuencia recurren otros intérpretes- resulta más expresivo y fiel a las intenciones originales de Bizet. Respecto a La Dame blanche de Boïeldieu, Rockwell Blake ya reveló su conexión directa con Rossini y la necesidad de un virtuoso nato para la parte; recientemente Juan Diego Flórez la recuperaba en su recital L’amour [leer crítica]. Sin embargo, Bezcala reivindica el ejemplo de Nicolai Gedda, que la cantó íntegra (y hay testimonio en Golden Melodram) con una vocalidad mucho más lírica. Ciertamente, quien espere sólo la espectacularidad de las escalas de “Viens, gentille dame” quedará decepcionado si en compensación no aprecia la mayor plenitud y belleza del timbre, frente al sueco, al americano y al peruano, y un virtuosismo de otro tipo, que no tiene que ver con la agilidad.
En definitiva, la riqueza de colores y, sobre todo, la capacidad infinita para matizar las partes, hacen que se escuche el recital sin cansancio. A ello contribuye asimismo el sonido netamente francés que aporta la Orquesta Nacional de Lyon a las órdenes de Alain Altinoglu, cómplice perfecto del tenor, con el que más que un simple acompañamiento hay un entendimiento artístico que tiene como resultado una grabación redonda.
Comentarios