Bajo la alfombra de Enrique Granados
24] Una carta sin fecha, sin destinatario y, además, desaparecida
Xoán M. Carreira
El vacío es un agujero que no tiene nada alrededor
Michel Gérard Joseph Colucci, Coluche
La efusividad y el sentido del humor que caracterizan la personalidad de Granados contrasta con su hermetismo en cuestiones políticas, religiosas, sociales e ideológicas en general. En el capítulo "Semblanza del maestro", de su pionera monografía sobre Granados, su culto amigo y discípulo Guillermo de Bolanderes se refería a este hermetismo como:
la cautela con que las personas verdaderamente inteligentes y formadas lejos de los centros de enseñanza oficial, tratan ciertos asuntos en presencia de los que hemos atravesado todas las enseñanzas. [...] El modo de manifestarse aquella cautela es realmente una finísima balanza para pesar las verdaderas dotes espirituales de la persona que la exterioriza.1
Según Boladeres, Granados era tan sensible a "los grandes problemas que siempre han conmovido a la conciencia humana" como escéptico sobre las posibilidades de resolverlos pues estaba convencido de que "si un ideal fuese definible, no sería ya un ideal, sino una práctica realidad". Motivo por el cual Granados, cuando se charlaba de política, "oía esas conversaciones con impaciencia, o no las oía en absoluto". Por otra parte:
Sentía hacia la prensa política esa deliciosa indifererencia que a veces sorprende en los hombres educados. No había que temer oir salir de sus labios algunos de esos juicios fundados en la impresión del momento, que acusan, por su espontaneidad, el terrible vacío de tantos cerebros maduros e ilustrados al parecer. Granados no sabía seguramente gran cosa de política, porque dirigía su atención por otros derroteros más elevados; pero tenía la virtud de no pretender en esta materia competencia alguna. No arreglaba a España; no sabía lo que hubieran debido hacer el ministro de Hacienda o de la Gobernación, o de Estado, el gobernador o el alcalde; dejaba a estas autoridades que se ocupasen en los deberes de su cargo, con la misma libertad en que ellas le dejaban a él tocar el piano y componer música. Tenía esa inapreciable cualidad negativa que se va haciendo más rara a medida que se multiplican los órganos de propaganda de los distintos partidos y facciones.2
En su biografía de Granados (OUP, 2006) Walter Clark pone en relación la indiferencia política de Granados con el hecho de que en su ópera María del Carmen "no se percibe en ningún momento la catástrofe nacional que representó la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, ni tampoco se encuentra ninguna alusión al separatismo catalán". A continuación, Clark reproduce el texto de Bolanderes arriba citado, al cual replica que
Sería demasiado arriesgado representar a Granados como una persona indiferente sobre cualquier tema relacionado con la mala gestión, la corrupción o el libertinaje, siempre y cuando no interfirieran en su forma de tocar el piano. Posiblemente fue una de esas personas de las que los políticos españoles se quejan cuando se refieren a la apatía política de muchos ciudadanos.3
Tres años después, Clark explica su perspectiva sobre la ideología política de Granados acudiendo a argumentos esencialistas, étnicos y estamentarios:
Enrique Granados, como Albéniz, nació en Cataluña, aunque ninguno de los dos lo hizo en la capital. Albéniz nació en Camprodón (Girona) y Granados en Lleida. No obstante, la etnicidad de Granados era castellana, no catalana ni vasca. Sus padres eran cubanos, pero sus antepasados procedían de Santander. El nombre de Granados, a diferencia del de Albéniz (que procede de una palabra vasca y refleja la ascendencia paterna de Isaac), es puramente castellano, y puede hallarse entre los nombres de los caballeros medievales que lucharon por Alfonso el Sabio en la Reconquista. Su padre no era ningún burócrata liberal del gobierno, como el de Albéniz, sino un oficial militar que sirvió en Cuba, donde nació, y donde el mismo Granados fue concebido. El hermano de Granados fue también un militar que resultó herido luchando contra los carlistas en Cataluña y perdió la vida como resultado de un combate en Filipinas.
Hay elementos relevantes en sus antecedentes porque, como dijo su padre, él inculcó a sus hijos lealtad hacia el rey y la corona, Dios y la patria. Granados era patriótico, no a la manera de Albéniz. Es posible percibirlo muy intensamente a través de sus comentarios sobre Goya, que representó para él la "grandeza de nuestro país". [...]
Además, era un hombre piadoso y de una moral inquebrantable, hasta el punto de que en una ocasión llegó a asegurar a su esposa que sus oraciones en la iglesia habían sido la causa probable de la recuperación de uno de los niños, que se hallaba enfermo. A diferencia de Albéniz, una visita a una iglesia bien podía inspirar su fe. Escribió bastante música religiosa, algo que Albéniz solo hizo en una ocasión, esporádicamente participó en retiros religiosos y tocó en una ocasión en Monserrat. Por ello, a pesar de haber vivido casi exclusivamente en Barcelona, un semillero del separatismo catalán, permanecía bien alejado de la agenda política de Enric Morera y el Orfeó Catalá. Como él mismo dijo: "al Orfeó se le quiere dar un color político catalanista, y en eso no estoy conforme. A mi me parece que el arte no tiene nada que ver con la política.4
No haré perder el tiempo al lector respondiendo a los dislates de Clark sobre guerras medievales, etnicidades regionales en España o el valor testimonial de los juramentos obligatorios de los funcionarios públicos acerca de sus íntimas creencias. Compete a quien propone, argumentar y probar sus proposiciones, cosa que Clark no hace. Ya en anteriores entregas de Bajo la alfombra de Enrique Granados he demostrado que carecemos de prueba alguna sobre las creencias religiosas de Granados y que es completamente falso que hubiese compuesto "bastante música religiosa", al igual que lo es que Granados participara en retiros religiosos o que fuese supersticioso y creyera en milagros. Por otra parte no existe la carta que menciona Clark acerca de la curación milagrosa de uno de sus hijos, es un invento de Clark.
Mucho mayor interés tiene el comentario sobre Enric Morera y el Orfeón Catalán -dos cuestiones bastante distintas, si bien tangentes- así como el presunto alejamiento de Granados de todos los catalanistas, que Clark justifica en un texto de Granados, redactado en lugar, fecha y circunstancias desconocidos, dirigido a un destinatario igualmente ignoto. El documento original está desaparecido -si es que alguna vez existió- pese a lo cual se le otorga valor de prueba testimonial respecto a la ideología de Granados. Fue publicado por vez primera por Pablo Vila (1966), quien lo contextualiza en la actividad de Granados en el trienio 1890-93:
... Con Amadeo Vives, que es un muchacho de Collbató buen músico al que protege y educa su tío carnal sacerdote que rige la capillita del Santo Espíritu de la Calle Nueva de San Francisco y Luis Millet, fogoso entusiasta de las masas corales, que en su vida organizara Anselmo Clavé, hemos fundado (1891) el "Orfeó Catalá". Nos ayuda mucho otro compañero que se llama Enrique Morera y que tiene toda la ilusión puesta en dirigir compañías de zarzuelas, aunque también compone sardanas y canciones.
Pero al "Orfeó" se le quiere dar un color político catalanista, y en eso no estoy conforme. A mí me parece que el arte no tiene nada que ver con la política. Quizás sea porque yo no la entiendo ni me importa. ¡Esto me ha causado algunos disgustos, llegando a recibir desprecios y anónimos en que se me acusa de escribir danzas andaluzas! Como si fuera un pecado.
Total, miserias que no hay que tener en cuenta, pero que lastiman. Yo me considero tan catalán como el que más, pero en mi música quiero expresar lo que siento, lo que admiro y lo que me parezca bien sea andaluz o chino. Esto me tiene muy nervioso.
Ahora voy otra vez a Valencia, donde daré unos recitales que me pagan muy mal; pero como no tengo otra cosa donde agarrarme he aceptado y voy ...5
Vila incurre en un grave anacronismo, es imposible que Granados afirmase ca. 1890-93 que Morera "compone sardanas y canciones" puesto que Enyorança, la primera sardana de Morera está fechada en 1901 y sus ciclos de canciones fueron compuestos después de 1910. Ninguno de los seguidores de Vila reparó en este anacronismo que, por si solo, es suficiente para corroborar la falsedad del documento.
Los puntos suspensivos al principio y al final del texto indican que Vila reproduce una selección de un documento más amplio. Para quienes hemos manejado textos originales de Granados resulta sorprendente el estilo literario de este fragmento, alejado del estilo habitual de Granados. Por ejemplo, Granados tendía a la hiperpuntuación, al contrario de lo que sucede en el fragmento que reproduce Vila en el que se echan de menos bastantes comas. Por otra parte, en el estilo de Granados escasean las frases subordinadas y los adjetivos superfluos, de hecho a menudo utiliza los calificativos de forma irónica o humorística y los evita como etiqueta laudatoria de personas. Sin embargo, esas rancias características estilísticas del fragmento sí se corresponden con el estilo literario del propio Vila, como se puede comprobar con la lectura de las frases de introducción del mencionado fragmento:
¿Qué hizo Granados a la vuelta de París, y hasta que aparece ya casado? Luchar, luchar denodadamente, desesperadamente. Dando lecciones, contratando conciertos, organizando giras pianísticas, por la región y por provincias cercanas, como le había dicho hacía, con relativo provecho, su compañero de arte e íntimo amigo Isaac Albéniz, que mientras Granados tocaba en el Café Filipino, él -Albéniz- lo había hecho en el Vienés de la calle mayor de Gracia.
Sufriendo altibajos financieros y dentelladas de la envidia precursora en su pequeñez primeriza de la que en gran escala debía provocar sus triunfos más elevados en circunstancias terribles para él. Y mezclado con todo ello, la política, la música y el amor.
Vean lo que él mismo escribe a una persona de una intimidad y que un bondadoso azar ha puesto en manos del cronista: " ... Con Amadeo Vives, que es un muchacho de Collbató buen músico al que protege y educa su tío carnal sacerdote" etc.6
En su edición parcial del epistolario de Granados, Miriam Perandones canoniza el texto fragmentario publicado por Vila elevándolo a la categoría de la carta más antigua escrita por Granados. Perandones, sin reparar en el antedicho anacronismo, lo presenta como un documento íntegro fechado en 1892, reelabora arbitrariamente el estilo del texto de Vila y suprime los puntos suspensivos de principio y final para justificar así que es el texto completo de la carta inventada por ella. Dado que no puede proporcionar fuente alguna sobre esta carta, Perandones se ve necesariamente obligada a remitir al libro de Vila:
Esta carta, cuyo destinatario se desconoce (Vila San-Juan alude a "una persona de su intimidad") se ha citado en distintas biografías, empezando por la de Francesc VICENS (Enrique Granados. Barcelona: Ediciones G. P., 1958), donde el autor reescribe la idea de la siguiente forma: "Yo me considero tan catalán como el que más, pero en mi música quiero expresar lo que siento, lo que admiro y lo que me parezca bien, sea andaluz o chino. [...] Estimo Cataluña, la quiero como el que más. Pero mi música nace por el temperamento. La fantasía del artista es como un crisol al que llegan todos los motivos, sin que cele su procedencia, para que, una vez purificados, surja la obra".
Es muy posible que Vicens se inspirara en el artículo escrito por "Orpheus" en el El poble catalá el 20 de abril de 1916, en el que narra una entrevista con el compositor. En dicho artículo el entrevistador recoge la siguiente afirmación de Granados:
"Yo quiero a Cataluña como el que más [...] Por otro lado, la caracterización de mi música es producida por el temperamento. Además, la fantasía del artista es como un crisol al que llegan todos los motivos, sin que cele su procedencia, para que, una vez purificados, surja la obra acercándose a la perfección y sin ninguna tendencia partidista".7
El artículo de Orpheus -un seudónimo- citado por Perandones forma parte de "A la memoria del mestre Granados", una amplia antología de artículos escritos en homenaje al artista recientemente fallecido que publicó el diario El Poble Catalá, dirigido por el político Pere Corominas, presidente de la Unión Federal Nacionalista Republicana, un partido netamente independista. La selección de autores y los contenidos de los artículos sobre Granados responde a los intereses políticos de este diario republicano, muy visibles en la orientación de la entrevista de Orpheus a Frank Marshall, subdirector de la Academia Granados, de la cual extrajo Perandones su cita incompleta de esta declaración atribuída por Orpheus a Granados:
Yo quiero a Cataluña como el que más, y la prueba es que no me he movido de su entorno nada más que el tiempo indispensable para las tournées artísticas, siendo todos mis afectos para Lleida, mi ciudad natal, y mi querida Barcelona, a la cual dedico todos los desvelos de mis enseñanzas. Por otra parte las características de mi música son producidas por el temperamento; además la fantasía del artista es como un crisol al que llegan todos los motivos sin mirar su procedencia, y una vez purificados surge la obra aproximándose a la perfección y sin ninguna tendencia partidista que no puede existir en la concepción artística.
Como en anteriores ocasiones, la musicología creativa empieza inventando y finaliza distorsionando. Es el camino idóneo para no llegar a ninguna parte, que no es mal destino cuando el punto de partida es un agujero vacío. Granados no era un militante político pero sí una persona social, a la que le gustaba tomar café con los burgueses conservadores que dirigían el Orfeó Catalá e ir de juerga con los artistas radicales de Els quatre gats. Construir un manifiesto ideológico a partir de un obituario entusiasta es como mínimo ingenuo, pero sacarse cartas de la manga es propio de tahures e inaceptable en historiadores.
Notas
1. Guillermo de BOLADERES Ibern, "Enrique Granados", Barcelona: Ed. Artes y Letras S.A., 1921, p 19
2. Guillermo de BOLADERES Ibern, "Enrique Granados", Barcelona: Ed. Artes y Letras S.A., 1921, pp 28-29
3. Walter A. CLARK, "Enrique Granados. Poeta del piano", Barcelona: Editorial Boileau, 2016, pp 52-53
4. Walter A. CLARK, "La España de Albéniz y Granados: dos pasados, dos futuros", en María NAGORE, Leticia Sánchez de Andrés y Elena Torres, "Música y cultura en la Edad de Plata, 1915-1030", Madrid: ICCMU, 2009, p134
5. Pablo VILA San-Juan, "Papeles íntimos de Enrique Granados", Barcelona: Amigos de Granados, 1966, p 78
6. Pablo VILA San-Juan, "Papeles íntimos de Enrique Granados", Barcelona: Amigos de Granados, 1966, p 77
7. Miriam PERANDONES, "Correspondencia epistolar (1892-1916) de Enrique Granados", Barcelona: Editorial Boileau, 2016, pp 81-2
8. ORPHEUS, "Parlant amb el Subdirector de l'Academia Granados, En Frank Marshall" en "El Poble Catalá", Any 13, Núm. 4041 [4031] (20 abr. 1916), p 2
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