De los grandes centros de la música barroca Viena es a buen seguro el más desconocido. Conocemos bien los compositores, los intérpretes y las obras que causaron furor en toda Italia, pero también en Londres, París o Dresde. Salvo la capital francesa, por las características del contexto musical concreto, en los demás triunfó la ópera italiana, cuyo lenguaje compartido funcionaba a modo de koiné.
La capital de los Habsburgo no fue ajena a esta cultura musical. Sin embargo, a principios del siglo XVIII todavía no había alcanzado la posición que la encumbraría a lo largo de la centuria como capital europea de la música gracias a la presencia de grandes compositores –de Mozart a Salieri pasando por Martín y Soler y Cimarosa–, cantantes y estrenos. De ahí que la mayoría de los nombres suenen, con Fux y Bononcini a la cabeza, y sobre todos se…
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