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Paco Yáñez
Unsuk Chin: Graffiti. Olga Neuwirth: ...miramondo multiplo... Sun Ra: Outer Nothingness; Pleiades. Marco Blaauw, trompeta. Frank Gratkowski, saxofón. Ensemble Musikfabrik. Christian Eggen y Peter Rundel, directores. Werner Wittersheim, productor ejecutivo. Michael Hassler y Uwe Sabirowski, ingenieros de sonido. Un CD DDD de 65:09 minutos de duración grabado en Colonia (Alemania) y Huddersfield (Gran Bretaña), los días 19 de octubre y 29 de noviembre de 2008, y 9 de junio de 2013. Wergo WER 6861 2
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«¿Cuántos compositores jóvenes son negros? ¿Cuántos ensembles son interraciales? Este año, el festival de Donaueschingen ha programado a veintidós compositores: sólo dos son mujeres. ¡De veintidós, dos! Y, por supuesto, entre esos compositores no hay ni un negro, ni un latinoamericano. Evidentemente, la lista de grandísimas compositoras o compositores vivos que no sean blancos es muy extensa: la calidad musical no es un fenómeno exclusivo de los hombres blancos, aunque según algunas instituciones puede parecer que así sea». Estas palabras del compositor catalán Joan Arnau Pàmies (Reus, 1988), pronunciadas en la entrevista que con él mantuvimos el pasado mes de noviembre en Vigo, nos ponen sobre la pista de algunos de los motivos por los que el compacto que hoy reseñamos es una rara avis dentro de la producción fonográfica de música contemporánea. Dentro de la excelente serie que el sello alemán Wergo dedica al ensemble de Colonia Musikfabrik, turno es hoy para un disco que recoge dos composiciones en clave femenina, al menos por lo que a sus creadoras se refiere: la surcoreana Unsuk Chin (Seúl, 1961) y la austriaca Olga Neuwirth (Graz, 1968), así como para un compositor afroamericano proveniente del sur de los Estados Unidos, de una Alabama en la que, como en tantos otros estados sureños, la persecución racial fue habitual hasta hace no mucho (si no lo sigue siendo de un modo u otro, tal y como Pàmies apuntaba en su entrevista, o como los recientes atropellos policiales han mostrado al mundo): Herman Poole Blount, más conocido como Sun Ra (Birmingham, 1914-1993).
Compositor y jazzman heterodoxo donde los haya, Sun Ra, más allá de desv(ar)íos galácticos, místicos y religiosos, fue un visionario cuyas piezas ya no sólo disponían un ágora de influencias interraciales de lo más sugerente, sino que posibilitaron desarrollos que entran de lleno en los lenguajes más avanzados de la contemporaneidad, como demuestra su colega durante décadas en la Sun Ra's Arkestra, el saxofonista y compositor Marshall Allen (Louisville, 1924), en los arreglos a él debidos de Outer Nothingness y Pleiades. Es así que nada más comenzar la audición de Outer Nothingness se hace imposible no pensar en Iannis Xenakis por el modo en que Allen dispone los elementos percusivos, aquí espacializados y abigarradamente activados en capas polirrítmicas, algo análogo a lo que atacarán después los metales, desaforados, convocando lo atávico, lo esencial. El jazz, cómo no, se asoma a los compases centrales de la pieza, básicamente en saxofón solista y batería, pero pronto vuelve esa plétora de ecos estilísticos, que llegan hasta las vanguardias postseriales y diría que más allá, a la música saturada en sus pasajes más densos y ruidistas, así como al propio Sciarrino en las quebradizas sonoridades finales de las maderas; lo cual, como se pueden imaginar, redondea una pieza rotundamente poliestilística, impactante, muy disfrutable.
Pleiades es otro mundo, ya desde su arranque en cinta, con la voz de Sun Ra reflexionando sobre el mito, la existencia y la discriminación racial, con la música como transubstanciación del ser (incluso del socialmente negado, como la comunidad negra). Más serena y suspendida en su arranque, poco a poco conforma un festín de técnicas extendidas hibridadas con el jazz, todo ello en vibrantes capas superpuestas, como si de un Charles Ives posmoderno se tratara; alternando, tal y como hacía el genio de Danbury, diversos estados en el abigarramiento, muy dependientes del tempo y sus velocidades. Especial protagonismo para los vientos, cuyas sonoridades podemos emparentar con las de la mismísima Accanto (1975-76), de Helmut Lachenmann, si bien -en esta alternancia estilística imparable- pronto nos sumergimos en lo más melódico y extático del jazz, perdiéndose así Ra y Allen en la contemplación del espacio, en una música de las esferas. Una pena, que propuestas así, que unen lo más potente de la música afroamericana con lo mejor de las vanguardias europeas, no sea más habitual en nuestros paisajes musicales.
También con la complejidad y la superposición de capas musicales juega Unsuk Chin (1961) en Graffiti (2012-13), ya desde su primer movimiento, ‘Palimpsest’, que somete la superficie musical a una continua acumulación, borrado y brote de estratos sonoros también abordados de un modo heterogéneo, plural y discrepante. Ello nos remite, igualmente, a las paredes en las que los graffitis proliferan, unos superpuestos a otros, conformando una topología de referencias urbanas que es en la que se mueve el paisaje sonoro de este Graffiti para gran ensemble. En este punto, por vibración, velocidad(es) y agitación, Unsuk Chin parece reencontrarse con su etapa más ligetiana, algo obvio en el final del primer movimiento, con su huidiza polirrítmica. La ciudad es igualmente tema del segundo movimiento, ‘Notturno urbano’, ya desde su arranque de campanas suspendido en un ambiente falsamente calmo, con continuos procesos de aceleraciones truncadas que nos mantienen en alerta, hablándonos de unas urbes que nunca duermen, a través de cuyas noches pululan organismos y vibraciones diversas. ‘Passacaglia’ cierra Graffiti remitiéndonos a lo más genuino de su etimología, aquí paseo por la metrópolis con el oído atento a sus múltiples manifestaciones, con un despliegue técnico más enriquecido que el algo parco movimiento central, y de nuevo con un planteamiento rítmico heterogéneo y ligetiano, que retoma elementos del primer movimiento, así como acordes obsesivos que se van transmutando en medio de este paseo contemporáneo.
Por último, la femme terrible de la música austriaca, Olga Neuwirth, tan dada ella también al mestizaje, la hibridación y el diálogo interdisciplinario. De ello fuimos testigos en Mundoclasico.com cuando en junio de 2009 reseñamos el doble DVD del sello Kairos (0012772 KAI) en el que se incluía su concierto para trompeta ...miramondo multiplo... (2006-07), en lectura de Håkan Hardenberger, la Wiener Philharmoniker y Pierre Boulez. En aquella reseña señalamos que ...miramondo multiplo... es una propuesta de Olga Neuwirth para su instalación en la Documenta XII de Kassel, en el año 2007. Este concierto servía de base para una imagen en la que un cristal traslúcido se convertía en partitura sobre la que una mano iba escribiendo una de las páginas de dicha obra, haciéndonos partícipes de su progreso y de sus borrones (lápiz y goma, escritura y borrado, que son parte consustancial de esta ‘música visual’), de su escritura y de sus renuncias. ...miramondo multiplo... bebe, como el resto de partituras recogidas en este compacto, del poliestilismo, de un eclecticismo aquí directamente iconoclasta, con un punto irreverente, de ribetes paródicos, si bien lo que Neuwirth nos refiere tiene un cariz de algún modo trágico...
...y es que Olga Neuwirth estudió trompeta desde niña, pero un accidente automovilístico truncó su carrera como instrumentista; carrera en la que se daban la mano el jazz y la música clásica. Todo ello converge de nuevo en esta (por Neuwirth definida como) «aria della memoria» que es ...miramondo multiplo..., como si la instrumentista que la austriaca pudo ser tomara a la compositora, y a través de ella convocara fragmentos que hubieran habitado su trompeta en días futuros. De este modo, los recuerdos de este no-porvenir musical convocan a Händel, a Mahler, a Stravinsky...; pero, también, a Miles Davis o a la música de Stephen Sondheim; llevándonos, así, desde las arias del barroco a los musicales de Broadway, en otro ejemplo de la pluralidad, el mestizaje y el vigor interdisciplinario que palpita en muchas de estas obras que, aunque minoría en los escenarios y registros fonográficos, se abren con total rigor y sensibilidad a la música del mundo como comunidad plural (incluso más allá de nuestro propio planeta, en el caso de los astrales viajes de Sun Ra).
Musikfabrik se hace cargo de las cuatro lecturas en unas versiones portentosas, de una fuerza contagiosa, con especial mención para unos efectivos de percusión y unos vientos acongojantes. No importa que visitemos las intrincadas capas de Unsuk Chin, sabiamente desentrañas por Peter Rundel, o las multiformes jam sessions a partir de Sun Ra, en las que Musikfabrik brinda un festín musical de primer orden, en cada estilo gozaremos de las excelencias de uno de los mejores ensembles europeos, dando realces a una música repleta de posibles. Por lo que a ...miramondo multiplo... se refiere, las versiones de Kairos y Wergo no son directamente comparables, por cuanto la presente en el DVD de Kairos incluía el fonograma de la instalación de Kassel; por tanto, el sonido de un bolígrafo rasgando el cristal mientras procedía a la búsqueda de soluciones musicales, quedando el propio concierto como una sonoridad en la lejanía. Este nuevo registro de Wergo se centra exclusivamente en lo musical, que alcanza el primer plano y todo su relieve. Además, la grabación de Pierre Boulez tan sólo recogía los movimientos segundo y cuarto, en lo que parece una versión inicial de la partitura, del año 2006 (fecha en la que indica el DVD fue registrada esta versión). Aunque, por tanto, complejas de comparar ambas versiones, diría que la de Pierre Boulez es mucho más extática y serena, mientras que en la versión de Musikfabrik hay mayor agresividad, más fuerza y relieves, además de que las citas, el palimpsesto histórico, es más reconocible. Marco Blaauw diluye su trompeta en este registro de Wergo de un modo más intrincado en el gran ensemble; mientras que Håkan Hardenberger asumía un protagonismo mucho mayor (apoyado en una sonoridad de las cuerdas vienesas exquisitas, superiores a las del ensemble alemán). Por lo tanto, dos versiones totalmente complementarias, que en buena medida es lo que se pide a nuevas lecturas de la misma grafía: esa que vemos nacer en el DVD de Kairos, quizás más interesante como propuesta audiovisual, mientras que la de Wergo resulta más compacta y lograda (además de moderna) desde un punto de vista estrictamente musical.
Las grabaciones son muy buenas todas ellas; las de Unsuk Chin y Olga Neuwirth registradas por la WDR de Colonia, mientras que los trabajos de Sun Ra son tomas de la BBC en el festival de Huddersfield en el año 2008. Por último, señalar lo particular (y un tanto engorroso) del diseño del libreto, inserto en un bello póster desplegable con el óleo Besetztes Haus (1989), obra de Gerhard Richter. Es una presentación, como todo el diseño del disco y su cubierta de plástico transparente, que apuesta por lo artístico, por nuevas formas de encapsular éstas que son voces de unas minorías ampliamente mayoritarias...
Este disco ha sido enviado para su recensión por Wergo
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