Alemania

A elegir

Frankfurt, sábado, 12 de marzo de 2016. Alte Oper. Lange Nacht 2016. HR-Sinfonie-Orchester. Cristian Macelaru, director. Ensemble Interface. La Stagione Frankfurt. Martin Grubinger, percusión. Vilde Frang y Daniel Hope, violín. Sebastian Knauer, Ueli Wiget y Hermann Kretzschmar, piano.
0,000337

La Alte Oper, la principal sala de conciertos de Frankfurt y residencia de la HR-Sinfonie-Orchester, celebra todas las temporadas el solsticio de primavera con una fiesta musical de seis horas de duración, denominada 'La larga noche' [Lange Nacht]. Esta fiesta, articulada por actuaciones de la orquesta de la casa, ofrece conciertos de menos de una hora simultáneos en las diversas salas de la Alte Oper. El último concierto recae siempre en la HR-Sinfonie-Orchester, con alguna obra de enjundia.

Este año el tema era 'Música y deporte', lo que nos proporcionó experiencias tan curiosas como algunos intérpretes monitorizados con el típico reloj inteligente que va indicando pulsaciones, gasto calórico, alarma por esfuerzo excesivo, recomendaciones, etc. Para aquellos curiosos, el violinista Daniel Hope sale excesivamente tenso al escenario, con casi 140 pulsaciones, y el record de gasto calórico -algo que ya sospechábamos- corresponde al percusionista Martin Grubinger, quien conscientemente intentó -y consiguió- que su pulso batiera el récord de la noche.

Daniel Hope en Paganini contra LipinskiDaniel Hope en Paganini contra Lipinski © 2016 by Alte Oper Frankfurt/Achim Reissner

Lógicamente sonaron los Sports et Divertissements de Satie, alternados con Estudios de Ligeti durante un modélico recital de los pianista Ueli Wiget y Hermann Kretzschmar, quienes consiguieron entusiasmar a un público que atiborró la sala del Albert Mangelsdorff Foyer más allá de su aforo.

La fiesta comenzó con 111 Radfahrer de Kagel, que se inició en la plaza delante de la Alte Oper, y se cerró con una hipervirtuosa y deslumbrante pieza del propio Grubinger para caja sola, quien una vez más nos sorprendió más allá de lo esperado. Cualquier elogio a la imaginación, sentido del humor y joie de vivre de este percusionista parecerá exagerado a quien no lo haya escuchado nunca en escena. En un concierto deportivo, no está de más destacar que esta explosión final de Grubinger había sido precedida del muy exigente Tears of Nature. Concierto para percusión y orquesta de Tan Dun, interpretado por Grubinger como solista, quien además había interpretado dos horas antes un concierto monográfico dedicado a la percusión en el cual Carreira escuchó la más profunda e impactante versión de Psappha de Xenakis que recuerda.

Tan Dun: Tears of Nature. Martin Grubinger,  Cristian Macelaru y HR-Sinfonie-OrchesterTan Dun: Tears of Nature. Martin Grubinger, Cristian Macelaru y HR-Sinfonie-Orchester © 2016 by Alte Oper Frankfurt/Achim Reissner

Mientras Carreira escuchaba el antes mencionado concierto de Satie y Ligeti, Maruxa Baliñas se decidió por Hope y el pianista Sebastian Knauer, un concierto breve y relajado donde Knauer fue además hablando de las obras que se iban a tocar con unas intervenciones que causaban grandes sonrisas en el público (y que Maruxa no entendió más que fragmentariamente). El recital se concibió como un entrenamiento deportivo en sí, con su calentamiento, sus momento de gran esfuerzo y otros más relajados.

Erno Poppe: Thema mit 840 Variationen.  Bettina Berger, Ensemble InterfaceErno Poppe: Thema mit 840 Variationen. Bettina Berger, Ensemble Interface © 2016 by Alte Oper Frankfurt/Achim Reissner

Por su parte el grupo de música antigua La Stagione Frankfurt ofreció dos conciertos. El primero, al que no asistimos ninguno de los dos, se centró en Stamitz, Vivaldi, Graun y Telemann. El segundo, con repertorio franco-alemán de la primera mitad del XVIII, se alternaba con deslumbrantes actuaciones de música actual a cargo del Ensemble Interface formado por jóvenes intérpretes residentes en Frankfurt. A destacar Agnieszka Koprowska-Born, quien interpretó Rebonds b de Xenakis, el único compositor que hizo doblete en esta larga noche, lo que nos invita a reflexionar sobre la creciente importancia de lo emocional en la recepción musical en el siglo XXI. 

La Stagione Frankfurt, Training und RegenarationLa Stagione Frankfurt, Training und Regenaration © 2016 by Alte Oper Frankfurt/Achim Reissner

Al margen de que en Frankfurt la música sinfónica y de cámara disfruta de una vida saneada en comparación con buena parte de la Alemania actual, el éxito de la Lange Nacht fue enorme: salas llenas, público muy variado, tanto los que permanecieron allí toda la velada hasta los que iban a conciertos concretos y hacían tertulia en la cafetería o restaurante mientras esperaban el siguiente turno de lo suyo. Una vez más parece bastante evidente que la supervivencia de la música clásica de concierto pasa por buscar nuevas fórmulas que eviten su conversión en un gueto museístico. Parece claro que los conciertos breves, los programas variados y contrastantes, la combinación de clásicos y modernos, un ambiente más desenfadado y que presta atención consciente a la parte social de la asistencia a un concierto, son fórmulas que funcionan. Y en Frankfurt, una de las capitales económicas de Europa, cuidan mucho estas cosas. No es en vano que es la ciudad de residencia de la HR-Sinfonie-Orchester, La Stagione Frankfurt y del Ensemble Modern, posiblemente el mejor grupo de música contemporánea de Europa. Eso sin olvidar la Ópera de Frankfurt, que sin grandes desembolsos en cantantes ha conseguido situarse como uno de los mejores teatros de ópera de Alemania. 

Para el 2017, ya se ha anunciado una nueva Lange Nacht, centrada en la música de los años 1920. Allí estaremos, si es posible.

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.