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Ser el culo del mundo a veces tiene sus ventajas. No había reparado antes en ello, pero una reciente entrevista hecha por la revista CD Compact a Konrad Jünghanel, laudista y director de la formación Cantus Cölln, me puso en la pista: 'Desgraciadamente, las nuevas generaciones parecen estar cada vez menos interesadas en la investigación. Confían en lo que su profesor, que fue el que investigó, les enseña, por lo que, en cierta manera, se pueden a volver a reproducir los mismos tics que definieron, en realidad, la interpretación hace cincuenta años. Vivo en Colonia, que es uno de los centros de la música antigua más importantes de Alemania, y puedo observarlo cada día. En España parece no ocurrir lo mismo -el movimiento historicista empezó aquí un poco más tarde-, sino más bien todo lo contrario. Observo aquí un gran interés, hasta entusiasmo, por la música antigua, que desde luego ya no encuentro en Holanda, Alemania, Francia...'.Aunque me veo obligado a hacer una pequeña matización a Jünghanel (en España el movimiento historicista no comenzó 'un poco más tarde', como el afirma, sino bastante más tarde que en el resto de la Europa occidental), le doy toda la razón. Constato ese entusiasmo investigador por parte de los historicistas españoles, que cada día nos reconforta más a los que amamos esta música. El pasado 1 de abril viví una experiencia personal que lo confirma. En una sola tarde, dos conciertos de esos músicos olvidados que ahora empiezan a sernos algo más familiares por el empeño y, de nuevo, por el entusiasmo de unos pocos, a los que nunca les podremos pagar la labor que están realizando. Por ejemplo, Eduardo López Banzo; por ejemplo, Emilio Moreno.La jornada mereció realmente la pena. En el Cuartel del Conde Duque, de infame acústica, sonó música del muy desconocido Luis Misón; en la iglesia de las Comendadoras, la música que sonó fue de José de Nebra, a quien, por aquello de que celebramos el tercer centenario de su nacimiento, ya se va conociendo más. Misón, interpretado por la versión reducida del Concierto Español, una de las agrupaciones que dirige Moreno (la otra es La Real Cámara); Nebra, interpretado por Al Ayre Español, el grupo de López Banzo (también en versión reducida). Y para que la tarde fuera redonda, las dos grandes figuras femeninas de la música antigua española: las sopranos Núria Rial (Misón) y Marta Almajano (Nebra). Inolvidable, sin duda, aunque uno es consciente de que tendrán que pasar muchos años para que se repita algo parecido. Es decir, lo de salir a la carrera de un concierto de música antigua (de la buena) para poder asistir a otro, también de música antigua (y también buena). Claro que, bien mirado, esa saturación del 1 de abril habla bien a las claras del constante despropósito que vive la música antigua en España. Teniendo en cuenta los poquísimos programas que hay de este repertorio, ¿tanto les habría costado a los organizadores ponerlos en días diferentes o, por lo menos, con algo más de margen entre concierto y concierto? Lo digo por lo de evitarnos la carrera, aunque el Conde Duque y la iglesia de las Comendadoras estén casi frente por frente.El Concierto Español y Nuria Rial interpretaron varias tonadillas de Misón (Barcelona, ca. 1720 - Madrid, 1766); Al Ayre Español y Almajano interpretaron un Miserere para dos voces de Nebra (Calatayud, 1702 - Madrid, 1768). La segunda voz en el miserere fue la soprano asturiana Lola Casariego, parece que definitivamente ganada para la causa antigua (otra buena noticia, porque se mueve como pez en el agua). El canto llano corrió a cargo del Grupo de música Alfonso X el Sabio. Bien unos y bien otros. Bien todos. Se puede constatar que, de un tiempo a esta parte, no sólo crece cuantitativamente la interpretación de la música antigua en España, sino también cualitativamente. Empezamos a ver luz al fondo del larguísimo y oscurísimo túnel. ¡Ya era hora!Para conocer la música española de los siglos XVII y XVIII López Banzo y Moreno son referencias obligadas. El mencionado Miserere a dos voces de Nebra ha sido el octavo trabajo discográfico de Al Ayre Español con Deutsche Harmonia Mundi. Antes de Nebra, López Banzo ha desempolvado maravillosas partituras de Antonio de Literes, José de Torres, Joseph de San Juan, Juan de Navas, Sebastián Durón, Cristóbal Galán, Juan Francisco de Iribarren o Francisco Valls. Músicos de enorme talla, a los que probablemente jamás habríamos escuchado de no haber sido por el director, clavicembalista y organista aragonés. Por desgracia, corre el rumor de que esta grabación de Nebra pone fin a la larga colaboración de Al Ayre Español con Deutsche Harmonia Mundi. Más que una mala noticia, sería una tragedia, porque esta colección discográfica es lo mejor, y con mucha diferencia, que se ha hecho nunca sobre el barroco español.A Moreno le debemos el redescubrimiento de Corselli. Ese Corselli que casi empieza a ponerse de moda, acaso porque, una vez escuchada su música, se comprueba su extraordinario talento. Para después de este verano está prevista la aparición de un disco recientemente grabado por El Concierto Español y Nuria Rial en El Escorial con música sacra y operística de quien fuera maestro de capilla durante los reinados de Felipe V y Fernando VI (cuarenta años, como el que no quiere la cosa). Esta novedad se espera como agua de mayo, no sólo porque la música de Corselli es de una descomunal belleza, sino porque ésta será la presentación discográfica de El Concierto Español. Moreno tiene igualmente previsto, si los resortes económicos aparecen, trasladar en breve al disco otras de sus sonadas recuperaciones, el acto que compuso Nebra para el drama armónico Amor aumenta el valor.En fin, que Jünghanel tiene razón. El fervor por ir sacando del olvido música y músicos del barroco español empieza ofrecer sus frutos. Aún a riesgo de ser reiterativo, lo de Moreno y López Banzo no tiene precio. Gracias a ambos.
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