Reportajes
Una apuesta personal para el Concurso de Piano de Santander
Maruxa Baliñas
![XIX Concurso de Santander © Fundación Albéniz](/img/retratos/079912bf-f9d9-49e4-a7ee-5b14855dff9c.jpg)
Los días 3 y 4 de agosto se han celebrado en Santander las pruebas finales del XIX Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea. En dos sesiones se ha escuchado a los seis pianistas que han llegado a esta prueba final con orquesta, y hoy 5 de agosto, a eso de las 7 de la tarde, se conocerán los nombres de los ganadores que publicaremos rápidamente en cuanto los sepamos. Pero antes no me resisto a hacer un comentario personal sobre lo que he escuchado en estas dos sesiones e incluso 'caeré en la trampa' de expresar mis preferencias sobre los finalistas, una trampa de la que casi siempre salgo mal librada, porque el jurado y yo no siempre coincidimos en nuestras apreciaciones. Debo decir en mi descargo que yo sólo los escucho en esta prueba final, pero el jurado evalúa sus actuaciones en los dos recitales, la prueba de cámara y esta prueba final con orquesta.
Han sido dos sesiones largas, celebradas en el Palacio de Festivales de Cantabria, en Santander, de 7 a 10 de la noche, en el marco de la 67 edición del Festival Internacional de Santander, que se inauguró el pasado 1 de agosto en este mismo Palacio de Festivales con una actuación de la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española (RTVE), dirigida por Miguel Ángel Gómez Martínez, la misma orquesta y el mismo director que han acompañado a los seis pianistas en la final. Aunque los participantes podían elegir entre una docena de conciertos para piano y orquesta, el Concierto para piano nº 3 de Prokofiev fue elegido por tres de los seis pianistas, lo que creó inevitables comparaciones. Por orden de actuación, estos han sido los seis finalistas:
Alexandr Kliuchko (Rusia, 17 años)
Ya desde este primer momento debo decir que ha sido el pianista que más interesante me ha resultado. Tocó el Concierto para piano nº 1 en re menor op. 15 de Johannes Brahms, que es una obra quizá poco apropiada para una final como esta -los elementos a valorar son muchos- porque a pesar de ser bastante difícil, no da las posibilidades de lucimiento del Concierto nº 3 de Prokofiev, por ejemplo. Además se trata de una obra donde la orquesta hace una larga introducción, y con ello marca en cierta medida el carácter de la pieza, de modo que el solista no puede imponer su criterio en la misma medida que en otros conciertos para piano posteriores.
Kliuchko se ha formado hasta ahora en Moscú -aún continúa sus estudios- y ha recibido ya algunos premios en concursos rusos, además de tocar en la Sala Cortot de París. Un curriculum pequeño, pero es que es todavía muy joven. A juzgar por sus elecciones para el recital (Appasionata de Beethoven, Après une lecture de Dante de Liszt) y la prueba de cámara (Quinteto de Franck), Kliuchko es un pianista interesado por la polifonía, la calidad de sonido y el ataque. En sus declaraciones en la rueda de prensa previa al comienzo de las finales, Kliuchko comentó que hacer música de cámara le había resultado más interesante que los propios recitales.
Kliuchko comenzó su versión del Concierto nº 1 de Brahms con gran suavidad y cierta melancolía, más bien lento, pero como la Sala Argenta del Palacion de Festivales tiene una acústica tan mala (en vez de paredes, está rodeada por unas columnatas que 'chupan' el sonido) y la orquesta tampoco le apoyaba mucho, fue capaz de cambiar a un estilo un poco más brillante y sobre todo lucido. Muy buena calidad de sonido, balance sonoro entre ambas manos muy cuidado, un fraseo bonito y un uso del pedal más que correcto son sus mejores bazas, pero durante la mayor parte del Concierto su versión fue bastante convencional. Gómez Martínez y la orquesta le acompañaron bien, aunque a veces lo tapaban un poco, y a pesar de no tener una gran experiencia fue capaz de coordinarse con ellos, incluso en detalles de sonido. ¿Por qué me interesó entonces tanto? Pues porque sólo de vez en cuando, pero nítidamente, Kliuchko presentó detalles propios de un gran pianista, así ocurrió al final del primer movimiento, cuando por momentos parecían escucharse dos pianos en la sala tal era la diferenciación sonora y de planos, volvió a ocurrir en algunos momentos de su Adagio totalmente camerístico -prescindió de la orquesta pero al mismo tiempo era consciente de ella- y en algunas partes virtuosísticas del tercer movimiento a las que dotó de una intensidad que no es habitual.
En resumen, no creo que Kliuchko esté en condiciones de ganar el primer premio por su juventud y en ciertos momentos inmadurez. Aún no tiene una personalidad marcada y aunque la técnica es muy buena, a veces se le nota cierta inseguridad en los planteamientos. De hecho, creo que no le conviene ganar el primer premio, porque aún no está en condiciones de iniciar una carrera profesional, debe seguir estudiando y sobre todo madurando. Pero a la larga, podría convertirse en un pianista interesante, e incluso importante, más que otros de los concursantes que he escuchado en estos dos días.
Federico Nicoletta (Italia, 31 años)
Nicoletta eligió para la final el Concierto en la menor op. 54 de Robert Schumann, que tocó en un piano Steinway, al igual que Kliuchko. Su versión resultó excesivamente dramática, e incluso realizó algunos rubatos y accelerandos que me parecieron exagerados y sobre todo poco naturales. Su gran baza es la ligereza y facilidad, su estilo brillante, un fraseo amplio, el control de las dinámicas y una relación con la orquesta más fluida que la de Kliuchko. Sin embargo la calidad de sonido no estaba tan cuidada y su versión, sin ser tópica, tampoco tuvo gran interés. Posiblemente le perjudicó elegir un concierto muy de repertorio, lo que quiere decir que casi todos los oyentes teníamos ya en la cabeza nuestra propia 'versión ideal'. Dadas las condiciones acústicas de la sala, y gracias a su brillantez y experiencia, se le oyó mejor que a otros concursantes.
Schumann parece ser un compositor que le gusta, porque en la prueba de cámara eligió ya el Quinteto en mi bemol mayor de Schuman y en sus declaraciones en la rueda de prensa previa comentó que había elegido este Concierto precisamente porque le parece camerístico, y en este campo Nicoletta tiene experiencia. Esta experiencia asomó nuevamente cuando explicó que prefiere tocar en recital porque le permite mayor libertad, mientras que haciendo música de cámara se ve obligado a dialogar y además está presionado por una gran responsabilidad hacia sus compañeros.
Nicoletta me pareció un buen pianista -no hubiera llegado a la final si no lo fuera- pero no creo que merezca el primer o segundo premio.
Yutong Sun (China, 22 años)
Yutong Sun fue el primero de los tres pianistas que tocaron el Concierto nº 3 en do mayor op. 26 de Prokofiev y quizás el que mejor lo interpretó. Además acertó al pedir que le cambiaran el Steinway de los anteriores concursantes por un Yamaha, que se adaptaba muy bien a su modo de tocar. A Sun se le notó que tiene bastante experiencia tocando con orquesta y fue seguramente el pianista que consiguió mejor rendimiento de la Orquesta de la RTVE, lo cual es otro dato positivo a considerar. Su versión del Concierto de Prokofiev fue brillante, aprovechó todas las posibilidades de la partitura, aportó una gran variedad de matices y sentimientos a los temas principales y en general hizo una interpretación digna de cualquier pianista profesional. A pesar de ser sólo tres años mayor que Kliuchko, a Sun sí se le nota ya maduro y en condiciones de emprender su carrera. En los recitales Sun tocó ya Prokofiev (Sonata nº 7), junto a Cuadros de una exposición de Musorgsky (los tiene grabados en disco desde hace cinco años) y el Quinteto de Brahms.
Técnicamente Sun es lo que se espera de un pianista chino, muy virtuosístico y brillante. Sus dinámicas son muy variadas pero nunca desagradables, tiene mordente, usa ataques diferentes con gran soltura y es una maravilla cómo domina las irregularidades rítmicas de la partitura, con qué naturalidad y coherencia las hace sonar. Además fue uno de los pianistas que mejor impuso su visión estilística a la orquesta, y aunque Gómez Martínez concibe el Concierto nº 3 de Prokofiev como una obra más 'salvaje' de lo que seguramente el propio Prokofiev deseaba, Sun consiguió afirmar su propio criterio y presentó una obra variada y llena de ironías, sarcasmos y gusto por los efectos percusivos del piano, pero al mismo tiempo melódica. Quizá fue esta mezcla de melodismo y sonido cuidado al tiempo que uso de un piano percusivo y potente lo que más me atrajo de su interpretación.
Como ya se deduce de lo anterior, creo que Sun es un posible ganador -Carreira lo considera merecedor del primer premio- y el Concurso de Piano puede enorgullecerse de tener un candidato como él.
Lucas Thomazinho (Brasil, 23 años)
A priori, y después de escucharlo en la rueda de prensa, me interesaba Thomazinho, porque además son pocos los pianistas latinoamericanos que han llegado a la final del Concurso de Piano de Santander (en estas diecinueve ediciones sólo dos han sido premiados, ambos brasileños). Pero casi desde el primer momento me decepcionó. Su versión del Concierto nº 3 en do mayor op. 26 de Prokofiev fue absolutamente confusa, se le oía poco -y en este caso la culpa no era sólo de la sala-, y sobre todo no acabé de entender qué pretendía. Su versión no tuvo sarcasmo, ni ironía, ni nada de lo que había mostrado el día anterior Sun. El Prokofiev de Thomazinho es un compositor bastante romántico, con toques melancólicos. dinámicas suaves, idealista y poco variado, Es cierto que en sus primeros años conviven el compositor vanguardista y salvaje con el continuador de la tradiciòn rusa, lo que incluye a Scriabin, pero creo que el Concierto nº 3 no es precisamente una muestra de la espiritualidad de Prokofiev y tiene muy poco de Scriabin. Thomazinho da todas las notas y su técnica no es mala, pero tiene poca potencia y casi siempre era tapado por la orquesta; además desaprovechó las posibilidades de los temas, incluso de los 'más fáciles', como el de la marcha y el del segundo movimiento, que apenas se llegaron a percibir.
Formado en Sao Paulo, Thomazinho tiene ya cierta experiencia en concursos y conciertos. En recital había interpretado las Variaciones sobre un tema original de Brahms, y tanto las Variaciones sinfónicas como el Quinteto de Schumann. Como no le escuché en estas pruebas, no tengo muy claro por qué el jurado lo seleccionó para la final. A mí me pareció el menos interesante de los seis pianistas de estos dos conciertos.
Juan Carlos Fernández Nieto (España, 31 años)
Fernández Nieto eligió el Concierto nº 2 en do menor op. 18 de Rachmaninov, uno de los más populares del repertorio, lo cual le daba numerosas posiblidades de plantear la obra porque hay diversas tradiciones interpretativas de enorme valor. Pero como en el caso de Thomazinho lo único evidente fue la confusión, aunque en este caso con otro elemento en la ecuación: la Orquesta de RTVE. No sería deseable que la orquesta le ayudara especialmente por ser español, pero es que tuve la sensación clara de que Gómez Martínez le perjudicaba. O simplemente no consiguieron ponerse de acuerdo en los ensayos.
El caso es que, desde el comienzo, la orquesta pareció ir por un lado y Fernández Nieto por otro, incluso en cosas tan evidentes como la articulación o acentuación de los temas, que a menudo no coincidía. Se trata de un buen pianista y por lo que escuché en youtube (están todos los conciertos de las fases anteriores) merecía llegar a esta fase, pero aparentemente en la final rindió por debajo de sus posibilidades. Toca bien, tiene facilidad, usa bien el pedal, pero abusa de la efusividad fin-de-siècle, desaprovecha los temas, no acaba de arrancar, casi nunca plantea planos sonoros independientes en las dos manos y en general suena superficial, no conmueve. La orquesta prácticamente nunca bajó del mezzoforte, por lo que le tapaba a menudo, y además Gómez Martínez, que con otros concursantes se había limitado a acompañar, en este ocasión planteó su propia versión, en clara confrontación con los planteamientos de Fernández Nieto. Esta falta de acuerdo fue especialmente evidente en el segundo movimiento, donde además hubo errores de la orquesta. En el tercer movimiento llegué a tener la sensación de que era Fernández Nieto quien acompañaba a la orquesta y no a la inversa.
A sus 31 años, Fernández Nieto tiene un curriculum amplio como concertista de piano. En las primeras fases ofreció un programa ambicioso, como Islamey de Balakirev, Estampes de Debussy, la Sonata nº 1 de Brahms y el Quinteto de Dvorák. Pero esta interpretación del concierto orquestal de la fase final tan confusa y errada creo que lo excluyen también del palmarés de premiados.
Dmytro Choni (Ucrania, 24 años)
Si tengo que apostar por un ganador del primer premio, este es Choni. Con él la orquesta volvió a sonar bien, la relación estilística y sonora fue la adecuada, los problemas acústicos de la sala fueron aceptables y se escuchó buena música. Incluso fueron escasas las ocasiones en que la orquesta le tapó, problema que había sido habitual con casi todos los pianistas. Es posible que la Orquesta de la RTVE se sintiera especialmente segura con el Concierto nº 3 de Prokofiev, puesto que ya era la tercera vez que lo interpretaba en dos días, dejando aparte los ensayos, pero el caso es que Choni fue el que mejor se relacionó con la orquesta.
En general, Choni es un pianista expansivo, que se relaciona bien con el público. En la rueda de prensa comentó que le gustaba el Concurso de Santander porque en él la sala está llena de público y no hay la soledad que se percibe en otros concursos, y que él toca mejor con la sala llena. Y no tuvo reparo en corregir al periodista que hizo una pregunta basada en información errónea, con educación pero con contundencia, lo cual es inhabitual en pianistas jóvenes que a menudo temen a la prensa más de lo que deberían. Pero sobre todo me gustaron sus explicaciones de por qué había elegido el Concierto nº 3: porque Prokofiev es un genio, porque este concierto es una obra maestra y porque me gusta tocarlo. Por otra parte, la variedad de obras que eligió en las fases anteriores es probablemente un reflejo de una inquietud multifacética. Tocó el Estudio nº 5 de Ligeti, la Sonata nº 46 de Haydn, la Sonata nº 1 de Ginastera, Images de Debussy y el Quinteto de Schumann.
Con estas ideas tan claras, su versión del Concierto nº 3 fue impecable. Acaso Sun hiciera mejor el tercer movimiento, pero en los dos primeros Choni fue el ganador. Toda la obra fue un modelo de coherencia y racionalidad, todo encajaba y tenía su momento, él dirigía la interpretación e imponía su estilo, y nuevamente -como con Sun el día anterior- había variedad dinámica, juegos rítmicos, y ligereza en los tempi. Destacaría especialmente el segundo movimiento, donde sin los romanticismos ni melancolías de Thomazinho, planteó una versión irónica, sarcástica, con algo de la Sinfonía clásica y mucho de Chout. Acaso exageró la velocidad en la segunda parte de este movimiento, acaso exageró el misterio en la parte final, acaso fue demasiado virtuoso, pero oír tantas cosas distintas en un sólo movimiento sin que haya confusión sino una gran racionalidad, es un auténtico placer.
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