Discos
La música ni se crea ni se destruye...
Paco Yáñez
...simplemente se transforma, es lo que uno irremisiblemente acaba pensando tras la audición del soberbio compacto del compositor y artista plástico alemán Gerald Eckert (Núremberg, 1960) que hoy reseñamos (en mi opinión, uno de los mejores discos publicados este año). Y es que si algo destaca sobremanera entre las muchas virtudes de esta música, es su atención y refinado manejo de las energías sonoras, con sus procesos de irrupción, desarrollo y reintegración a entramados de muy diversas naturalezas -en función del año en que cada partitura fuera firmada-, pero que parecen subyacer de forma transversal, imperturbable, como procesos energéticos que transforman lo que son diferentes manifestaciones de unas texturas cuyo afianzamiento y desmaterialización reverberante bebe de las fuentes que han conformando los lenguajes musicales más sustanciosos del siglo XX.
La última de las tres partituras reunidas en este estupendo disco de mode records, Sopra di noi... (niente) (2014), me ha parecido la más compacta y sustantiva, al punto de que sostendría que estamos ante la obra más importante en el catálogo de Gerald Eckert, que firma una pieza para pequeña orquesta de verdadera enjundia y belleza, que nos atrapa desde su comienzo. Libremente basada/relacionada con el quinto canto del Inferno de la Divina commedia (1304-21) de Dante Alighieri, texto que le confiere un sustrato espiritual y filosófico, sobre ella nos decía Gerald Eckert en la entrevista que próximamente publicaremos con el compositor alemán que «es una obra muy especial para mí. Sobre mi música se ha escrito en diversas ocasiones que es muy estética y sutil, sin cuerpo. En esta partitura el reto principal para mí era, desde la estructura, encontrar un fundamento realmente sólido; pero el fundamento no es estable, se está disolviendo constantemente, siempre está buscando una transcendencia; se busca una y otra vez un fundamento, pero no es posible; y, al final, se dispersa en las alturas, restando prácticamente nada».
Esa búsqueda por medio de ataques muy velados se disuelve constantemente en unas resonancias que acaban conformando la materia prima fundamental de Sopra di noi...; reverberaciones en las que los instrumentos graves adquieren un protagonismo crucial, confiriendo al conjunto una enorme robustez y potencia expresiva, destacando en sus marasmos acústicos las voces de clarinete contrabajo, contrafagot, trombón, acordeón, piano y, muy especialmente, una percusión que espolea y reactiva la partitura constantemente cada vez que ésta se desmaterializa en lo que parece un oscuro humo muy compacto, en auténticas nubes de sombras. Si unas piezas vienen a mi mente al escuchar Sopra di noi..., éstas son Atmosphères (1961) y Lontano (1967), de György Ligeti; muy especialmente, la segunda, con la que Sopra di noi... comparte momentos de gran proximidad por su manejo tan extático y micropolifónico de las masas texturales. Ahora bien, en Eckert no sólo las densas verticalidades armónicas crean esas redes tan abigarradas, sino que numerosas técnicas extendidas conforman timbres de más variada naturaleza acústica, aunque cierto es que hay irrupciones que espejean, en medio de tan compactas plétoras, ambas partituras, como las de las maderas graves, con un vibrato y un cuerpo resonante simplemente fascinantes. No es sencillo encontrar a día de hoy obras que dialoguen a semejante altura con las piezas capitales del Ligeti de los años sesenta; Sopra di noi... lo hace con una perfección técnica y artística digna del genio húngaro.
Si Sopra di noi... constituye un denso universo de reverberaciones enmarañadas, cerradas sobre sí mismas, entreveradas en un continuo de procesos ininterrumpidos, Bruchstücke... erstarrtes Lot (1998-99) supone un estudio sobre la energía desde fuentes atomizadas, en las que la reverberación apenas se empasta entre los restantes instrumentos, sino que se disuelve con plena definición y conciencia de cada eco en sí mismo. Aquí la referencia la pondría en el Luigi Nono tardío, en partituras como A Carlo Scarpa, architetto, ai suoi infiniti possibili (1984) o No hay caminos, hay que caminar... Andrej Tarkowskij (1987). La visceralidad de los ataques y sus contrastes es mucho mayor, así como la definición e identificación de las técnicas extendidas; ésas que en Sopra di noi... se imbricaban con el lenguaje armónico de tal modo que era complejo identificar el origen y procedimiento técnico de ambos universos acústicos, por Eckert magníficamente sintetizados. El compositor alemán centra en Bruchstücke... erstarrtes Lot su atención en los conceptos de solidificación y fragilidad, a través de los procesos de acción y reacción, de ataque y eco. Además, por medio de una fragmentación del ensemble se analizan las distancias, las transiciones de color, la respiración de los instrumentos, así como la solidificación de sus reverberaciones en proceso de silenciamiento.
Según Egbert Hiller, de nuevo una referencia literaria se asoma como metáfora para comprender Bruchstücke... erstarrtes Lot, la de Stéphane Mallarmé en sus textos poéticos sobre las constelaciones y sus fríos brillos que, desde la soledad, abrazan a la totalidad, sometidos como cuerpos astrales a una gran órbita e interdependencia global. Esta suma de elementos microscópicos centelleando en sus reverberaciones hacia el vacío, al tiempo que conformando un todo de sólida estructura, es también muy deudora de Anton Webern, enraizando a Gerald Eckert en la proteica tradición de la música germánica. Otra de sus fuentes nutricias, la de Iannis Xenakis (que llega a Eckert por medio de Wilfried Jentzsch, uno de sus maestros) podríamos percibirla en el manejo de las poderosas fuerzas disruptivas que desestabilizan el entramado de forma constante, con gran potencia expresiva; si bien por la naturaleza tímbrica de las mismas, la estela de Luigi Nono no deja de subyacer, afianzando los rizomas del estilo (un Nono que llega a Eckert por medio de sus estudios con Nicolaus A. Huber; alumno, a su vez, del veneciano).
Si en este compacto Sopra di noi... y Bruchstücke... erstarrtes Lot marcan los extremos en cuanto a densificación abigarrada de los procesos de energía y atomización ecoica de los mismos, An den Rändern des Maßes (2005-11) supone un término medio, si bien en conjunto la encuentro aún más próxima a Bruchstücke... erstarrtes, siendo de nuevo la impronta de Luigi Nono muy palpable. Otro aspecto que la acerca al último Nono es la espacialización de los efectivos instrumentales, aquí conformados por dos ensembles. El análisis de las interrelaciones entre ambos grupos es fundamental, especialmente cómo interactúan los campos armónicos que estos crean, lo que da lugar a una inmersión en un espacio sonoro vivido, habitado, en el que podemos adoptar diferentes puntos de vista según observemos el conjunto desde fuera, desde dentro, o atendamos a las líneas y perpendiculares que unen a los ensembles, con sus destellos y espejeos sonoros recíprocos. Es imposible no pensar, al escuchar esta hermosa partitura, en el Gerald Eckert artista (foto)gráfico, en series como Lichtgeschwärztes (1997), especialmente en sus imágenes más estilizadas y geométricas (recordemos la formación en Física y Matemáticas del compositor), conceptuadas de tal modo que al momento se visualizan arquitecturas musicales y, nuevamente, el modelo de Xenakis; destacadamente, el Pabellón Philips de Bruselas, cuyas formas curvas tanto se asemejan a algunas de las fotografías del ciclo Lichtgeschwärztes.
An den Rändern des Maßes es un eslabón fundamental en la evolución de la música de Gerald Eckert desde las explosiones de energía en bloques hacia los amplios desarrollos del material, con sus largos procesos de solidificación y desmaterialización. La síntesis de ambos extremos ha conformado en Sopra di noi... una de las partituras más fascinantes e hipnóticas de cuantas han sido compuestas en esta segunda década del siglo XXI, ya sea por su diálogo sustancial y sin concesiones con los maestros de la segunda mitad del pasado siglo, ya por la aportación personal de elementos de naturaleza gráfica en una poética cada día más identificable con el propio Gerald Eckert y su apuesta por un estudio de las energías sonoras, sus desarrollos y sus texturas musicales de síntesis.
Las interpretaciones de las tres partituras corren a cargo de un estupendo ensemble reflexion K, conjunto del que Gerald Eckert es director y que ya había registrado su magnífico compacto para el sello NEOS (10811). Vuelve a parecerme un ensemble que aúna contundencia y refinamiento al más alto nivel, con un conocimiento profundo de la música del compositor. La calidad técnica es abrumadora, así como la capacidad para crear texturas de una naturaleza tímbrica difícilmente identificable, con una paleta de colores fascinante, tras la que se intuye un trabajo armónico, de micropolifonías, multifónicos y técnicas extendidas al más alto nivel, pues las partituras de Gerald Eckert pueden ser todo menos complacientes.
Las grabaciones, a cargo de Deutschlandfunk, son excelentes, a pesar de que no estamos antes piezas en absoluto sencillas de registrar, debido a la delicadeza de sus tramas microtonales y a los brutales contrastes dinámicos que se establecen (especialmente, Bruchstücke... erstarrtes). El equilibrio y la limpieza de las tomas hacen que el disco se disfrute enormemente, a todos los niveles. También hay que destacar los ensayos que incorpora el libreto, a cargo de Egbert Hiller y Jörg Meyer, soberbios y verdaderamente informados sobre la naturaleza artística de esta música. Todo ello redondea, como al comienzo de esta reseña adelantaba, uno de los que considero mejores discos del 2016 en el apartado de música contemporánea, un compacto que tiende múltiples rutas a lo más sustantivo de la música del siglo XX, actualizando los rizomas del estilo en una floración de una rara y genuina belleza.
Este disco ha sido enviado para su recensión por Gerald Eckert.
Comentarios